Auge, delirio, desplome...¿y resurrección de Kepa?
Pronto hará dos años cuando el portero crecido en Lezama cometió un error que le ha perseguido desde entonces: se negó a ser sustituido minutos antes de que acabara la prórroga de la final de la Copa de la Liga
La carrera de Kepa Arrizabalaga arrancó como un cohete. Desde los 10 años en Lezama, aún no había cumplido 18 cuando se sentó por primera vez en el banquillo de San Mamés, aunque no se quedaría en el primer equipo del Athletic hasta septiembre de 2016, cuando llegó para ser tercer portero y a los dos años ya era titular y estaba en la órbita del Real Madrid, al que daría calabazas. Su estadía en San Mamés duró un suspiro: el 8 de agosto de 2018, con 24 años aún no cumplidos, se convirtió en el portero más caro de la historia del fútbol cuando el Chelsea pagó su cláusula de 80 millones de euros y batió así el récord establecido solo unas semanas antes por el Liverpool con la adquisición del brasileño Alisson por 72,5 millones de euros.
Tres días después de fichar por el Chelsea, Kepa debutó en la Premier. Todo iba viento en popa: mantuvo la portería a cero en media docena de partidos antes de que el equipo del también recién llegado Maurizio Sarri perdiera la imbatibilidad a finales de noviembre. Todo cambió el 24 de febrero de 2019, pronto hará dos años, cuando Kepa Arrizabalaga cometió un error que le ha perseguido desde entonces: se negó a ser sustituido minutos antes de que acabara la prórroga de la final de la Copa de la Liga en Wembley ante el Manchester City. ¿Delirios de grandeza por su fulgurante carrera? ¿La rabia del joven portero al que le van a quitar el mano a mano de los penaltis? ¿O problemas sentimentales en casa? Quizás un poco de todo eso.
El caso es que Kepa había sufrido un pequeño calambre y Sarri ordenó al portero suplente, Willy Caballero, que calentara y entrara en su lugar. Pero el vasco ya se había recuperado y no quiso dejar el campo a pesar de los aspavientos del entrenador, que insistía en que entrara Caballero. Presa de un ataque de nervios, Sarri amagó con irse a los vestuarios, pero acabó dando media vuelta. Nunca recuperó la autoridad perdida y su carrera en el Chelsea acabó a final de temporada. Kepa jamás ha sido perdonado ni por la afición ni por los medios, que renegaron de su motín personal en un deporte de nombre Fútbol y apellido Asociación.
Desde entonces, el desplome de Kepa ha sido espectacular. Sus errores han sido abundantes y clamorosos hasta el punto de que Frank Lampard, sustituto de Sarri, decidió esta temporada fichar a un nuevo portero, Edouard Mendy, internacional senegalés nacido en Normandía que ha jugado en media Francia y que a los 22 años pensó en dejar el fútbol porque se había quedado sin equipo. Nada más lejano al perfil de Arrizabalaga…
Lampard quiso darle el otro día una última oportunidad a Kepa y le puso en el partido de Copa ante el Luton. En la primera parte, el joven portero cometió uno de sus legendarios errores, encajando otro de esos goles horribles. En la segunda parte estuvo brillante, pero la prensa no olvidó la primera.
El destino quiso que aquel acabara siendo el último partido de Lampard al frente del Chelsea. Su sustituto, Thomas Tuchel, ha llegado anunciando tabla rasa. Buenas noticias para Kepa. “Hemos estado viendo su situación y también algunas dificultades en el lado deportivo. Quizás las circunstancias de su fichaje le pesan un poco. Lo bueno para él es que esto es un nuevo comienzo y yo no tengo ninguna historia con él”, declaró Tuchel la semana pasada, en vísperas de contar con el vasco para el partido de Copa en campo del Barnsley, de la segunda división inglesa.
El Chelsea las pasó canutas en una noche gélida en el Norte de Inglaterra, pero Kepa fue un portento. “Hemos tenido suerte dos veces en la primera parte. ¡Kepa nos salvó!”, declaró Tuchel tras la difícil victoria en Barnsley (0-1). Quizás, el comienzo de la resurrección de Arrizabalaga…
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