Cómo doblar el techo de gasto en tiempos de crisis
El Real Valladolid CF presidido por Ronaldo se ha convertido en un caso de éxito de gestión en un fútbol español golpeado por la pandemia. Su secreto ha sido aplicar a rajatabla el principio que rige el control económico de LaLiga: no gastar más de lo que se prevé ingresar
Los caminos de David Espinar y Ronaldo Nazário se cruzaron en 1996. El primero era un periodista que seguía la actualidad del FC Barcelona y el segundo una naciente estrella del fútbol mundial de 19 años. Una conexión más o menos cercana de la que acabó saliendo una colaboración profesional que continúa hasta hoy. Espinar fue el hombre al que el astro eligió para ayudarle a dirigir luego su carrera en Milán y en Madrid, como asesor personal, y al que acudió hace dos años para que le acompañara en su mayor reto después de colgar las botas: la presidencia del Real Valladolid CF. “Hacía diez años que no trabajábamos juntos. Fue todo un orgullo que confiara en mí para este proyecto”, explica el que desde 2018 ejerce como director del Gabinete de Presidencia del club blanquivioleta.
La gestión de Ronaldo y Espinar se ha convertido en un caso de éxito en el fútbol español. No solo en lo deportivo, marcado por el regreso de los pucelanos a la LaLiga Santander, también en lo económico. Camino de su tercera temporada, están cerca de liquidar la deuda de cerca de 30 millones de euros que heredaron y han doblado su capacidad para gastar en la primera plantilla, de 23,8 a 49,3 millones de euros. ¿El secreto? Maximizar los beneficios fuera del terreno de juego y realizar inversiones con cabeza dentro del mismo, según el resumen de Espinar.
“En el regreso a la élite mantuvimos gran parte de la plantilla, incorporando una mayoría de cedidos, y en los dos últimos hemos realizado dos grandes ventas: la de Salisu (12 millones de euros) y la de Calero (8 millones de euros). Además, hemos aumentado el número de socios y logrado un récord de venta de camisetas y el mayor patrocinio de la historia del club por la camiseta, lo que nos ha permitido crecer un 45% en el área de negocio”, explica el directivo.
Desde la aprobación de las medidas de control económico por parte de LaLiga, en 2013, un principio rige las finanzas de los equipos: no gastar más dinero del que se prevé generar. El organismo obliga a todos ellos a presentar una estimación de ingresos y gastos de cara a saber cuáles van a ser los resultados al final de la temporada en curso y de la temporada siguiente. A partir de los estados financieros estimados y proyectados, se determina el coste de su plantilla del siguiente curso, entendiendo como coste de plantilla, las retribuciones, gastos de adquisición y el valor de los fichajes amortizado (es decir, el importe dividido entre el número de años de contrato del jugador). Además, los conjuntos serán expedientados, entre otras causas, en caso de que no cumplan con sus obligaciones de pago con entidades financieras, administraciones públicas, otros clubes y jugadores.
La implantación de estas normas no solo sirvió en tiempos de crecimiento para rebajar un 68% la deuda con Hacienda, según un informe de 2017 de Observatorio Sectorial DBK, una empresa que analiza el mercado por sectores en España y Portugal, sino para atajar una crisis tan imprevista como la de la covid. “El fair play financiero de la UEFA pide cuentas a posteriori, cuando los números ya están auditados. En ese caso, si se detecta una infracción, ya es tarde para intervenir. LaLiga, en cambio, lo hace a priori. Nosotros les decimos a los clubes 'solo te puedes gastar esto'. Es una diferencia clave”, explica José Guerra, director general corporativo de LaLiga.
Guerra, el principal encargado de velar por la salud económica del fútbol español, cuenta que se ha intensificado la estrecha relación de LaLiga con las entidades de LaLiga Santander y LaLiga SmartBank. “El contacto con los gerentes o los equipos de gestión ha sido permanente, del día a día. Pero el asesoramiento financiero va más allá de la pandemia. Acuden a nosotros para resolver dudas sobre búsqueda de financiación, fiscalidad, marketing, digitalización… Fueron los clubes los que se autoimpusieron este sistema de Control Económico y ellos son los primeros en comprender que es el camino para asegurar la sostenibilidad financiera”.
El impacto del cierre de los estadios, que el organismo cifró en unos 800 millones de euros en caso de que esta temporada se dispute por completo a puerta cerrada, ha hecho que el límite de coste de plantilla de todos los clubes haya descendido por primera vez, representando un 25% menos que el año pasado. Muchos conjuntos, siguiendo las recomendaciones de LaLiga, han optado por reducir las contrataciones y aumentar las ventas en el mercado de verano. Aun así, en el curso 2020/21, el más afectado por la covid, no todo son recortes. Además del Real Valladolid CF, otros conjuntos han aumentado su límite salarial por distintas circunstancias. En el caso de Granada CF o Real Sociedad impulsados por su clasificación para las competiciones europeas y en el de Cádiz CF, SD Huesca y Elche CF gracias al ascenso.
“Lo mejor que le ha pasado al fútbol es el control económico. Antes era un desbarajuste, un mundo de mucha luminosidad y de poca credibilidad. Pero esto ha cambiado. Se ha demostrado que se puede ser igual de responsable que cualquier otro sector”, afirma el representante vallisoletano.
Mientras sueñan con alcanzar la clasificación para jugar en Europa, un objetivo que el presidente fijó a cinco años vista en 2018, los pucelanos están orgullosos de haberse mantenido firmes en un contexto difícil. Aun así, el directivo es consciente de que en el fútbol, por suerte o por desgracia, todo se decide en el verde. “Si has aumentado un 20% los beneficios, pero llega el colista y te gana 0-3 no vale de nada a los aficionados. La visión mercantil del fútbol solo la tienen los gestores”.