La Armada Invencible del otro Messi de Barcelona

No se había visto una hegemonía igual a la del CN Atlètic-Barceloneta en la historia reciente de los deportes colectivos en España. Ni en el baloncesto ni el hockey patines, donde Real Madrid y FC Barcelona impusieron un dominio total durante casi diez años en los setenta y a principios de los dos mil, respectivamente. El equipo de waterpolo suma 14 ligas consecutivas, camino este año de la número 15, y llegó a acumular una racha de más de 100 partidos invicto en los torneos domésticos, es decir, más de tres años sin caer derrotado. ¿Cuál es el secreto de una plantilla que parece predestinada al triunfo? “Los jugadores han interiorizado que lo importante es lograr los objetivos del día a día. Esa es nuestra fórmula para no empacharnos de victorias”, explica Santiago Fernández, actual gerente de la institución y entrenador entre el 2001 y el 2012.

La historia de éxito del club que pulveriza récords en las piscinas es uno de los grandes atractivos de la Liga Premaat. La competición que se puede seguir a través de LaLigaSportsTV es una apuesta de esta plataforma de televisión a través de Internet (OTT) para visibilizar una disciplina que ha dado grandes alegrías al deporte español. En los últimos años treinta años se ha convertido en uno de los cinco deportes de equipo que han conseguido más medallas en unos Juegos Olímpicos y ha dado lugar a figuras únicas como Manel Estiarte, campeón olímpico y Premio Príncipe de Asturias en 2001, o Jennifer Pareja, nombrada mejor jugadora del mundo en 2017. Un salto adelante que se escribe, en parte, a orillas de la costa de Barcelona.

Cerca de la misma playa donde se jugó en 1908 el primer partido de waterpolo en España, hoy comparten colores diez de los trece miembros de la selección española que en enero se proclamó en Budapest subcampeona de Europa. En el complejo deportivo de la barcelonesa plaza del Mar, sede del Atlètic-Barceloneta, han formado una especie de Armada Invencible que ha ganado todas las ligas desde la temporada 2005/2006. Uno de ellos es Felipe Perrone, único superviviente de ese momento inaugural. “Antes veíamos a otros equipos con envidia y ahora estamos entre los mejores de Europa”, cuenta por teléfono.

El atacante hispano-brasileño, de abuela catalana, llegó en la adolescencia a la ciudad acompañando a su hermano mayor Ricardo, jugador profesional que había fichado por el CN Barcelona. “En Brasil decía que jugábamos al polo acuático, así se llama allí al waterpolo, y me preguntaban cómo metía al caballo en el agua”, relata. A los 19 años se incorporó al Atlètic-Barceloneta, el máximo rival del equipo en el que jugaba su hermano, y poco tardó en convertirse en un símbolo. Su incorporación coincidió con el despegue del club, y pese a haber pasado etapas en Italia y Croacia, sus goles, al igual que los del argentino Leo Messi en el césped del vecino FC Barcelona, han protagonizado una etapa inigualable de conquistas, incluyendo en 2014 la primera Copa de Europa que llegó a las vitrinas del equipo.

“No siempre fue así. Aquí antes jugábamos para no descender”, explica Chus Martín, entrenador de la primera plantilla. Con una vida ligada a la entidad a la que se incorporó a los ocho años, primero como jugador y después como preparador, recuerda la época en que vivían a la sombra del rival que tienen a cinco minutos a pie: el CN Barcelona, primer club fundado en el país y dominador absoluto de la disciplina hasta los setenta. “Todo se transformó en 1992, con la fusión del Barceloneta y el Atlètic. A partir de ahí, aumenta el número de socios, mejoran las instalaciones y la directiva apuesta fuerte para formar un equipo ganador”, relata García.

Antes y después del cambio de siglo, los clubes trataron de capitalizar el talento nacional y sumar a algunos jugadores extranjeros, en un momento de pleno apogeo del waterpolo tras la medalla de oro de la Selección española en Atlanta 1996. Por primera vez, no había un dominador claro. Varios equipos de la misma ciudad (CN Montjuïc, CN Catalunya, CN Barcelona o el mismo Barceloneta) se repartían los campeonatos. E incluso un equipo de Madrid, el Real Canoe, se sumaba a un palmarés hasta entonces exclusivamente catalán. “En mi época nadie cobraba, pero luego se fue profesionalizando. Todos los equipos se reforzaron y crecieron hasta que llegó la crisis económica, que mermó a muchos clubes. La situación no ha vuelto a remontar hasta hace unos tres años”, explica Félix Fernández, jugador del Real Canoe de la década de los setenta y ochenta, que también disputó los Juegos de Los Ángeles en 1984.

El actual dream team del Barceloneta es quizá la mejor respuesta a qué equipo de los 11 integrantes de la Liga Premaat salió mejor parado de ese “valle”, tal y como lo denomina Fernández, que supuso la recesión económica. Pese a todo, el actual dominador de la disciplina, una entidad que presume de no tener ánimo de lucro y de reinvertir todos sus beneficios en el deporte, también pasó por dificultades: en 2011 tuvieron que renunciar a disputar competiciones europeas. "En todos estos años de ganar fue el momento más duro", confiesa el míster, Chus Martín.

La otra cara de los imbatibles es la de unos profesionales que luchan por seguir entrenando cinco horas al día con la posibilidad de abrirse perspectivas de futuro. Sin ir más lejos, Fran Fernández, también miembro de la Selección española, explicó hace poco en As que combina su compromiso en la piscina con un trabajo como fisioterapeuta en el área de salud del club. "En el equipo hay de todo. Desde el que hace prácticas en la universidad al que está empezando su carrera fuera del waterpolo. La verdad es que desde la entrada de Premaat ha habido un ajuste. El Terrassa o el Sabadell han vuelto a disputar competiciones europeas y eso se nota en el nivel de los clubes y la selección”, argumenta Perrone, uno de los más veteranos del vestuario.

“Yo soy optimista porque las cosas van muy bien. El waterpolo está en buena salud y más viendo las nuevas generaciones que suben”, cuenta Javier Sánchez Toril, excampeón del mundo con España en 2011 y entrenador en las categorías inferiores de la selección. “La presencia de LaLiga ha fortalecido la competición y los clubes, a nivel de más visibilidad, audiencias y atracción de patrocinadores”, añade.

A los 34 años, la estrella del Barceloneta sabe que está en el tramo final de su carrera. En el horizonte más inmediato tiene prioridades deportivas, llevar a su equipo a lo más alto de Europa o buscar la medalla este verano en Tokio con la selección española, pero más allá ya divisa lo que vendrá el día que tenga que salir del agua. Con un grado en Dirección y Administración de Empresas y un máster en Gestión Deportiva, esta leyenda viva del waterpolo mira el futuro con esperanza. “Aún no sé lo que haré. Pero los jugadores de mi generación hemos aprendido a abrirnos otras puertas. Estoy preparado”.