Iraola y la segunda hazaña copera del Mirandés
El ex del Athletic dirige al conjunto de Anduva, un equipo con nueve jugadores cedidos que repite sus éxitos de 2012
Miranda de Ebro es la frontera. Entre Castilla y León y el País Vasco. También con La Rioja. En los antiguos libros de geografía que se estudiaban en la EGB contaban que la ciudad burgalesa “es un importante nudo de comunicaciones y ferroviario”. Muchos de sus habitantes trabajan en la fábrica de Talgo, en Rivabellosa (Álava), a menos de cuatro kilómetros del estadio de Anduva, donde el que manda es Andoni Iraola (Usurbil, 37 años), el entrenador de un Mirandés que ya está en cuartos de final de la Copa, después de eliminar al Sevilla (y antes al Coruxo, Murcia y Celta), y que ahora se medirá al Villarreal por un puesto en las semifinales. Es el único superviviente de Segunda, donde es décimo clasificado.
Ray Hudson, exfutbolista del Newcastle y comentarista de la televisión británica, aulló –literalmente–, cuando Iraola recibió el balón al borde del área, salvó la entrada de Carrick, le hizo un caño a Evans, y burló dos veces a Ferdinand antes de disparar a la portería de De Gea, con un toque sutil que se marchó fuera por unos centímetros. Fue una obra de arte, frente al Manchester United en la Europa League, en 2012, que se quedó sin premio. Un detalle de la calidad de un lateral que todo lo hacía bien y siempre tomaba la decisión correcta. Hasta la de marcharse del Athletic. A los 33 años, en 2015, consideró que cada vez le costaba más correr la banda y anunció que dejaba LaLiga. Hasta en su último partido optó por el bien común antes que por el interés particular. Aduriz, con empate a cero frente al Villarreal, le quiso ceder el lanzamiento de un penalti. “Nos jugamos mucho”, respondió Iraola. El Athletic debía ganar para asegurarse la Europa League. “Lánzalo tú”. Poco después, en un acto de justicia poética, Iraola lideró un contragolpe y marcó su último gol de rojiblanco. Al acabar el encuentro fue despedido por San Mamés como una leyenda después de 510 partidos con la camiseta del Athletic.
Después se marchó a Estados Unidos. Jugó dos temporadas junto a David Villa, Andrea Pirlo y Frank Lampard en el New York City. Luego regresó a sus orígenes, el Antiguoko, para dirigir a un equipo juvenil. En mayo de 2018, el AEK Larnaca le dio su primera oportunidad en un banquillo del fútbol profesional. Clasificó al equipo, por segunda vez en su historia, para la fase de grupos de la Europa League; ganó la Supercopa de Chipre, pero fue destituido en enero de 2019.
En julio de 2019, firmó por el Mirandés, recién ascendido a Segunda División, con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, y el objetivo de la salvación. Durante su presentación mostró sus señas de identidad como entrenador: “No queremos ser un equipo cobarde. Quiero que el equipo juegue en campo contrario, que los partidos tengan ritmo y transmitir un poco desde dentro para que llegue”.
Le costó un poco adaptar al equipo, plagado de jugadores nuevos en la categoría, a los planes que tenía, pero ahora las cosas funcionan. Anduva se ha convertido en un fortín. El Mirandés lleva 12 partidos consecutivos sin perder en casa. La economía precaria del Mirandés no permite grandes fichajes, así que Iraola ha tenido que montar un equipo con nueve jugadores cedidos. Uno de ellos, Matheus Aias, procedente del Watford, fue el autor de los dos primeros goles frente al Sevilla (3-1), en un partido en el que se notó la mano de Andoni Iraola: “Cuando entrenas, tiendes a poner en práctica lo que te ha ido bien como jugador”, apuntaba el técnico del Mirandés en una entrevista en Onda Cero. “Me gusta presionar en campo contrario, tener la pelota. Hasta el momento, los partidos de nuestro equipo están siendo entretenidos. Marcamos goles, nos marcan… Todavía queda mucho por mejorar”. Su objetivo es la salvación, y aunque apuesten fuerte por la Copa, lo importante es la Liga: “Ahora me toca hacer el papel de malo en el vestuario porque va a haber mucho ruido alrededor que a veces te despista. Vamos a intentar que no nos afecte demasiado”.
Iraola tendrá otro reto frente al Villarreal en Anduva: pasar la eliminatoria significaría igualar la hazaña histórica de 2012, cuando el Mirandés eliminó a tres equipos de Primera, uno de ellos el mismo conjunto con el que se enfrentarán en cuartos de final, para llegar a semifinales. Lo consiguió Carlos Pouso, con más mérito todavía, porque el equipo estaba en Segunda B y las eliminatorias se jugaban a doble partido.
Aquel año, el Mirandés cayó frente al Athletic de Marcelo Bielsa, en el que jugaba... Andoni Iraola. Él se encargó de defender a la figura de aquel equipo, Pablo Infante, héroe de la Copa. Ahora en Bilbao se habla de su exjugador como futuro entrenador rojiblanco: “Entrenar al Athletic son palabras mayores”, asegura el técnico. Hay una conexión sentimental. "Y las cosas te pueden afectar mucho más que en otro sitio. Vamos a ir paso a paso en mi carrera”, dice.
Además, Iraola, que quería evitar a su exequipo a toda costa en el sorteo, asegura: “Mi entrenador, como aficionado rojiblanco, es Gaizka Garitano. Ojalá esté entrenando al Athletic un montón de años. Soy muy de Gaizka. Yo tendré que hacer mi camino. Esta es una profesión, como yo digo, poco agradecida porque el fútbol es para los futbolistas; como entrenador se sufre muchísimo más. Pero, bueno, haremos lo que podamos”.
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