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El dulce despertar de Messi

La actuación del argentino, autor de dos goles y dos asistencias, preside un partido cómodo para el Barça ante un desbordado Valladolid

Messi tras marcar un gol. En vídeo, las declaraciones de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: ALEX CAPARROS (GETTY IMAGES) / ATLAS
Ramon Besa

A los 32 años, no se sabe muy bien qué pedir ni qué esperar más de Messi. La leyenda del 10 aumenta con el paso del tiempo, siempre tan fiable y regular que al barcelonismo, desconfiado y temeroso, le da grima pensar qué será de su vida sin Leo. Ahora puede que ya le cueste marcar tres goles en un partido y hasta es posible que rabie por una victoria mínima como la de Praga. La grandeza del argentino no le permite ciertas concesiones con independencia de la edad, del equipo que tenga y del rival, exigente, competitivo y ganador como es, un seguro de vida para el Barça, decisivo para abatir al Valladolid.

Messi regula hoy más sus esfuerzos, solo corre hacia adelante y no para atrás y reparte caramelos para sus compañeros al tiempo que se reserva los tiros libres para mantener su condición de goleador: no meterá tres sino dos a su conocido Masip. Hay muchas versiones de Messi y, sin embargo, ninguna es menor, al menos para zanjar partidos sin mucha historia, disputados en noches de mucha quietud, tranquilas en un estadio medio vacío, como si Barcelona se hubiera paralizado para ver a Messi desde casa, 23 días después de la última cita en el Camp Nou y después de la suspensión del Barça-Madrid.

Al calor de su hinchada, poco a poco el capitán azulgrana coge la forma, remata y advierte que no está dispuesto a dejar pasar la temporada sino que pretende mantener su estatus y también la candidatura del Barça a renovar el título y quien sabe si a la Copa de Europa, la palabra maldita para el Barça. Mejor no mentar la Champions para no estropear LaLiga. Alrededor de Messi, incluso cuando se regula, cobran vida futbolistas de distinto tipo, como el irreductible Arturo Vidal.

El chileno siempre se cuela en la alineación en cuanto falta un centrocampista y ante el Valladolid descansaba Arthur. A Valverde le encanta la energía de Arturo Vidal, más protagonista que Rakitic y desde luego que Aleñá, al que se lo tragó el túnel de vestuarios de San Mamés en el estreno liguero contra el Athletic. La defensa difícilmente se toca a la espera de ver qué diablos pasa con la rodilla de Umtiti y en la delantera siempre baila la tercera pata del tridente desde la partida de Neymar. El entrenador no se atreve a tocar a la pareja Luis Suárez y Messi, y no le importa dejar en el banquillo a Griezmann.

Dos rechazos

Ausente Dembélé por sanción, el titular fue Ansu Fati, inédito desde el 24 de septiembre, cuando el Villarreal visitó el Camp Nou. El joven delantero se abre como extremo, le da amplitud al juego y se asocia con Messi. Los azulgrana empezaron tan bien el partido que a los dos minutos ya contaron con un gol afortunado de Lenglet o puede que de Barba porque el zurdazo del central rebotó en el zaguero después del centro de Messi. Marcó el Barça de rebote a la salida de un córner y empató el Valladolid también en un rechazo después de una falta de Míchel. Ter Stegen tapó el tiro con el brazo y el balón dio en Kiko Olivas.

El empate atontó por momentos al Barcelona. Al Valladolid le encanta enfrentarse al equipo de Valverde. A veces parece como si fuera un partido aparte para Sergio González. El técnico trabaja un plan con tres centrales que acostumbra a anudar a los muchachos del Barça. Los encuentros son habitualmente espesos, difíciles de digerir para los barcelonistas, a pesar de que siempre acaban por cantar victoria, sobre todo si juegan en el Camp Nou. Ocurre que hay jugadores antisistema, indetectables para cualquier táctica, incluso para quien ha empatado con el Madrid y el Atlético como es el Valladolid. Futbolistas como Vidal y Messi.

El chileno atacó con una ruptura felina un pase profundo del argentino y con la punta de la bota batió a Masip. El gol clásico de Arturo Vidal. No necesita combinar, ni pasar ni tocar sino simplemente correr desde la segunda línea para llegar a tiempo de poner el dedo gordo del pie derecho a la pelota dulcemente prolongada por el 10. El capitán no esperó ni siquiera a que llegara el descanso para cerrar el partido con un gol de falta también muy suyo, muy visto y al que no da respuesta ni un excompañero suyo como Masip: golpeo con la zurda a la escuadra izquierda del arco y 3-1.

El gol de Messi mató el partido y el plan de Sergio González. El técnico recuperó el dibujo de siempre y Valverde empezó a cambiar piezas para dar vuelo a Rakitic y Griezmann, que sigue mirando y preguntando, quién sabe si igual de confundido ahora en el Camp Nou que en su último año en el Atlético. A Griezmann le tocó acompañar el juego de transición que tanto le gusta al Barça de Messi. El 10 recibió un pase filtrado de Rakitic y remató a bote pronto después de un gesto precioso: un control orientado mientras giraba para cruzar ante Masip. El rosarino tuvo tiempo incluso de asistir a Suárez para justificar la alineación del uruguayo y poner el dígito mágico del 5. Hay cosas que no cambian con los años ni con la edad de Messi.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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