Radyábov derriba la muralla china
El azerbaiyano tumba a Ding en la tercera partida de la final, igualada (1,5-1,5) a falta de una
El mérito principal de Teimur Radyábov en su victoria de hoy fue comprender que su rival, Liren Ding, 3º del mundo, no es una máquina. Y así, con una receta casera que le permitió jugar de memoria más de la mitad de la partida, el azerbaiyano logró remontar, tras la derrota del martes, la final de la Copa del Mundo en Janti Mansiisk (Rusia). El chino jugará con blancas la última este jueves con el marcador igualado (1,5-1,5). En la lucha por el tercer puesto, el chino Yangyi Yu y el francés Maxime Vachier-Lagrave firmaron su tercer empate, pero mucho más interesante que los dos anteriores.
Radyábov estaba hoy mucho más hablador que de costumbre tras su éxito, y su explicación no tiene desperdicio: “Como no tenía ninguna otra arma convincente, decidí probar hoy lo que había pensado para la primera partida. El lunes no lo hice porque si Ding encuentra la respuesta exacta, son tablas bastante rápido. Pero hoy he pensado que para un humano es muy difícil ver y calcular todo eso con la precisión de una máquina, y lo ocurrido en la partida me ha dado la razón”.
En efecto, un análisis de la partida con ayuda de amigos inhumanos deja claro que hubo dos momentos en los que Ding podía lograr una posición de claro empate u otra con muchas probabilidades de tablas. Como indica Radyábov, el primero de ellos es muy difícil de calcular, incluso para el 3º del mundo; el segundo, no tanto, pero conviene no olvidar que los mejores también tienen días malos, sobre todo cuando acumulan 15 partidas más varios desempates rápidos en tres semanas. Ding no había perdido ninguna lenta de las últimas 28, desde su derrota ante el campeón del mundo, Magnus Carlsen, el 4 de julio en Zagreb.
El desenlace de esta partida tiene otras lecturas interesantes. A juzgar por el poquísimo tiempo que empleó en sus primeros 24 movimientos, y la relativa rapidez de los siguientes, es muy probable que Radyábov haya hecho los 30 primeros de memoria. Como el azerbaiyano dijo después, Ding cometió una tercera imprecisión en el 34 -si hace la jugada correcta, la victoria blanca hubiera sido bastante más complicada-, y a partir de ahí el remate era fácil para alguien de la categoría de Radyábov. Es decir, un éxito con mucha ciencia, y muy poco arte y deporte.
Radyábov ha justificado así su elección de apertura: “En el nivel de la primera fila mundial, las cosas funcionan así, con líneas de apertura donde la pequeña ventaja y el empate tienen una frontera muy delgada. Y yo no tenía en mi arsenal nada mejor que eso”. Aunque sería exagerado decir que no es así, tampoco es exactamente así: Carlsen se desvía con mucha frecuencia de las variantes muy analizadas, para que su rival tenga que pensar desde los primeros movimientos, y no jugar de memoria. Ciertamente, Carlsen está, hoy por hoy, un nivel por encima de todos los demás. Pero ha demostrado que no es necesario hacer más de veinte jugadas teóricas para lograr una posición razonable, que permita crear y luchar durante horas.
La final se retransmitirá en directo de lunes a jueves (y eventual desempate el viernes) con comentarios de Leontxo García y el GM Miguel Illescas, a partir de las 15.00 (hora de Janti Mansiisk), 12.00 en Madrid, 07.00 en Buenos Aires, 05.00 en Bogotá y Ciudad de México.
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