Alonso acaricia el Mundial de Resitencia tras ganar en Spa

Después de tirar la toalla en la Fórmula 1, donde ese tercer título tan deseado se atravesó más de lo que él esperaba, Fernando Alonso tiene otro Mundial, en este caso el de Resistencia (WEC), al alcance de la mano. El asturiano y su equipo lo tienen todo de cara para coronarse campeones el próximo mes de junio en las 24 Horas de Le Mans, prueba en la que ya se impuso en su última edición y en la que simplemente debe terminar séptimo para llevarse el premio más gordo. Después de anunciar que el año que viene dejará el certamen para embarcarse en nuevas aventuras con Toyota, todo parece dispuesto en la marca japonesa para celebrar un fin de fiesta con el español como abanderado, más aún si tenemos en cuenta el dominio exhibido por los prototipos nipones a lo largo de toda la temporada.

El triunfo en Spa, el cuarto del ejercicio para la tripleta formada por Alonso, el suizo Sébastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima, se concretó a partir del ejercicio de supervivencia que llevaron a cabo en las condiciones más adversas inimaginables. Se cumplieron las previsiones meteorológicas y el trazado belga amaneció nevado, con temperaturas gélidas y lluvia, todos ellos elementos que desnaturalizan una carrera ya de por sí delicadísima.

La victoria del ovetense y su tropa se articuló en base a la superioridad de Toyota y a la buena gestión del tráfico y la elección de los neumáticos de sus pilotos, fundamental si tenemos en cuenta que los participantes tuvieron de todo, nieve y granizo incluidos. Entre eso y la avería que le sobrevino al segundo prototipo del constructor de las tres elipses –estuvo más de diez minutos parado–, todos los elementos se alinearon para Alonso y los suyos, que en Le Mans tratarán de cerrar el círculo a lo grande.