Al Getafe no le afecta ninguna conspiración
La Real Sociedad cae en el Alfonso Pérez (1-0) y encadena tres derrotas consecutivas
Existen teorías de la conspiración para todos los gustos. Las hay de gran calado, como el asesinato de Kennedy, y otras de andar por casa, como la que denunció Ángel Torres, sobre el interés de LaLiga en que desciendan dos equipos madrileños. Pero ni la comisión Warren encontró más pruebas que las halladas en el Depósito de Libros de Dallas, ni el presidente del Getafe pudo aportar más indicios que los cotilleos que ha escuchado en los mentideros (curiosa palabra) futbolísticos.
¿Existe esa conspiración? Quién sabe, pero al equipo de Torres no parece afectarle, salvo que a partir de la próxima jornada empiece a caerle encima como las siete plagas le cayeron al Faraón de Egipto, según dice el libro del Éxodo, que tampoco es que sea una fuente de información muy precisa. En todo caso, las plagas le caen a la Real Sociedad, que lleva ya tres jornadas seguidas sin puntuar, y que amaga pero no golpea; que tiene ocasiones pero no las convierte. Que transforma cualquier error, por mínimo que parezca, en una concesión magnífica para el rival.
Sucedió en la desangelada matinal del Coliseum, y no habían pasado más de tres minutos, cuando una incursión bien llevada por Theo Hernández, que fue de lo mejor de la Real en la primera parte, acabó en una contra del Getafe que no parecía que iba a terminar bien, porque Gorosabel se adelantó a Shibasaki, pero su cesión a Moyá se quedó corta, el despeje del portero le cayó a Jorge Molina, que andaba por allí acompañando la jugada, y su remate desde fuera del área entró manso en una portería desguarnecida.
Andaban los dos equipos todavía con el desayuno en la boca, pero el Getafe se ponía por delante en el marcador, y comenzaba a desmontar la teoría de la conspiración, una de esas del ya lo decía yo si se cumple; del olvido absoluto si no sucede.
Las incursiones de Theo
La Real se lo tomó con relativa tranquilidad. Le quedaba mucho tiempo por delante y no era cuestión de hiperventilarse. Pese a todo, el equipo de Asier Garitano tomó el mando, sobre todo adueñándose de la banda izquierda, donde Theo desbordaba siempre. Uno de sus centros, en el minuto 13, lo remató cruzado Oyarzabal, fuera por unos centímetros. La réplica llegó en un meritorio disparo de Djené que tropezó con el larguero.
Asumiendo los sustos que el Getafe fabricaba en el contragolpe, la Real siguió a lo suyo. Juanmi tuvo un cuerpo a cuerpo con David Soria, que le amargó la mañana, pero intentó una vaselina que atrapó el portero. Poco después, otra vez fue Theo el que centró para que Sandro intentara llegar y no lo hiciera, a un remate que parecía sencillo. En las gradas, la teoría de la conspiración solo afloraba cuando el árbitro tarjeteaba a los de casa, pero ni el más forofo pudo encontrar un indicio de prevaricación en la administración de justicia. El criterio fue idéntico para los dos bandos.
Soria levanta un muro
El Getafe estuvo cómodo en la primera parte, con el marcador a favor y la pelota en pies de la Real, que sabía que se enfrentaba a un rival árido, difícil de batir y rocoso con el marcador a favor. En la segunda, sin embargo, el equipo de Bordalás sufrió a ratos, empujado por un equipo necesitado de recuperar la confianza perdida en las últimas jornadas.
Con un capital ofensivo indudable, la Real golpeó una y otra vez contra la línea defensiva del Getafe, una muralla inexpugnable que además tenía en David Soria a su último baluarte cuando los donostiarras atravesaban la trinchera. El guardameta madrileño le sacó un remate de cabeza a Juanmi, picado abajo, que el delantero de la Real ya veía dentro. Era el minuto 54, y aunque desde ese momento, el equipo visitante incrementó su presión, el Getafe aguantó, bien organizado, sin demasiados problemas, y sin que les afectara la presunta conspiración que insinuó su presidente, que a veces se entretiene con estas cosas.
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