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Karim Benzema es más eficaz sin la protección de Zidane

El pichichi, con cuatro goles, aprovecha el juego elaborado que propone Lopetegui. El Madrid da 72 pases más de media por partido en campo rival que la temporada pasada

Diego Torres
Benzema celebra uno de sus goles al Leganés.
Benzema celebra uno de sus goles al Leganés.Benjamin Cremel (GTRES)

Los observadores ajenos solían quedarse perplejos cada vez que visitaban los entrenamientos de Carlo Ancelotti en el Madrid. Allí reinaba un clima como de campamento de verano. Los jugadores se mostraban genuinamente felices ante lo que parecía un regreso al fútbol primordial. Algo así sucedió con Zinedine Zidane —discípulo de Ancelotti— entre 2016 y 2018, solo que con un aliciente místico.

Zidane, además de ser el entrenador, obraba de mago cada vez que se metía en las prácticas a dar toques al balón. Unas veces centraba, otras simplemente controlaba y dejaba con una caricia en los ejercicios de finalización; y otras se ponía de comodín en los rondos. Los jugadores se maravillaban. Los técnicos más académicos juzgaban que la metodología era pobre o anticuada. No veían un adiestramiento sistematiozado. Pero llegados los partidos decisivos, el espíritu del equipo se elevaba hasta consolidar la clase de complicidades que transforman las grandes plantillas en unidades arrasadoras. Si hubo un jugador protegido en este régimen de trabajo, ese fue Karim Benzema.

Benzema fue el favorito de Zidane a ojos de los empleados de Valdebebas que le veían cada mañana. Pero debido a su temperamento, tan linfático, los privilegios, lejos de estimularle, le adormecieron.

Más que la seguridad de que jugaría siempre, lo que necesitaba era un orden que le permitiera integrarse en un equipo más dominador. El Madrid de Zidane, en la línea de la escuela franco-italiana que ha conquistado el último Mundial, fue un equipo poco adiestrado para tener el balón de forma continuada, y mucho menos en espacios reducidos. La temporada pasada la media de pases por partido en la mitad de campo del contrario fue de 344; mientras que con Julen Lopetegui la cifra se ha elevado a 416. Hace un año contra el Leganés, el Madrid dio 598 pases y provocó 19 acciones de peligro en el área contraria frente a 25 del rival, que le arrebató el balón. Este sábado contra el Leganés el Madrid dio 869 pases y generó 34 acciones en el área rival, permitiendo solo siete en la propia. Es evidente que ahora el equipo elabora de forma más constante e integrada. Benzema no solo disfruta de los espacios que ya no ocupa Cristiano. Si es pichichi de la Liga con cuatro goles en tres partidos se debe principalmente a que el juego del Madrid se ajusta mejor a su perfil de futbolista inclinado a las asociaciones.

Intocable

Lo dicen sus compañeros. Durante las últimas temporadas Benzema se instaló en una condición equiparable a la de hijo adoptivo del entrenador. La tutela era inquebrantable. Su puesto era el más seguro de las alineaciones. Zidane se metió poco en política deportiva pero sus escasas advertencias a la directiva resultaron inolvidables. La que concernía a su paisano y correligionario en el mercado de verano de 2017 reflejó, curiosamente, una opinión vertida por Ancelotti de puertas adentro, en 2013: podían vender a Cristiano, podían vender a Bale, pero Benzema era intocable.

Sin más nueve de auxilio que Mariano, ahora Lopetegui se aferra a Benzema como finalizador de un plan que pretende ordenar al equipo apoderándose del balón y del campo contrario. El francés, que por su querencia al toque siempre dijo que se siente nueve y medio, responde metiendo más goles que nunca desde que llegó a España en 2009. “Los goles son fruto del trabajo de todo el equipo”, explicó Lopetegui el sábado. “Luego los marcan los que tienen esa cercanía con la portería. ¿Por qué no puede ser pichichi Benzema? Ha sido un grandísimo jugador y lo será siempre”.

Igual que el resto de sus compañeros, Benzema ha elevado su participación. Contra el Getafe, el Girona y el Leganés, la comparación con la última Liga revela un aumento de más del 30% del número de pases. Si contra el Leganés hace un año dio 29 pases y remató dos veces sin suerte, este sábado Benzema dio 37 pases y metió dos goles con dos tiros. En total, cuatro goles en tres partidos, frente a los cinco en 32 que firmó la Liga pasada.

Ya no vive al amparo de Zidane pero con Lopetegui descubre que la moderna metodología del entrenamiento le brinda algo más que protección. De momento, basta con el rigor y la ortodoxia del manual contemporáneo español. A falta de saber si el espíritu competitivo del Madrid sigue intacto, se confirma que Benzema hoy se aprovecha de un orden más sofisticado.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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