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Leganés-Valencia: solo Rodrigo vence al aburrimiento

Un gran gol del delantero español es lo único salvable de un partido con muy poca producción ofensiva

Alejandro Prado
Rodrigo celebra su gol.
Rodrigo celebra su gol.BENJAMIN CREMEL (AFP)

El Valencia se impuso al Leganés en un partido relajado. En los 90 minutos solo pasó una cosa: el gol de Rodrigo, un buen gol, eso sí, pero que no sirve para borrar el enorme sopor que se vivió en Butarque. Porque de tan relajado que estaba el ambiente, el duelo se tornó aburrido hasta la saciedad. El horario de siesta tampoco ayudó a que el cotarro se animase. Pero sobre todo la falta de urgencias de uno y otro convirtieron el encuentro en un baile anodino.

De los dos el que más lo intentó en la primera parte fue el Leganés. Con sus tres centrales Garitano pretendía que los carrileros –Zaldua y Diego Rico- jugasen bien abiertos y diesen profundidad. Ambos lo hicieron, al cuadro pepinero le bastaba con mover el balón un poquito para que desde los costados saliese un centro, aunque rara vez encontraba un rematador en el área. El único punta del Lega era Amrabat, que claramente se sentía más a gusto con campo por delante, como buen extremo que es.

Sin que fuese un derroche ofensivo, el Leganés hacía más por atacar. El Valencia ni se molestaba en ello. El equipo de Marcelino era absolutamente plano, pero no daba la impresión de que a nadie le importase. Nunca perdió el orden y con eso le bastaba para controlar el partido, que casi siempre se jugaba en su mitad del campo. Jaume, que sustituyó a Neto en la portería, solo tuvo que intervenir en un tiro de Gabriel Pires que salió fuerte pero bastante centrado. Los únicos atisbos ofensivos del Valencia eran unos contragolpes que se perdían siempre en la nada.

Con las bocas del respetable abriéndose sin parar los jugadores se fueron al descanso y durante los primeros minutos se apreció un aumento de la intensidad competitiva. El Leganés, siempre por las bandas, tuvo un par de llegadas de Zaldua que no se concretaron en remates. Sí lo hizo Zaza poco después, aunque el balón se estrelló en la espalda de Bustiza. El breve ida y vuelta al menos sirvió para que la gente supiera que el delantero italiano, Rodrigo, Guedes o Carlos Soler estaban jugando.

El partido se volvió a apalancar y entonces apareció Rodrigo, que de la nada se sacó un gran disparo desde la frontal con su zurda para colocar el cuero junto al palo izquierdo de Cuéllar. Es lo que tienen los delanteros en estado de gracia. Posiblemente fue el único balón que el internacional español controló en condiciones y lo mandó a la red.

El Valencia ya tenía su tesoro y se pertrechó bien atrás para no perderlo. Parejo y Kondogbia blindaban el medio del campo y la única opción para el Leganés seguían siendo las bandas. Casi todo el peligro venía por Zaldua, que no paraba de subir, pero la producción era escasa. La mejor la tuvo El-Zhar cuando remató desde dentro del área y el balón fue rechazado por los pies de Gabriel. Poco más le dejó hacer el Valencia al cuadro local, que intentó hacer valer su poderío a balón parado con poco resultado. No hubo más historia, el Valencia necesitó muy poco para llevarse tres puntos que le afianzan más en la comodidad de la cuarta plaza.

Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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