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Zidane: “Para Bale un gol así es la hostia”

El técnico celebra que el galés vaya recuperando sensaciones, dice que si le dejan espacios es letal y asegura que pidió el cambio porque se le subió el gemelo

Eleonora Giovio
La jugada en la que Gareth Bale reclamó penalti.
La jugada en la que Gareth Bale reclamó penalti. Martin Meissner (AP)

Hay algo sagrado en el Signal Iduna Park, el respeto con el que los aficionados levantan las bufandas y cantan o susurran el You Never Walk Alone hace parecer el estadio una iglesia con sus rituales. También lo es la manera con la que la hinchada accede al estadio. A las 18.30 ya bajaban a montones de Krückenweg, la parada del tranvía más próximo al estadio. Las camionetas de hot dogs y salchichas, negras y amarillas, tienen pintados unos ladrillos en la pared del fondo, como el muro de la Südtribune, el fondo de los hinchas del Borussia. El territorio se marca desde los aledaños. El gentío va desfilando por los caminitos de acceso, rodeado de árboles, canchas de tenis y campos de fútbol de césped artificial con sus latas de cerveza en la mano. Cantando, riendo a carcajadas. Como si fuera domingo, día sagrado para el fútbol.

Por eso dijo Zidane el lunes, nada más pisar la sala de prensa, que aquí se respira Champions y fútbol. Hasta las gradas de la tribuna de prensa llegaba el olor a césped. Lo pisó el Madrid junto a su capitán, Sergio Ramos, que pidió cambiar de campo tras perder el sorteo. Lo recorrió Cristiano como loco en busca de uno, dos o más goles, los que hicieran falta para placar su sed. Lo conquistó Bale para dejar otro gol para enmarcar.

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Si en Anoeta se pegó una carrera de 70 metros para anotar un tanto marca de la casa —por velocidad y precisión en la definición—, ayer enganchó de maravilla con la izquierda un pase de Carvajal que parecía trazado con un gran angular. En búsqueda de la mejor condición física —para la que, advirtió Zidane, necesitaría al menos cuatro meses, tantos como los que estuvo de baja tras la operación de tendones del tobillo—, el galés ha dejado dos tantos de gran belleza. Desde la izquierda marcó el tanto del 0-1 anoche y desde allí sirvió el pase a Cristiano para el del 0-2. Pidió el cambio en el minuto 85, pero el técnico francés aseguró que no es nada importante. “Se le subió el gemelo, nada más”, comentó en la sala de prensa una vez terminado el partido.

A Bale se le empieza a ver más cómodo en el campo. “Tengo la misma sensación que vosotros. Cada partido le veo más cerca de tener las piernas como antes de la lesión. No ha sido fácil para él, me alegro cuando los veo jugar de esta manera, a él y a Cristiano. Había que presionar hoy y Gareth y Cristiano interpretaron muy bien el partido, sobre todo en la primera parte. Para Bale un gol así es la hostia…”, explicó Zidane al que, para definir al galés, le salían las palabras en italiano. “Micidiale, micidiale. Si le dejan espacios puede ser micidiale. ¿No se dice, no?”, bromeaba. “Letal”, le sugirieron en la sala de prensa.

Lo fue. También lo fue Cristiano. Se reencontró el Madrid con sus delanteros y tomó el Signal Iduna Park, campo en el que nunca había ganado en sus seis anteriores visitas. Lo hizo no sin algún que otro susto, lo hizo con un partido muy serio y guiado por Luka Modric. Lo hizo como le había pedido Zidane 24 horas antes, en la charla que mantuvo con sus jugadores en el círculo central del campo. “Os tenéis que meter en la cabeza que podemos jugar mejor y podemos ganarle a cualquiera. Mañana hay que dar un golpe”, les dijo a sus muchachos según desvelaron las cámaras de Cuatro. Golpeó el Madrid en un campo sagrado que, efectivamente, huele a fútbol.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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