Terremoto Dembélé en el Camp Nou

El FC Barcelona quedó ayer retratado con la llegada de Ousmane Dembélé. Al club azulgrana le cuesta responder a las expectativas que generan incluso sus mejores noticias, como por ejemplo la incorporación del extremo internacional francés, fichado del Borussia Dortmund por “105 millones fijos y 40 variables” —la mitad por rendimiento colectivo y la otra mitad por la respuesta individual—, de acuerdo con las cifras facilitadas por el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu.

Más información

El Barcelona rompe la banca por Dembélé

El Barça se parte en dos

Al igual que las largas negociaciones para su incorporación, la excitante presentación del delantero se convirtió en una espera tan tensa que provocó la revuelta de muchos de los 17.814 aficionados que le aguardaban en el Camp Nou. Algunos pitaron y sacaron pañuelos blancos mientras se escuchaba alto y claro: “Bartomeu, dimisión”. Dembélé salió a saludar sin quitarse el traje para calmar a la afición y regresó después, ya vestido de futbolista, nervioso con el balón, alterado por un protocolo que se demoró más de una hora porque no había manera de que su anterior club, el mismo que le declaró en rebeldía, tramitara el finiquito necesario para firmar por cinco temporadas y una cláusula de 400 millones de euros con el Barcelona.

Acompañado de su familia y algunos amigos, Dembélé se mantuvo como una persona seria, nada que ver con la imagen que se le supone de jugador joven, rebelde —tanto en el Rennes como en el Dortmund— y extravertido, el fichaje más caro de la historia del club, al que el barcelonismo aguarda expectante para que despierte a un equipo últimamente muy formal y único por Messi.

“Es un honor y un placer tener en el equipo a Messi”, afirmó Dembélé, consciente de que para empezar con buen pie en el Barça hay que rendir pleitesía al 10: “Quiero aprender, quiero ver lo que hace fuera y dentro del campo. Es fantástico; el mejor de la historia del fútbol”.

Alumno del 10, el extremo francés quiso desmarcarse también de Neymar, el único futbolista que le supera en el ranking de traspasos más caros (222 millones de euros). “No estoy aquí para reemplazarle”, advirtió. “El Barça necesitaba a un jugador en esa posición y me han elegido a mí; yo lo daré todo. Neymar es excelente, uno de los mejores futbolistas del mundo, y hay una gran diferencia entre él y yo. Yo tengo 20 años y estoy en mi segunda temporada como profesional. Intento mejorar y crecer cada día”. Tampoco le preocupa el precio del traspaso: “No me pone más presión; es el mercado de fichajes el que se ha puesto loco. Yo no presto atención a estas cantidades”. Dembélé rechazó precisamente una oferta del Barcelona la temporada pasada, cuando se negó a ser el cuarto delantero en el equipo del tridente, y prefirió que el Rennes lo traspasara por 15 millones al Borussia Dortmund.

El jugador deja 10 goles y 22 asistencias en el club alemán, del que se despidió de mala manera por negarse a entrenar: “No ha sido un período complicado, sino delicado”, se excusó. “Confiaba en venir y todo ha ido muy bien salvo los últimos días por mi culpa”. “Ahora estoy muy contento por cumplir uno de mis sueños; todavía no me lo creo”, enfatizó. “Soy del Barça desde pequeño; veía sus partidos con ocho años. Mi intención es integrarme en el mejor club del mundo y ganar el máximo número de títulos”.

Algunos barcelonistas aguardan tan impacientes a Dembélé, para saber si responde a las expectativas generadas por su fichaje, que ayer no perdonaron que su presentación se demorara más de la cuenta en el Camp Nou.