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Siete derrotas en siete partidos del Granada de Adams

El Espanyol gana gracias a un buen inicio de partido y alcanza la octava plaza en espera de lo que hagan Eibar y Alavés

Rafael Pineda
Vezo marca en propia puerta el 0-2 del Espanyol.
Vezo marca en propia puerta el 0-2 del Espanyol.Miguel Ángel Molina (EFE)

Triste fin de Liga del Granada, que con Tony Adams en el banquillo sumó su séptima derrota en siete partidos. Un desastre en toda regla que provocó el enfado de su afición después de caer ante el Espanyol, al que le bastó un buen inicio del encuentro para sumar tres nuevos puntos. Una lluvia de aviones de papel cayó sobre el césped de Los Cármenes a medida que el choque finalizaba, con el Granada entregado, sin capacidad de atacar después de la salida de Pereira, y el Espanyol suspirando por el fin del encuentro. La ingeniosa forma de protesta de la afición fue el punto y final a la triste temporada del cuadro andaluz, con un sector de la grada cantando ‘campeones, campeones’ y la sensación de que espera un año durísimo en Segunda en espera de un nuevo ascenso. El Espanyol, por su parte, completó una aceptable temporada en espera de dar el salto a puestos europeos en la próxima. Con este triunfo, alcanza una meritoria octava plaza en espera de lo que hagan Eibar y Alavés.

El partido comenzó siendo una viva imagen de lo que ha sido el Granada esta temporada. El Espanyol, apenas cambiando un poco de ritmo, se plantó dos veces en solitario ante Ochoa en los primeros 10 minutos. A los 3, un incomprensible despeje de Lombán dejó el balón a los pies de Baptistao, que hizo el 0-1. A los ocho minutos no hizo falta ni me marcara un jugador del Espanyol. Baptistao, en posible fuera de juego, rompió la defensa en línea del Granada. Vezo corrió tanto en el repliegue que no pudo medir en el despeje y se metió el balón en propia puerta. Ochoa, el portero que más goles ha encajado en la historia de la Liga en una sola temporada, estaba desesperado, llegando incluso a pelearse con algunos de sus compañeros. Las dos jugadas mostraron a la perfección la combinación de errores en defensa y mala colocación que han condenado a los andaluces en muchos de los encuentros de su aciaga temporada. En la banda, Adams no paraba de gesticular, escenificando su impotencia.

El partido caminaba hacia una goleada de escándalo, por lo que el Espanyol decidió parar y no hace demasiada sangre. Con todo hecho en la Liga, los catalanes bajaron algo el pistón. El Granada, guiado por un inquieto Pereira, tiró de orgullo y se rehizo a medida que el escándalo crecía en la grada. El propio Pereira marcó en un disparo que se tragó Diego López y el choque entró en una fase de más igualdad. Todo dentro de un ritmo bajo, propio de la inercia de dos conjuntos que llegaron al último partido de Liga sin nada en juego.

Solo Pereira lo siguió intentando en la segunda mitad. El belga fabricó jugadas de mucha calidad, hasta que Adams decidió quitarlo. Debutó Jean Carlos y el choque entró en una fase de aburrimiento. El Espanyol tocaba y tocaba ante un rival sin ganas de competir, sometido incluso a cierto recochineo por parte de la grada, muy castigada después de un curso para olvidar. En el colmo del surrealismo, el meta Ochoa (que ha jugado todos los minutos de Liga) subió en un saque de esquina en busca al menos del empate. No pudo ser y Adams no estrenó su casillero. Con solo cuatro partidos ganados a lo largo de la campaña, es imposible que la masa social andaluza haya podido disfrutar de una mínima felicidad en un ejercicio muy triste.

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