A Griezmann le basta con una ocasión para tumbar al Espanyol
El delantero del Atlético, anónimo durante el partido, resuelve un barullo en el área y desmonta a un rival protagonista pero sin puntería
La fe del Atlético no tiene fin. Tanto da que juegue bien, mal o regular porque si detecta tibieza en el contrario no perdona. Resulta que el equipo de Simeone destiló un fútbol rácano y sin ornamentos, más pendiente de la retaguardia que del área rival. Pero a la que se despistó el Espanyol, Griezmann explicó que le alcanza con una ocasión para resolver a gol y, de paso, el partido. Varapalo severo para el equipo blanquiazul, protagonista con la pelota pero estéril en el remate, ya un poco lejos de la magnética Europa.
Se esperaba un Atlético más apocado de inicio, con las filas replegadas para tirar de las contras. No por timidez o falta de gallardía sino porque se le suponía cansancio en las piernas por el esfuerzo superlativo ante el Leicester en Europa. Pero no negocia con el brío el equipo de Simeone, que entiende el fútbol como la suma de las intensidades que desembocan en una única, y el Atlético corrió sin remilgos de arriba a abajo y viceversa, exigido también por un Espanyol que resulta su sosías perfecto porque entiende que para atacar antes hay que gozar con el sufrimiento defensivo. Así, con dos equipos de idéntico planteamiento —cerrar las líneas con 11 en la fase defensiva para salir rápidos en busca del tesoro— todo se reducía al juego de aciertos y errores. Y en eso el Atlético es el rey.
Demostró el Espanyol, en cualquier caso, que con Sánchez Flores ha madurado y cuajado, que es un equipo que se ha sacudido los complejos de inferioridad de antaño y que puede jugar contra todo un Atlético de tú a tú. Pero le sigue faltando un trampolín, un crupier que reparta caramelos en los metros finales —el último fue De la Peña y a Jurado le exigen desplegarse por el costado— para no volcarse solo por las bandas. Y eso que por la izquierda hicieron daño a Giménez, un futbolista que sirve para un roto o un descosido porque tan pronto es central como mediocentro e incluso lateral derecho improvisado por las lesiones de Vrsalijko y Juanfran. Por ahí buscaba la carrera Piatti y se desdoblaba Aarón, que sacó dos centros que Caicedo no enganchó de chiripa. Pero no había mucho más, difuminados los puntas frente a Godín y Savic, dos centrales que rebosan oficio. El otro pase de la muerte lo regaló Piatti, pero Jurado midió mal el bote y le pegó demasiado mordida, fuera del marco de la portería.
No produjo mucho más el Atlético en el área opuesta, desconectados del juego Griezmann y sobre todo Fernando Torres, que logró un disparo y casi apaga una luz del estadio. Por lo que en un esporádico ataque posicional, Gabi y Saúl se encontraron para cederle el esférico a Carrasco, que chutó con fiereza pero Diego López puso las manoplas a tiempo.
Simeone da con la tecla
No hallaba su fútbol el Atlético, incapaz de imponerse en el eje. Por lo que Simeone, intervencionista y atinado, decidió quitar a Torres para meter a Thomas y así ganar más músculo y consistencia en la medular. Y aunque sí que acumularon un poco más de posesión y restaron los ataques rivales, de poco les sirvió porque Griezmann estaba tan solo y con tantos metros por delante que no había quién acabara el fútbol del Atlético. O eso parecía....
Sin alegrías ni festejos sobre el césped, los entrenadores sacaron delanteros en desuso —Gameiro y Baptistao, castigados por la lesiones— y se avivó la necesidad clasificatoria de los equipos, por lo que ambos estiraron un poco las líneas. Persistió el Espanyol en su idea de la contra y Piatti por poco no sorprende a Oblak, salvado a tiempo por la pierna de Savic; y lo mismo ocurrió con el eslalon de Jurado, pues Filipe Luis desvió el chut cuando enfilaba a gol. No había manera y el Atlético, siempre con la fe de su lado, olió la sangre.
Fueron cinco minutos de arrebato, no más. Pero fueron suficientes y se argumentaron con tres córners (los únicos a su favor durante el duelo). En el primero, Godín cabeceó torcido; en el segundo se logró un tercero; y en el último, tras un rechazo, le cayó la pelota a Griezmann e hizo diana. Respondió el Espanyol con un mano a mano de Piatti que Oblak desbarató, pero se le acabaron las fuerzas. Con el Atlético, atornillado tercero, no se juega.
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