A Mourinho le caduca el librillo de la Champions

“No es momento de patear las mesas y las puertas, es hora de estar tranquilos y analizarlo como equipo. Para mí ha sido una sorpresa y estoy decepcionado. Siempre intento ser pragmático y cuando el oponente es mejor que tú el primer sentimiento tiene que ser aceptarlo; ser pragmático y honesto”. Con tono monocorde y mueca agria José Mourinho analizó la eliminación ante el PSG en los octavos de la Champions dando una vuelta de tuerca a la legendaria teoría de Helenio Herrera sobre la inferioridad numérica. “Cuando ellos se quedaron con 10 jugadores nos hemos visto presionados para ganar mientras que ellos no tenían nada que perder. No manejamos bien eso, concedimos dos goles a balón parado y si no sabes defender dos córners no mereces ganar. Es difícil de aceptar, pero es así. Quedarte con 10 te quita presión mental”, explicó el técnico del Chelsea en la silenciosa sala de prensa de Stamford Bridge.

Atrás quedaban en el ambivalente argumentario del portugués sus sempiternas reclamaciones al estamento arbitral cuando le tocó sufrir la misma situación que al conjunto francés tras la expulsión de Ibrahimovic en el minuto 30 del partido. “Siempre es más difícil, pero ensayaré con 10 futbolistas y me prepararé para jugar con 10 ya que siempre me han expulsado a algún jugador contra ellos. Me pasó con el Chelsea y con el Inter. Podría volver a ocurrir otra vez”, espetó antes del enfrentamiento europeo con el Barcelona en abril de 2011. El PSG sobrevivió a la ausencia de su pieza clave y principal amenaza y en la prórroga eliminó al Chelsea y certificó la ruptura del idilio entre Mourinho y la Champions.

Campeón con el Oporto en 2004 y con el Inter de Milán en 2010, el portugués promocionó su condición de talismán en la máxima competición continental con una secuencia de sobresaliente regularidad competitiva que le permitió alcanzar ocho semifinales en 11 ediciones y con cuatro equipos diferentes entre 2004 y 2014. Sin embargo, cuando el resultadismo no resulta la magia languidece. “Nos ha faltado un poquito más. El segundo escalón no es suficiente por esa exigencia que hemos heredado. Nuestra cultura es ganar y nuestra obligación es ir mejorando”, explicó Florentino Pérez en mayo de 2013 cuando puso fin a la era Mourinho en el Madrid tras estrellarse tres veces en el muro de semifinales (Barça, Bayern y Borussia Dortmund) en su obsesiva búsqueda de La Décima. El portugués se marchó de la casa blanca con el peor palmarés entre los técnicos que ocuparon el banquillo de Chamartín durante un periodo de tres campañas: sumó tres títulos, la Copa de 2011, la Liga de los récords en 2012 y la Supercopa de España en ese mismo año. Vujadin Boskov consiguió en ese periodo de tiempo (entre 1979 y 1982) una Liga y dos Copas; Miljan Miljanic (1974 - 1977) sumó dos Ligas y dos Copas y José Villalonga (1954-1957), dos Copas de Europa, dos Copas Latinas y dos Ligas.

La temporada pasada, el Atlético de Simeone eliminó al Chelsea de Mourinho también en semifinales y este año, tras fichar en verano a los pilares de su verdugo —Courtois, Filipe Luis y Diego Costa—, el conjunto de Stamford Bridge ha descendido un peldaño más y se ha quedado en octavos. El librillo del portugués en su competición fetiche suma su descalabro más importante.