El Levante firma el ‘sorpasso’
La viveza de Caparrós permite a su equipo ganar el derbi y adelantar al Valencia en la clasificación por dos puntos
Joaquín Caparrós ganó el derbi con sus cambios (marcaron Ángel e Ivanschitz, dos de sus apuestas para el final) y la viveza competitiva de sus jugadores, mucho más despiertos esta noche de sábado que sus adversarios, unos pardillos. Se plasmó en el primer gol granota (Ángel), anulado primero por un error del linier y validado después por las justificadas protestas locales. Los valencianistas seguían en Babia, en una temporada pobrísima con solo tres victorias fuera de casa. Y una derrota, la de este sábado, de las que escuecen muchísimo en Mestalla, por perder en el derbi ante su menospreciado rival. El Levante conoce sus limitaciones y explota sus virtudes, tiene nervio y, cuando el juego no le alcanza, llega Keylor Navas, un portero soberbio. Solo Courtois ha estado un escalón por encima del costarricense este curso en el reino de las porterías. El Ciutat de València vivió una fiesta de despedida de fin de curso, cinco campañas en Primera, al grito de “València és granota”, dos puntos por delante de los valencianistas a falta de una jornada para el final de la Liga.
LEVANTE, 2; VALENCIA, 0
Levante: Keylor; Pedro López, David Navarro, Vyntra, Juanfran; Diop (Xumetra, m. 50), Simão, Sissoko; Rubén (Ivanschitz, m. 65) Casadesús y Barral (Ángel, m. 69). No utilizados: Javi Jiménez, El Zhar, Nikos, Sèrgio.
Valencia: Alves; João Pereira, Ricardo Costa, Senderos, Bernat; Feghouli, Javi Fuego (Araujo, m. 75), Parejo, Fede (Piatti, 69); Vargas y Alcácer (Jonas, m. 57). No utilizados: Sivera, Víctor Ruiz, Barragán, Míchel y Araujo.
Goles: 1-0. M. 70. Ángel. 2-0. M. 81. Ivanschitz.
Árbitro: Velasco Carvalho. Expulsó a Pedro López (m. 87) con roja directa. Amonestó a Ricardo Costa, Diop, Sissoko, Alcácer, Juanfran, Ivanschitz, Senderos, Vargas, Simao.
19.846 espectadores en el Ciutat de València.
Apenas se jugaban la honrilla de ser el primer clasificado de la ciudad, una heroicidad para los granota, una miseria para los valencianistas, pero eso ya es mucho cuando un equipo se pone enfrente del otro y hay casi 20.000 espectadores contemplándolos. En serio se lo tomaron todos, muy en serio. Una expulsión (Pedro López), nueve tarjetas amarillas y un gol polémico así lo retrataron. Caparrós, por ejemplo, mantuvo un airado careo con su mediocentro Simao porque este no había abierto la bola a la izquierda como el técnico pedía. La intensidad de la riña se prolongó unos segundos hasta que Simao se achantó aceptando la jerarquía del entrenador. Puestos a echarse broncas tampoco pasaron inadvertidas las de Alcácer a Fede, dos chicos de apenas 20 años con dos grados de madurez muy distintos.
Inspirado por su reciente victoria ante el Atlético, el Levante repitió idea (los tres mediocentros defensivos, Simao, Diop y Sissoko) y optimismo. Generó un inusual número de ocasiones de gol, facilitadas casi todas ellas por la presencia en el central zurdo de Senderos, lejos de un estado ideal de forma. Casadesús y Barral le batieron en casi todos los duelos.
El Valencia se fió de su mayor finura en la medular, embellecida por el ahora por fin reconocido Parejo, un mediocentro muy por encima del resto. Esta vez volcó mucho el juego por la derecha, aprovechando la efervescencia de João Pereira y Feghouli. De uno de sus centros llegó la volea de Fede, desbaratada en la línea de gol por el central Vyntra.
Caparrós fue aligerando al Levante a medida que transcurría la segunda parte. Primero entró Xumetra y, más tarde, Ivanschitz y Ángel. El delantero canario tardó medio minuto en encontrarse con un mano a mano con Diego Alves, producto de un error de Ricardo Costa al tocar de cabeza hacia atrás y dejarle la pista despejada a Ángel, que marcó raso por debajo de las piernas del meta brasileño. La acción era legal, pero el árbitro anuló el tanto por un supuesto fuera de juego, mal aconsejado por el linier. A los jugadores del Valencia les faltó viveza para dar continuidad al juego y consolidar el error arbitral. Se durmieron y los levantinistas aprovecharon para pedir explicaciones al juez asistente. Allí acudió también el árbitro para desautorizar a su ayudante y dar validez al gol. Entretanto, en otra parte del campo, Juanfran había cogido de la pechera al Pizzi sin que ninguno de los cuatro árbitros se diera por enterado. Abierta la cita, la cerró Ivanschitz con un disparo raso con el exterior de la zurda tras una preciosa triangulación del ataque granota. El orgullo pudo más que la técnica en el Ciutat de València.
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