La pipa de la paz de Alves

Mantiene un pulso Alves con la afición azulgrana porque siempre dice lo que siente, porque no se muerde la lengua. Disparó contra Mourinho cuando muchos callaban en la crispación pasada con el Real Madrid, lamentó la forma de jugar del Barcelona de la anterior temporada cuando casi todos defendían que persistía el estilo y la intensidad, y hace unas semanas, después de que solo 38.000 personas acudieran a la vuelta de la semifinal de la Copa el Rey ante la Real Sociedad, soltó: “Los que no vienen al Camp Nou no deben ser tan barcelonistas como dicen”. Comentario que desde el propio vestuario le recriminaron, sobre todo porque el duelo fue en día laboral y a las 10 de la noche, también porque necesitaban el abrigo del estadio y no el reproche. “Por actitud y por entender que los futbolistas lo necesitaban, el público ha estado muy bien”, expresó satisfecho el técnico azulgrana Tata Martino. “Sí, sí, perfecto”, amplió Alves, que de nuevo fue protagonista por su gol, por la manera en que lo celebró y por sus declaraciones.

Superó el lateral a Hart como ya lo había hecho en el Etihad Stadium y se marcó un baile que levantó suspicacias en algunos aficionados. “Es un baile de Pitbull que significa que lo malo hay que echarlo para allá. Es para que lo malo no nos entre en el vestuario. ¿Reproche? Para nada. Han participado y están con nosotros. Somos el Barça, estamos en el mismo barco”, señaló Alves. “Yo me refería a que tenemos que estar unidos con la afición”, aclaró. Discurso lejano al entonado no hace tanto, cuando también aseguró: “En algunas ocasiones parece que no jugamos en casa”.

Al Camp Nou acudieron 85.957 espectadores —la segunda mejor entrada del curso, solo por detrás de los 98.761 que festejaron el clásico—, hinchada de bufanda y banderola agitadas con el himno de la Champions sin echar la vista atrás, como si se diera una tregua no pactada pero sí necesaria. “La afición ha estado muy bien. En momentos difíciles e importantes no suele fallar”, explicó Xavi. “Brutal, nos ha acompañado durante todo el partido y así, desde luego, es mucho más fácil jugar y ganar”, agregó Piqué. “Es que la afición, de donde yo vengo, es capaz de tener una incidencia determinante”, recordó Martino. Y se sumó el propio Alves: “Es normal que la gente nos exija, pero sin que las cosas vayan más allá de eso. Con cualquier cosa se dice que estamos acabados. No me imagino lo que nos puede pasar si nos pasamos un año en blanco. Pero este equipo, ante la adversidad, siempre responde a lo grande. Resbalamos, pero seguimos en ello”.

Concluido el encuentro, todos los azulgrana se quedaron para aplaudir a la afición. No ocurrió lo mismo en San Sebastián, cuando los futbolistas ni se acordaron de los que hicieron el viaje a Anoeta. “A veces, calientes por la derrota, se nos pasa aplaudir al aficionado y no debería ocurrir”, reconoció Piqué. Pero el Camp Nou, en un partido serio y exigente, ante el rival que más miedo daba el día del sorteo junto al Bayern Munich y que tan poco ha asustado al final, el estadio barcelinista fue una fiesta. Y Alves, lo celebró a su manera.