“Nos falta un poco de confianza”
Viran Morros (Barcelona, 1983) llegó tarde a un deporte en el que destaca por anticiparse al rival. Entre otras tantas facetas. Con 15 años, sus padres, Victoria y Ramon (de las primeras letras de cada uno viene su nombre, acabado en n) le apuntaron a un campus de balonmano, aunque él a lo que jugaba era al fútbol. 15 después es el líder de la retaguardia del Barça y de la selección española, que hoy juega contra Austria (18.15, Teledeporte) en el Europeo.
Pregunta. ¿Qué recuerda de aquel verano?
Respuesta. Me lo pasé genial. Al final, balonmano hacías un par de horas al día. Uno de los entrenadores era el del juvenil del Barça, me vio las manos grandes, que había entendido el juego y me propuso hacer una pequeña prueba. Después, sin compromiso por su parte ni por la mía, hice la pretemporada con el Barça de cadetes. Me pareció divertido, pensé que así me darían ropa del Barça. Así que encantado, fui, debieron ver algo y a mí me gustó mucho.
P. ¿Qué fue lo que le enganchó?
R. Nos juntamos un buen grupo. Tú te enganchas a un deporte porque te gusta, pero si no estás cómodo con los que te rodean no sigues. Con 15 años estaba en el Barça, entrenaba tres o cuatro días a la semana, nos los pasábamos muy bien.
P. Y dejó el fútbol.
R. Obviamente no era tan bueno. Si no estaría jugando en el Barça, en la Ferran Martorell, en la Damm o en el Espanyol, que eran los cuatro equipos fuertes de la ciudad. Yo jugaba en una peña del Barça. Como era zurdo, y escaseaban, jugaba bastante. De extremo o de interior. Malo, malo, dentro de mi equipo no era. A nivel de los de mi edad...
P. Albert Rocas dice que no aportada nada al equipo de solteros en los partidos de futbito en la selección.
Hay que mejorar detalles en defensa, tenemos que respaldar más a los porteros”
R. Eso es rotundamente falso. Son críticas infundadas.
P. Y su abuelo, [Fernando Argila, exportero, el jugador del Barça vivo con más años, 93], ¿no trató de convencerle de que siguiera?
R. La mayoría de los nietos hemos jugado al fútbol porque el abuelito había sido jugador y entrenador. Siempre nos ha inculcado el espíritu deportivo. Íbamos a la playa con él y no parábamos: con la pelota, a las palas... Obviamente no me dijo “qué haces jugando a esto”, siempre ha estado contento, pero el balonmano la verdad es que no le gustaba.
P. ¿Qué es lo más le costó aprender?
R. Costar, costar, creo que nada, pero el no haber jugado desde los ocho años me ha impedido no tener la formación base, sobre todo en aspectos de ataque. El hecho de botar, de jugar más sin balón... La técnica y la táctica individual es más difícil de aprender cuanto más avanzas. El espíritu del juego lo tenía del fútbol y lo supe adaptar.
P. ¿Cuándo empezó a especializarse en defensa?
R. Cuando llegué a Pontevedra, al Teucro. Yo jugaba en el Barça B y lo pasaba fatal, porque todos eran mucho más bajitos que yo. En muchos partidos para el minuto 15 jugaba solo en ataque porque ya llevaba dos exclusiones.
P. En un deporte de tantos goles, ¿cómo se disfruta sin marcarlos?
R. Bueno... pues se lleva. De pequeño todo el mundo quiere meter goles. Hasta juveniles no se permiten los cambios ataque/defensa. Un niño lo tiene que pasar bien, y lo hace cuando toca la pelota. Pero el balonmano ha evolucionado a crear especialistas. Te adaptas. Cuando ves que eres importante, que los entrenadores, los medios, los aficionados, pues estás orgulloso. Por suerte, nunca he marcado muchos goles.
P. ¿Qué es lo más importante en un defensa?
R. Las ganas de defender. Es primordial, básico. Seguramente favorezca que tengas unos brazos largos o que seas ágil. Pero si no tienes ganas de defender...
P. ¿De quién ha aprendido más?
R. De todos un poco. En Ciudad Real estuve con el mejor. No creo que haya habido ni vaya a haber alguien tan determinante en defensa como Didier Dinart. Le he visto ganar partidos solo. Aprendí mucho de él. Yo llegué con 23 años, tenía muchas ganas de todo, pero me faltaba un punto de serenidad. Él no solo defendía lo suyo, también ordenaba. Aparte de que era el mejor en el uno contra uno, en robar balones, en disuasión tenía el mando en defensa. Luego, en el Barça, jugué con Magnus [Jernemyr], un tío hipercompetitivo y una fuerza de la naturaleza.
Estoy orgulloso de ser importante. Por suerte, nunca he marcado muchos goles
P. ¿Qué balance hace del campeonato hasta ahora?
R. Lo importante es que pese a la derrota ante Dinamarca, dependemos de nosotros. Hay cosas que mejorar. Empezamos el campeonato con algunas dudas en ataque y se han corregido,estamos mejor. En defensa tenemos que mejorar pequeños detalles que nos hacían estar más seguros que ahora.
P. ¿Qué está fallando?
R. La coordinación entre parejas, o que el día de Noruega nos marcaron muchos goles en inferioridad... No nos lo podemos permitir. El equipo va a más y seguro que la defensa también. Así también ayudaremos más a la portería. Contra Dinamarca no estuvimos lo suficientemente bien como para que se sintieran respaldados. Pero hay mucho margen de mejora. Nos falta tener un poco de confianza, creer en nosotros, que es lo que siempre nos ha llevado lejos.
P. ¿Qué va aportar la entrada de Julen Aginagalde?
R. Es el mejor pivote hoy en día. Ya no es solo lo que pueda aportarnos en el juego, que atraerá a muchos defensores y abrirá espacios. Dará tranquilidad al equipo saber que está ahí. A ver, es Julen.
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