El Dakar vuelve a sus raíces

Dureza. Esa es la palabra que, al parecer, definirá el Rally Dakar 2014. Duro es el adjetivo al que todos los pilotos recurren para explicar qué les parece el recorrido y la planificación de las etapas de esta nueva edición de una carrera emblemática. Y esa dificultad se explica por una serie de razones. A saber: una media, aproximada, de 50 kilómetros más cada día, habrá etapas largas y enlaces aún más largos, lo que incrementará el cansancio de los participantes; se diferenciará por vez primera y durante cinco etapas el recorrido de los coches y el de las motos, lo que complicará la navegación para los primeros y ofrecerá pruebas más técnicas y complejas para los segundos; y habrá no una sino dos etapas maratón, esas en las que los pilotos de motos deben andarse con ojo y cuidar bien sus máquinas pues no tendrán asistencias al final del día ni campamento al que volver.

Son las conclusiones que se extraen de la presentación celebrada este miércoles en París, donde Étienne Lavigne, director de la carrera, y David Castera, director deportivo, han descubierto algunos de los detalles todavía desconocidos de la prueba de resistencia más atractiva del mundo del motor. El Dakar 2014 arrancará desde la ciudad de Rosario (Argentina) el próximo día 5 de enero camino del ansiado podio final, en la ciudad chilena de Valparaíso, al que no todos llegarán el día 18, dos semanas después. Quienes completen la prueba –de momento hay inscritos más de 430 vehículos y más de 700 pilotos y copilotos de 50 nacionalidades diferentes- habrán cubierto más de 8.700 kilómetros, 5.225 de ellos cronometrados, entre las pistas argentinas, Bolivia y su salar –territorio por explorar- y el conocido pero todavía temible desierto de Atacama, en Chile.

En el Dakar se produce un efecto acordeón, van endureciendo unos años hasta que se pasan un poco y vuelven para atrás" Carlos Sainz

El once veces ganador del rally, el francés Stéphane Peterhansel, advertía toda una declaración de intenciones en la propuesta de Dakar que hizo la organización: “Es más duro y complicado, un retorno al espíritu del Dakar; en África era muy duro, era complicado llegar al final y ahora tengo la sensación de que han querido volver a las raíces”. Monsier Dakar, así se le conoce, ha ganado las últimas dos ediciones por ser el que menos equivocaciones cometió: “Acabar un Dakar es algo que tiene que merecerse, en esta edición hay más dificultad y eso es bueno”. Lo mismo opina Nani Roma, que aspira a ganar su primer Dakar en coche. Ambos serán rivales en el mismo equipo, el X-Raid, el más poderoso, que además ha reclutado para sus filas al siempre atrevido Nasser Al-Attiyah, que ha confirmado su participación in extremis. Lo mismo ha hecho el que fuera su compañero en el equipo Volkswagen, Carlos Sainz, que correrá, al igual que el año pasado, con un buggy.

“En el Dakar se produce un efecto acordeón, van endureciendo unos años hasta que se pasan un poco y vuelven para atrás. Juegan a poner el límite muy alto”, observaba Sainz. Serán los pilotos de motos los que probablemente más sufran ese efecto acordeón, con dos etapas maratón y jornadas más técnicas. Se le presupone además a esta edición mayor igualdad con el siempre favorito equipo KTM, que volverá a tener en Marc Coma a su referente después de que perdiera la pasada edición por lesión; con el ganador de los últimos dos años, Cyril Despres con una Yamaha; y con tres grandes figuras como Helder Rodrígues, Joan Barreda y Paolo Gonçalves en un equipo Honda que esta vez sí parece tener una moto en condiciones para pelear por la victoria final.

Estas y cientos de máquinas más llegarán en poco más de un mes al continente sudamericano. Todos los vehículos europeos participantes embarcarán este jueves desde el puerto francés de Le Havre.