Testarudo y centenario

“El talento no es suficiente”. La camiseta de Rafael Nadal (4-6, 6-3, 6-3 y 6-3 en segunda ronda ante Klizan) condensa los valores que le han llevado a la cima antes de que se cruce hoy (Canal+) con Fabio Fognini. El talento y alguna cosa más propulsan a Tommy Robredo a una remontada heroica (2-6, 6-7, 6-2, 7-6 y 6-2 tras salvar cuatro puntos de partido en tercera ronda ante Monfils) y empujan a David Ferrer hasta su victoria 100 en los grandes (6-1, 7-5 y 6-4 a Feliciano López).

En la historia del tenis español, solo Nadal (159) ha pisado ese territorio. No presumen de esa marca dos ex números uno (Carlos Moyà y Juan Carlos Ferrero), ni la tienen en su currículo ganadores de grandes (Albert Costa, Sergi Bruguera, Manuel Orantes o Manuel Santana). El alicantino, de 31 años, la ha logrado por un camino lleno de espinas, cuesta arriba casi siempre, subrayando con cada esfuerzo lo mismo que la camiseta. Con el talento no es suficiente.

Nadal supera a Klizan y busca hoy los octavos de final frente al italiano Fognini

“Hasta aquí me han llevado el trabajo y el sacrificio”, argumenta Ferru antes de buscar los cuartos contra el sudafricano Anderson. “Sin duda, sin esa consistencia, sin el día a día de superarme a mí mismo en momentos no tan buenos, sin el estar ahí siempre, no habría tenido esta carrera tan regular, ni habría llegado a la victoria 100. Si me tengo que quedar con algo es con el trabajo en pista de tenis y mental. A medida que pasan los años, no he perdido ni una pizca de pasión por el tenis, pero sí me cuesta más viajar”.

Ferrer busca su primera final grande, su primer título del Grand Slam y la compensación por su espíritu inquebrantable, capaz de sobreponerse a uno y mil sinsabores. Esta es la lista de penas que combate solo en el último año el número cinco. En su primera semifinal en París (2012), sumó cinco juegos; luego, en los Juegos de Londres, tuvo y perdió con Feliciano cuatro pelotas que le aseguraban una medalla que no se colgó del cuello; más tarde, en Miami 2013, paró un peloteo en punto de partido a su favor creyendo que el Ojo de Halcón le daría la razón, y perdió el título; y, finalmente, vio cómo Nadal le descabalgaba del número cuatro. Nada de eso le ha detenido.

“A medida que pasan los años, es más difícil, por edad, porque te vas desgastando más”, reflexiona. “No hay que tener urgencia por nada. Cuando más urgencia tienes, peor haces las cosas”.

Sin urgencias, con la paciencia adquirida durante más de seis meses de baja tras operarse una pierna, gana Robredo su partido de tercera ronda ante Monfils. “Esto no es un sueño, es el resultado de luchar. He sobrevivido”, dice tras asegurar con su triunfo la presencia de un español en cuartos, ya que se cruza con Almagro en octavos. “Físicamente, ha sido una matanza”, describe tras tirarse victorioso sobre la arena, libre tras 3h45m, sordo durante el encuentro a los gritos de 10.000 gargantas (“¡Es más viejo que tú!”, animan a Monfils).

Así avanzan Ferrer y Robredo a octavos. La receta de ambos bien podría parecerse a la de Nadal, aún varado en tercera ronda, que explicó con tres frases en qué había pensado cuando se vio ante la necesidad de remontar por segunda vez en dos duelos, y en un día de perros. “Lucha. Concéntrate. Sé humilde para aceptar que no le estás pegando a la bola tan bien como querrías”, se dijo. Queda claro. El talento no lo es todo.