La eterna revancha de Robben

A finales del verano de 2009, la tesorería del Real Madrid se encontraba bajo mínimos, tiritando tras el lujo. El segundo Florentinato había arrancado a lo grande con las contrataciones de Kaká, Cristiano y Benzemá. La reconstrucción acaparaba titulares a golpe de presentaciones estelares pero a Jorge Valdano, el director general, le tocaba afrontar una operación salida lo suficientemente brillante como para amortizar el desembolso de 250 millones de euros. Valdano consiguió hacer caja. Abandonaron el club hasta 14 jugadores por valor de unos 100 millones de euros. 25 de esos millones los pagó el Bayern de Múnich por Arjen Robben.

El extremo zurdo holandés ponía rumbo a Alemania al final de la pretemporada en contra de la opinión del entrenador, Manuel Pellegrini, después de haber militado dos años en el club madridista. “El jugador fue invitado a salir del Real Madrid a comienzos de verano. Si llegaba Cristiano Ronaldo, él tenía que dejar el club”, comentó Valdano entonces: “A medida que avanzó la pretemporada, es verdad que Pellegrini se mostró interesado en que Robben se quedara, pero disfrutó de pocos minutos y su venta era una gran oportunidad. En el mundo real las cosas son así. Si viene Kaká, se va Sneijder, y si viene Cristiano Ronaldo, se va Robben", sentenció el directivo.

Robben fue uno de los reclamos electorales de Ramón Calderón. El expresidente blanco prometió a los socios el fichaje de Cesc, Kaká y Robben para alcanzar la poltrona madridista en 2007. Finalmente accedió al cargo pero solo consiguió fichar al holandés. Llegó procedente del Chelsea, donde Mourinho le abrió la puerta, por 35 millones de euros. En dos temporadas con el Madrid, con varias lesiones musculares de por medio, disputó 63 partidos, con 13 goles y 12 asistencias. Sin llegar a deslumbrar, fue siempre uno de los estiletes blancos. Conquistó la Liga y la Supercopa de España en 2008, en un curso en el que algunos llegaron a compararle con Messi, pero Florentino le enseñó la puerta de salida. “El Madrid solo quería hablar de dinero y no de fútbol. Eso me dolió”, contó Robben. “No quería irme, pero tomé la decisión correcta”.

En Múnich recuperó la sonrisa con un primer año estelar. Solo sufrió una lesión seria, en octubre, pero después encadenó una racha excelsa, marcando 20 goles en 29 partidos y siendo uno de los artífices del doblete de Liga y Copa del Bayern y de la clasificación del conjunto bávaro para la final de la Liga de Campeones de 2010. Nueve años después de derrotar al Valencia en San Siro, los de Múnich regresaban al máximo escenario europeo. Pero el Inter de Mourinho les frustró la felicidad completa.

¿Vienes a vengarte del Madrid?, le preguntaron ayer. “Ya veremos”, respondió

En su primera temporada jugó 37 partidos y marcó 23 goles, la mejor marca de toda su carrera, se estancó un poco en la siguiente (13 tantos) y en este curso ha vuelto a mejorar (16 goles en 31 partidos), y ocho asistencias.

Esta noche regresa por segunda vez al Bernabéu en la vuelta de unas semifinales en las que están saltando chispas. El Bayern ansía alcanzar su final en Múnich y sus estrellas reflejan esa tensión. En el descanso del partido de ida, Ribéry agredió a Robben por no haberle dejado lanzar una falta y pagó 50.000 euros de multa. Hoy ambos serán la principal amenaza del Madrid. “Ha habido muchas mentiras en toda esta historia, pero al final yo también tengo que decidir lo mejor para mí. Quiero jugar y demostrar el futbolista que soy", declaró Robben en 2009 en el aeropuerto de Barajas antes de partir hacia Múnich para fichar por el Bayern. Ayer, también en Barajas a la llegada de los de Múnich, los medios abordaron al extremo holandés. “¿Vienes a vengarte del Madrid?”, le preguntaron entre el revuelo. “Ya veremos”, contestó entre enigmático y amenazante.