El Getafe vence a un ‘fantasma’
Un Valencia sin alma escenifica su crisis con un partido plano en el Coliséum
Destemplado, hipotenso, casi fantasmagórico, el Valencia pasó por Getafe como un alma en pena. Se marchó del partido casi antes de llegar. Soldado soltó un relámpago, pero la tormenta fue azulona.
El equipo de Luis García recuperó la mejor versión de varios de sus primeros espadas ante un rival en el que, a la vista de los acontecimientos, se anuncia tempestad. Mientras unos miran hacia arriba aliviados porque se alejan las penurias, los otros miran de reojo hacia atrás porque ya notan el aliento del Levante y del resto de aspirantes a la Liga de Campeones.
GETAFE, 3 – VALENCIA, 1
Getafe: Moyà; Valera, Cata Díaz, Alexis, Mané; Lacen, Míchel; Pedro Ríos (Sarabia, m. 85), Diego Castro, Gavilán (Casquero, m. 68); y Miku (Güiza, m. 78). No utilizados: Codina; Torres, Juan Rodríguez, y Arizmendi.
Valencia: Guaita; Bruno (Mathieu, m. 68), Rami, Víctor Ruiz, Jordi Alba; Topal, Parejo; Feghouli, Jonas (Aduriz, m. 77), Piatti (Pablo Hernández, m. 62); y Soldado. No utilizados: Diego Alves; Ricardo Costa, Tino Costa y Albelda.
Goles: 0-1. M. 5. Soldado. 1-1. M. 12. Pedro Ríos. 2-1. M. 24. Miku. 3-1. M. 30. Bruno, en propia puerta.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Bruno, Soldado, Jordi Alba, Piatti, Miku, Míchel, Pedro Ríos y Víctor Ruiz.
Unos 9.000 espectadores en el Coliséum.
Sin el vuelo necesario como para cuestionar la hegemonía de Barcelona y Madrid, pero con la calidad suficiente para vivir instalado sin sofocos en la zona Champions, el Valencia se ha convertido en un equipo extraño. Capaces de firmar en la misma semana una victoria lustrosa en San Mamés con un petardazo insospechado en Mestalla ante el colista, los de Emery mezclan a partes iguales talento e inconsistencia. Con más pegada que criterio. Propensos a la ciclotimia y asiduos al diván.
Arrancó imponente en Getafe. Tanto como el zapatazo de Soldado que dobló las manoplas de Moyà. El delantero retomó el trabajo donde lo dejó el curso pasado, cuando arrolló a los azulones con cuatro goles. Aquel día, Soldado lució lo mejor de su catálogo ante el equipo que le promocionó para misiones superiores y dio un curso de contundencia, puntería y determinación. Cuatro tantos en cuatro remates a puerta.
Anoche, el internacional atinó a los cinco minutos, en la primera que tuvo, pero fue un espejismo. El Valencia etéreo y displicente se cayó de un soplido. Bastó el aplicado ahínco del Getafe para destapar la ruinera de los de Emery. En un santiamén los azulones pasaron del sofocón a la fiesta. Gavilán se volvió incontenible para Bruno, Diego Castro campó a sus anchas y Pedro Ríos rescató su duende. El extremo jerezano firmó el empate con un cabezazo a centro de Gavilán que, de refilón, sirvió también el segundo a Miku. En pleno esperpento de la defensa valencianista, y con Bruno ofuscado, llegó el tercero antes de la media hora. Gavilán colgó una falta al centro del área y el lateral, con las botas anudadas, confundió los conceptos de despeje y remate y batió a Guaita, que completó el dislate.
En un santiamén, los azulones remontaron el gol de Soldado y desataron la fiesta
El Valencia se marchaba por el sumidero mientras el Getafe agradecía semejante bicoca para prolongar otra buena racha. Los de Luis García, instalados en una metódica irregularidad, han tomado el impulso suficiente como para escapar de los miedos y plantearse retos mayores.
No encontraron oposición los azulones ante un equipo desangelado. Topal y Parejo no encontraron nunca el libro de instrucciones, Jonas y Piatti dimitieron de la mano y Soldado se quedó como el llanero solitario, desasistido y peleando por la nada. Porque nada alteró el rumbo del partido, ni sobre el césped ni desde la banda. Mientras el Getafe hacía hucha con los puntos y cuadraba sus cuentas, los de Emery entraban en barrena escenificando sus turbulencias internas. “Estaremos con el míster mientras esté con nosotros”, declaró Parejo a pie de césped nada más concluir el partido ofreciendo una explicación que sonó más a divorcio que a unidad.
Por Getafe pasó un fantasma y se cruzó con la euforia de un equipo que sueña con reverdecer excursiones por Europa.
La cabeza alta para no recibir “una colleja”
Unai Emery, entrenador del valencia, aseguró tras perder ante el Getafe que tiene que "mantener la cabeza alta" para que "nadie" le dé "una colleja", y declaró que espera que la afición valencianista apoye a su equipo en el próximo encuentro que dispute en Mestalla.
"Entiendo a la afición y yo hice un llamamiento para estar unidos. Más allá de cualquier interpretación, les dije que dieran un paso para estar los más unidos posibles. Ahora, después de la derrota, habrá voces pidiendo soluciones. Ahora me tengo que mantener firme. Ahora ofrezco trabajo y dedicación", dijo.
"Hay que ser objetivos. El equipo no está bien y nos tenemos que recuperar. Contra el Levante, tenemos que ser nosotros. La afición tiene que estar con los jugadores, y estando, saldrá adelante. Les pedí que estuviéramos lo más unidos posibles. Lo vuelvo a reivindicar. Tenemos que dar nosotros y ellos, que se unan con nosotros. Tengo que mantener la cabeza alta para que nadie me pegue una colleja", añadió.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.