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OBITUARIO

Maurice de Muer, el director que guió a Ocaña al triunfo

Era jefe de filas del Bic cuando el español se hizo con el Tour de 1973

Carlos Arribas
Maurice de Muer, detrás de Ocaña, en el momento de la caída del ciclista en el Tour de 1971.
Maurice de Muer, detrás de Ocaña, en el momento de la caída del ciclista en el Tour de 1971.AFP

 Luis Ocaña era uno que salía a entrenarse con un grupo de ciclistas, y cuando estos, viendo acercarse una tormenta, por ejemplo, o un vendaval, decían de ir a la izquierda para evitarlo, él se empeñaba en seguir por la derecha, y solo se iba, aunque terminara empapado o pidiendo ayuda. Muy pocos directores fueron capaces de hacerse obedecer por ese corredor genial, soberbio, orgulloso, cabezota. Uno de ellos, quizás, el que mejor le supo entender, fue Maurice de Muer, su director en el Bic, que murió el 4 de marzo en una residencia de ancianos en Seillans, en el sur de Francia. Tenía 90 años.

La fuerza de De Muer, su poder de convicción, derivaba, quizás, de su genio, de su mal genio que, recuerda Bernard Thévenet, uno al que condujo a la victoria en dos Tours, era volcánico, manifestado en grandes voces, y fugaz, dosificado en broncas de 15 minutos seguidas de largos periodos de placidez. José Miguel Echávarri, quien antes de dirigir el Reynolds y el Banesto de Perico e Indurain fue ciclista emocionado en el Bic, se acuerda de las broncas, claro, y también de un hombre casi atildado, que prestaba gran cuidado y atención a cómo vestía, a cómo se peinaba, aunque al volante del coche del Bic siempre se le viera en pantaloncito corto y sin camiseta, torso desnudo, y siempre, todo el año, muy, muy moreno, piernas y cuerpo bronceados. “Era lo que ahora se llama un metrosexual” dice Echávarri. Aparte de por su fuerte carácter, a De Muer los que le conocieron también le recuerdan por su genio estratégico, por su audacia táctica, por su estilo atacante que tanto se conjugaba con el carácter y el instinto agresivo en la carretera de Ocaña también. Cuentan que por las noches, en los hoteles, su mujer, Jacqueline, que le acompañaba en todo momento, desplegaba sobre la cama un mapa de carreteras y entre ambos señalaban los lugares ideales para atacar al día siguiente. Eran los tiempos anteriores al pinganillo, claro, a los teléfonos móviles, a los GPS. “Era todo o nada”, recuerda Thévenet. “Solo la victoria contaba”.

Nacido en Potigny, en Calvados, al norte de Francia, De Muer fue un corredor de clase y pocas victorias en los años 40, siempre con el maillot del Peugeot. Sus triunfos más recordados son una París-Camembert (1944) y un segundo puesto en una París-Niza (1946). Como director comenzó en 1961 al frente del Pelforth de Anglade y Jan Janssen, equipo en el que estuvo hasta 1968, justamente el año en que Janssen, con el maillot nacional de Holanda, ganó el Tour. En sus seis años al frente del Bic, en el que junto a Ocaña o Echávarri corrieron otros españoles, como Pérez Francés y Aranzabal, De Muer guio al conquense a casi dos victorias en el Tour. La del 71 le huyó, teñida de sangre, por una caída en el col de Mente en la última etapa pirenaica, cuando Merckx ya estaba derrotado; la segunda, la del 73, la agarró con fuerza tremenda. En 1975 el Bic dejó el pelotón y De Muer pasó a dirigir el equipo con el que había corrido de joven, el Peugeot, famoso por el dibujo ajedrezado de su maillot blanco. Fue allí donde ganó dos Tours a través de las piernas jóvenes de Thévenet, el francés que acabó con el mito de Merckx y Gimondi en las cuestas de Pra Loup. En 1982, ya con 62 años de edad, De Muer colgó el volante y se retiró a vivir a Seillans, en el Var, en la comarca cercana a la Costa Azul en la que los equipos franceses concentraban a sus corredores para pasar el invierno.

Todos los directores de la época, toda una generación del ciclismo —Geminiani, el único superviviente, Caput, Plaud, Stablinski—, acabaron construyéndose allí casas. La de Maurice de Muer ardió en septiembre pasado, lo que le condenó a una residencia de ancianos, donde solo resistió unos meses. “Estaba un poco cansado”, dice Jean Marie Leblanc, corredor suyo en el Pelforth y en el Bic y posteriormente periodista en L'Équipe y director del Tour.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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