Del abrigo de visón al buzo
El Granada, lleno de orden, desnuda al Athletic (0-1), pleno de desaciertos
Tenía Marcelo Bielsa la mosca detrás de la oreja. Le picaba en el lóbulo tanto halago, tanto despliegue de adjetivos, tanta maravilla emboscada en los dos últimos partidos. Y lo denunció. La tropa recibió el mensaje y decidió que la cita con el Granada podía ser un partido trampa, de esos que se dan por absueltos y acabas condenado a muerte con un abogado de oficio. Del abrigo de visón al buzo de faena no hay más que un paso y el Athletic lo dio. En falso, pero lo dio. Y se lo comió el Granada oponiendo las mismas armas: un puzle abigarrado, dos líneas bailando pegadas, ni un hueco y el resto del campo para que campeasen los centrales con la mirada perdida.
Estrategias aparte, costaría encontrar esta temporada, y la anterior, y la otra que venía antes, un partido en el que el Athletic hubiera acumulado tantísimos errores en el pase y sobre todo en los centros al área. Tuvieron algo que ver los centrales del Ganada, aunque casi todo lo que les llegó fue de frente, bajito, muy lejos de Llorente o muy bombeado. Un recital en blanco y negro cuando el fútbol ya es en tecnicolor.
ATHLETIC, 0-GRANADA, 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe (Gabilondo, m. 46); Herrera (David López, m. 64), De Marcos (Íñigo Pérez, m. 73), Iturraspe; Susaeta, Llorente y Muniain. No utilizados: Raúl, Toquero, San José y Ekiza.
Granada: Roberto; Nyom, Íñigo López, Diakhaté, Siqueira; Martins (Abel, m. 91), Yebda, Mikel Rico; Uche, Ighalo (Geijo, m. 75) y Jara (Benítez, m. 68). No utilizados: Julio César; Moisés, Fran Rico y Jaime.
Goles: 0-1. M. 31. Íñigo López, de cabeza a la salida de un córner sacado por Martins.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Nyom, Yebda, Siqueira, Aurtenetxe, Muniain y Roberto.
Unos 35.000 espectadores en el estadio de San Mamés.
Bielsa, adicto al trabajo, tiene ya tarea para los próximos días: difícil centrar tantas veces mal con protagonistas distintos. Tantas, no; todas. Toca volver a ensayar los viejos principios del fútbol.
Tan bien lo hicieron los centrales del Granada que hasta Íñigo López se animó en un córner, a la media hora de partido, y cazó el balón desdibujando a toda la defensa rojiblanca. Era el remate que buscaba el Athletic y... se lo encontró en su portería. El Granada fue fiel a sí mismo: chicos juntos, contras rápidas y el resto, a aguantar. Cayó el gol cuando menos lo esperaban el Athletic y el Granada, que tenía como misión fundir los plomos del cuarto de máquinas rojiblanco. Y lo consiguió. Los tres centrocampistas de Bielsa (Herrera, Iturraspe y De Marcos) vivieron su peor día. Ellos y Muniain, en pleno bajón, tan impreciso como indeciso.
Ahí murió el Athletic. Ahí se desabrigó, se enfrió, y su manejo del balón en ningún momento confundió a un Granada que jamás perdió el compás ni olvidó la tablilla con la que salió de Andalucía. Bien es cierto que el Athletic no le propuso ninguna trampa. Hizo lo previsto con menos precisión de lo habitual. Todo, entonces, es más complicado. No es un equipo que pueda ganar sin el medio campo.
El Granada-Mallorca se reanudará el 7 de diciembre a las 19.30
El Granada-Mallorca, que fue suspendido el pasado 20 de noviembre en el minuto 61 después de que un aficionado lanzara un paraguas contra el juez de línea, se reanudará el miércoles 7 de diciembre a las 19.30 horas en Los Cármenes. El Comité Técnico de Árbitros ha decidido que el asistente que resultó herido, Javier Aguilar Rodríguez, sea sustituido por Díaz Casado.
El árbitro Clos Gómez decidió la suspensión del encuentro con 2-1 a favor del Granada y el Comité de Competición dispuso la semana pasada que el resto del partido se disputará a puerta cerrada, aunque tendrán acceso al campo los directos de ambos clubes, el personal técnico y auxiliar de los mismos y los presentantes acreditados de los medios de comunicación. Competición acordó una multa de 6.000 euros al Granada y el apercibimiento de clausura de su campo en caso de reincidencia. Además, Antiviolencia impuso una multa de 5.000 euros y la prohibición de acceso a cualquier recinto deportivo durante dos años al aficionado que lanzó el paraguas.
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