Wiggins ya manda
El británico impone su ritmo en la subida a Manzaneda y es el nuevo líder de la Vuelta.- Purito recorta solo seis segundos y Moncoutie gana la etapa
Purito Rodríguez había avisado de que los cuatro minutos que se había dejado en la contrarreloj de Salamanca no eran definitivos. Decía que le seguían saliendo las cuentas. Confiaba el ciclista catalán en recuperar el tiempo en las etapas de montaña, donde se desenvuelve mucho mejor que peleándose con el reloj. Hoy, en la inédita llegada al puerto gallego de Cabeza de Manzaneda, una subida de unos 20 kilómetros con alguna rampa del 10,5% de desnivel, tenía la primera ocasión de demostrar que no se le va la fuerza por la boca. Y lo intentó en los kilómetros finales con un gran cambio de ritmo, pero Wiggins, protegido durante toda la subida por su compañero y hasta ahora líder, Froome, ni se inmutó. Cogió su ritmo, arrastró con él a Nibali -al que tiene a 11 segundos en la general- y a los demás favoritos y llegó a la meta a tan solo siete segundos de Purito. El que ha sacado un buen provecho de la etapa ha sido el francés David Moncoutie (Cofidis), que se metió en la fuga del día, atacó en el puerto final y se llevó su cuarta etapa en cuatro años en la Vuelta, demostrando que, a sus 36 años, tiene tomada la medida a la ronda española.
Aunque el pelotón no está siendo este año muy generoso con las escapadas debido a la suculenta bonificación de 20 segundos que se lleva el vencedor de cada etapa, la fuga de hoy era diferente a las demás. El grupo de cabeza estaba formado por 19 corredores, por lo que el desgaste de cada uno era menor que otras veces, y allí iban hombres que se defienden bien en la montaña, como, por ejemplo, Luis León Sánchez (Rabobank), Amets Txurruka (Euskaltel) o el propio Moncoutié, que ya había ganado en una etapa con final en alto, en Sierra Nevada, hace dos años. El gran grupo, encabezado la mayor parte del tiempo por el Sky de Wiggins, tenía la mente en otra lucha, la del final, y dejó libertad a los escapados, que llegaron a tener cerca de ocho minutos de ventaja.
Con tanta permisividad, el pelotón corría el riesgo de que la distancia se les acabara yendo de las manos, dado que Andrés Duarte, del Geox, llegó incluso a ser líder virtual de la Vuelta. Por eso, el Sky aceleró el ritmo poco antes de comenzar la subida final y la ventaja comenzó a reducirse, aunque los fugados ya sabían a estas alturas que se jugarían la victoria entre ellos. Moncoutié, que se las sabe todas, atacó a 15 kilómetros de meta a sus compañeros de aventura llevándose con él a Sergio Paulinho (Radioshack), que cedió a los pocos metros. El francés aguantó con entereza en solitario hasta el final, donde levanto los brazos. La cuarta vez en los últimos cuatro años que lo hace en la Vuelta, un promedio envidiable.
Mientras, por detrás, el Katusha de Purito tomó los mandos, relevando a un Sky del que tiraba el líder, Froome, que protegía, mimaba, a Wiggins, su jefe al fin y al cabo pese a que el maillot rojo lo llevase hoy él. Purito lo probó muy pronto, a ocho kilómetros del final, pero fue solo un tanteo. El que atacó de verdad fue su escudero, Dani Moreno, a quien respondió Mikel Nieve (Euskaltel), Sorensen (Saxo Bank) y Lagutin (Vacansoleil). Los favoritos esperaron a moverse a los tres últimos kilómetros, cuando Wiggins cogió el mando del grupo de favoritos y alcanzó a los que se habían adelantado antes. El británico, ya con Froome descolgado - ha perdido siete segundos-, metió la primera sin mirar quién le seguía. Si lo hubiese hecho, habría visto que Fugslang cedía, dejándole el maillot de líder en la mano. Entonces apareció Purito, que hizo un cambio de ritmo brutal en el último kilómetro que nadie pudo seguir. Luego, sin embargo, pagó el esfuerzo y acabó sacando solo seis segundos a los demás. Wiggins ya manda en la Vuelta.
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