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El Bizkaia BB toma impulso

La victoria en Granada, unida a la de la Eurocopa, el mejor legado de Rafa Pueyo a Katzikaris

Misión cumplida, podría decir Rafa Pueyo, entrenador interino del Bizkaia tras la marcha de Txus Vidorreta y la llegada de Fotis Katzikaris. Dos victorias en dos partidos en un equipo que se asomaba a la depresión en España mientras se paseaba por Europa, no es un mal balance para torear una crisis que se ha llevado por delante al entrenador de toda la vida. Podría decirlo Rafa Pueyo, pero no lo dirá porque la misión cumple cuando todo acabe y no en tiempos parciales. Y él es un hombre de club. Pero lo cierto es que la victoria en Moscú ratificó la jerarquía europea del Bizkaia, invicto, y la de ayer en Granada, no sólo eleva la autoestima del colectivo sino que tiene un valor más metálico al romper su negativa racha de derrotas. Ganar en Granada significa para el Bizkaia tomar impulso cuando ya se ha estrenado la segunda vuelta a la que accedía con cuatro pírricas victorias.

GRANADA, 66; BILBAO, 78

Granada: Gianella (2), Hunter (4), Ingles (15), Hendrix (8), Gutiérrez (4) -equipo inicial-; Stefansson (16), Rannikko (9), Jasen (8) y Fernández (0).

Bilbao: Rodríguez (9), Warren (3), Mumbrú (15), Hervelle (6), Banic (20) - equipo inicial-; Moiso (1), Vázquez (0), Seibutis (14), Markota (1), Blums (0) y Salgado (9).

Árbitros: García Ortiz, Guirao y Pérez Niz.

Palacio de los Deportes. 7.000 espectadores.

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Ayer no es que cambiaran mucho los protagonistas del éxito, los habituales Mumbrú y Banic, a los que se sumó Seibutis para mantener la línea de continuidad en un partido igualado que se rompió en los instantes finales. El dominio del rebote fue una de las claves para frenar a un Granada que ha optado en la primera vuelta a un puesto en la Copa del Rey -que no consiguió-, pero que se entiende como un rival en la lucha particular del equipo vizcaíno, extrañamente en la parte baja de la tabla.

El regreso de Moiso no se notó deportivamente todavía aunque se confiaba en que esta muestra de confianza dinamizara su escasa aportación. Mejor se comportó Javi Rodríguez, el base que dirigió durante más minutos a los hombres de negro, aunque a la aparición final de Javi Salgado se antojó también decisiva. Los nervios hundieron al Granada, preso de las faltas antideportivas y una técnica a su entrenador, Trifón Poch

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