Pinto y Messi salvan al Barça
Los azulgrana alcanzan la final en Mallorca gracias a un penalti parado por el portero y un gol del delantero
El portero suplente salvó al ofensivo Barcelona de un mal trago. Pinto paró un penalti a Martí cuando el Mallorca ganaba por 1-0 y alivió la tortura de los azulgrana, maltratados por el rival, por el tiempo y también por el árbitro, victimas de nuevo de su propia fragilidad. No pudo remontar el plantel de Manzano y los barcelonistas alcanzaron la final de la Copa después de un preciso tanto de Messi que hizo buena la ventaja de la ida (2-0), cuando el equipo todavía estaba armado, jugaba con confianza y ganaba los partidos con solvencia. Desde entonces, el Barça ha perdido juego, jerarquía y confianza y rivales de distinto pelaje le tumban y discuten el triunfo. Las individualidades le salvaron ayer de una mala actuación colectiva.
Mallorca 1 - Barcelona 1
Mallorca: Lux; Josemi, Ramis, David Navarro, Corrales (Aduriz, min. 78); Castro (Scaloni, min. 74), Suárez (Cléber Santana, min. 61), Martí, Arango; Webó y Keita.
Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Puyol, Martín Cáceres; Touré Yayá, Keita, Busquets, Hleb (Xavi, min. 86); Iniesta (Márquez, min. 53) y Bojan (Messi, min. 58).
Goles: 1-0, min. 45: Castro, desde la media luna del área, empalma un zurdazo imparable a pase de Webó; 1-1, min. 80: Messi, en jugada individual, marca haciéndole un ''sombrero'' a su compatriota Germán Lux.
Árbitro: Rubinos Pérez (comité madrileño). Expulsó con tarjeta roja directa a Martín Cáceres en el minuto 50, y por doble amonestación a Josemi, del Mallorca, en el minuto 65. Amonestó a Josemi, Touré Yayá, Pinto, Piqué, Ramis, Corrales, Keita.
Incidencias: Partido de vuelta correspondiente a las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Ono Estadi ante unos 14.000 espectadores. Terreno resbaladizo tras la intensa lluvia que cayó sobre Palma antes del encuentro.
Apareció anoche el pálido Iniesta, lesionado las dos últimas semanas, y el Barça pareció recuperar por un momento su mejor color futbolístico. Al minuto de partido, el manchego ya había exigido a Lux en un remate forzado después de una jugada que habría firmado Messi por el cambio de pie y también de ritmo. Nada mejor que un futbolista como Iniesta para coser las líneas y darle serenidad a un equipo bajo sospecha por la racha liguera del Madrid. Aunque no era necesaria ninguna proeza, sino que se trataba simplemente de jugar un partido de vuelta con un colchón de dos goles de la ida, los últimos resultados invitaban a la prudencia desde el punto de vista azulgrana. Y el Barça volvió a ser durante un cuarto de hora un equipo más o menos reconocible desde una alineación inédita.
Además de dar descanso a Xavi, Guardiola prescindió de los tres delanteros titulares, las tres figuras del equipo, los jugadores más cuestionados últimamente ?Messi, Eto'o y Henry? y el equipo recuperó el dinamismo y el toque. Le faltó, en cambio, agresividad y contundencia. Al Mallorca le alcanzó con contemporizar y esperar que el adversario se venciera en una de sus habituales concesiones defensivas, a veces provocadas por errores individuales o por fallos en el juego de posición o en una acción individual.
La noche, por lo demás, era tan perra que invitaba a no descuidarse, porque ya se sabe que la lluvia, el viento y el frío mezclan mal en el fútbol. A favor de viento precisamente, el Mallorca equilibró el partido muy pronto y destempló al Barça, falto de fuerza.
Paso a paso, el plantel rojillo alcanzó posiciones de remate mientras los azulgrana se perdían en las orillas del campo, poco decididos, excesivamente cómodos, nada valientes. Destensado, el equipo quedaba muy largo, lejos del portero. A la espera del descanso, cuando el Barça aguardaba el pitido del árbitro, llegó el gol del Mallorca: Webó fijó a los centrales de espaldas a la meta y dejó la pelota para la llegada de Castro, que enganchó un remate a la escuadra.
El gol dejó al Barcelona a la intemperie incluso con el descanso de por medio. Nada más regresar a la cancha, al Mallorca se le anuló un gol por fuera de juego y acto seguido el colegiado pitó penalti y expulsó a Martín Cáceres por una entrada sobre Castro en el área. Y entonces apareció Pinto, aparentemente el jugador más frágil del equipo, y rescató a sus compañeros al rechazar con las piernas el tiro del experto Martí.
La jugada del penalti marcó un punto de inflexión en el partido porque el Mallorca se desanimó para suerte del Barça, muy espantado, superado en las jugadas divididas, consciente de jugar en situación de inferioridad numérica. Pese a que el encuentro y la eliminatoria quedaban a expensas de la capacidad azulgrana para marcar un gol, no había munición en el ataque barcelonista. A Guardiola no le quedó más remedio que recurrir a Messi, que fue volteado nada más pisar la cancha. Messi se levantó y resolvió después de forzar la expulsión de Josemi y aprovechar un fallo defensivo del rival para marcar. A falta de equipo, el Barça tuvo principio y final, portero y delantero, Pinto y Messi. Le bastó para llegar a la final de la Copa.

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