La Real Sociedad se atasca en Vallecas ante un combativo Rayo
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La Real Sociedad, líder de Primera división, sumó anoche su segundo empate consecutivo sin goles, en su visita al estadio Teresa Rivero donde su juego perdió brillo ante un combativo Rayo Vallecano que cortó su racha de cuatro derrotas consecutivas.
Fernando Vázquez apeló a la experiencia para salir de la crisis. Dio paso a los "veteranos" del equipo, que devolvieron el inconfundible sello de lucha del Rayo Vallecano, que ha hecho historia en los últimos años, y borraron la imagen de equipo endeble que no supo mantener resultados en las últimas cuatro derrotas.
La nueva posición de Onopko, en el centro de la defensa, junto a la entrada de De Quintana, Pablo Sanz, Quevedo y Michel, devolvió el orden defensivo, de un Rayo que apeló a sus armas para afrontar el derribo del líder. Desde el pitido inicial el Rayo salió volcado por la victoria consciente de poner arreglo a la crisis de resultados en la que se encuentra inmerso. Karpin avisó de que el estadio Teresa Rivero es el más complicado de Primera división, y de hecho la Real no se acopló a las dimensiones reducidas del terreno de juego.
Buen juego del Rayo
En tan sólo un minuto de partido, Peragón tuvo las dos primeras ocasiones del encuentro. Michel lideró el juego ofensivo del Rayo, en una apuesta ofensiva de Vázquez que situó un 4-1-4-1, con una línea de cuatro mediapuntas ofensiva formada por Quevedo y Michel por el centro y Peragón con Julio Alvarez en las bandas. La Real, que llegaba tras empatar en el Bernabéu con el Real Madrid no se acomodaba y no mantenía la imagen sólida de líder que hasta ahora creaba un fútbol alegre y sin presión. Añorando a De Pedro y Nihat, sólo Karpin tiró de su equipo y desperezó a los suyos de un mal inicio.
Onopko taponaba a Kovacevic y la Real sólo llegaba a balón parado. El fútbol lo ponía el Rayo, que se adueñó del esférico y sólo la falta de precisión en el remate impidió que se marchasen con ventaja en el marcador al descanso. Dos testarazos de Quevedo y De Quintana a placer que se marcharon rozando el larguero y pusieron punto y final a una fría primera parte.
En la reanudación, la Real mejoró ligeramente su imagen, pero su esfuerzo por romper el orden defensivo del Rayo fue en balde. El Rayo entregó el esférico a su rival y se fue desvaneciendo en medio de una intensa lluvia. Dos acciones aisladas de Karpin y Schurrer fueron el único trabajo de Etxeberría. Menos tuvo Westerveld. El Rayo regresó inconscientemente a un fútbol aéreo demasiado directo, que acabó con todas sus acciones de peligro.
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