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La cruda Irlanda apunta a España

Los irlandeses ganan 0-3 a Arabía Saudí y se meten en octavos con un fútbol áspero y sin sutilezas

No hace falta mucho para ganar a Arabia Saudí. Los irlandeses tienen más bien poco, pero les alcanza ante rivales semejantes. Otra cosa será en octavos, presumiblemente frente a España, cuando Irlanda se vea mucho más exigida.

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Para esa cita no cambiará de traje, porque hace siglos que los irlandeses están forrados con un fútbol de corte áspero, crudo, sudoroso, con muchos codos al vuelo y ninguna sutileza. El asunto es sencillo: la pelota es un tesoro por el que muerde cada irlandés, que cuando consigue el botín lo manda a tomar vientos a la primera de cambio. Una selección, en definitiva, que disfruta más del juego aéreo que del terrestre, al más puro estilo británico. Eso sí, en su manual no existe la palabra rendición; jamás vuelven la cara ante ninguna circunstancia.

Frente a los árabes todo se le puso de cara en un santiamén, los seis minutos que tardó Robbie Keane en marcar el gol de su vida: una volea a la media vuelta que se coló bajo el codo izquierdo del portero saudí. A falta de Roy Keane, el Keane genuino, largado del equipo por criticón, a Irlanda le ha surgido Robbie, un delantero que penó unos meses por el Inter de Milán y de una tacada ha metido a su selección en octavos. Primero con su agónico gol a Alemania y ayer con su repetición frente a Arabia.

Keane, Robbie, y su compañero de ataque, el más sibilino Duff, reciben casi siempre de espaldas. Se dejan caer a las bandas, donde les llega la pedrea de los defensas, que patean el balón con saña en cuanto les huelen. Sobre todo a Duff, el más veloz y escurridizo. El centro del campo sólo es una zona de tránsito cuando no hay más remedio. El primer lanzador es Staunton, el capitán, un ex lateral de 32 años reconvertido a central que tirita cuando le buscan su pierna derecha, tiesa como un mástil. A la izquierda de Staunton se sitúa Harte, un lateral del Leeds United que golpea duro con su zurda y es el encargado de las jugadas a balón parado. Esta es la estrategia que más explota el equipo, como quedó demostrado en el segundo gol frente a los árabes. Una falta lateral ejecutada por Staunton que remató con el dedo gordo el central Breen. A Irlanda no le hizo falta más. El tercer tanto, el de Duff, se lo regaló el portero de enfrente, Al Deayea.

La inocencia y fragilidad de los árabes, que han dejado el Mundial como Francia, sin marcar un gol, mantuvo a Irlanda sin agobio ninguno. Como sus jugadores siempre se esfuerzan, no importa el tono del contrario, el partido se guió por la vía irlandesa. Un camino por el que han conseguido participar en tres de los últimos cuatro Mundiales. Debutaron en Italia, repitieron en Estados Unidos y se perdieron el de Francia. Como ya ha sucedido en Japón, cuando han estado con la élite nunca se han ido a la primera, siempre han pasado el corte. En el torneo italiano alcanzaron los cuartos de final y en el americano, los octavos. Señal de que nadie puede descuidarse por el perfil pedestre de su fútbol. Sudan tanto como Camacho.

AP

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