Mirar para poder entender
Como comisario de exposiciones, Iván López Munuera sabe que su misión es generar conversaciones, abrir discusiones y conducir a mundos desconocidos. Es un observador de la realidad social que investiga sobre la transversalidad de la cultura en lo cotidiano. Su último trabajo profundiza en el impacto de la arquitectura en el VIH/sida
Iván López Munuera (Madrid, 1980) recuerda nítidamente aquel momento en el que su vida tomó otro rumbo, un nuevo camino que le haría convertirse, años más tarde, en uno de los comisarios y críticos de arte más influyentes de la escena nacional e internacional. A finales de los 90, un joven López Munuera que acababa de iniciar sus estudios de Periodismo visitaba una exposición del, por entonces, recientemente fallecido Derek Jarman. Inmerso en la obra de este artista y cineasta británico, López Munuera sintió una absoluta revelación: descubrió el poder y el sentido del comisariado de arte. “Me di cuenta de cómo una obra de un artista determinado y tratada de una forma específica acaba formando parte de un contexto más amplio, conectando con otras obras, con otros pensamientos. Entendí la sala de exposiciones como lugar para ensayar, para probar cómo hacer las cosas de otra manera”, cuenta. “Cuando volví a Madrid me matriculé en Historia del Arte”, añade sonriente, el protagonista de este capítulo de Talento a bordo, un proyecto de Iberia para apoyar el talento en español.
Desde entonces, López Munuera, que reside en Nueva York, se ha labrado un extenso currículo artístico e intelectual que encabeza su doctorado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Princeton, su vinculación actual como docente en las universidades de Bard College y Barnard-Columbia (ambas en el estado de Nueva York, Estados Unidos), y una larga relación de centros de arte y foros académicos internacionales donde ha comisariado exposiciones y presentado sus investigaciones. En 2024, el espacio madrileño CentroCentro acogerá, dentro de la Bienal de Arquitectura de Madrid, la presentación de su última investigación, que profundiza en el impacto que la arquitectura ha tenido en la propagación y evolución del VIH/sida.
Pregunta: ¿Es el arte una herramienta política y social?
Respuesta: Sin duda. El arte mueve el mundo, habla de quiénes somos, individual y colectivamente. Nos sitúa en el momento, nos invita a la reflexión y está presente en todos los ámbitos, desde la política hasta la economía.
López Munuera es un observador nato de la realidad social. Su interés por cómo se inserta el arte y la cultura en cualquier ámbito de la vida le han llevado a producir y comisariar exposiciones tan relevantes como The Restroom Pavillion, en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2021, junto a los arquitectos Matilde Cassani e Ignacio G. Galán. La muestra, desplegada dentro de un baño público, promovía la reflexión sobre cómo los aseos pueden constituir arquitecturas que ponen de relieve muchos de nuestros conflictos y preocupaciones actuales: “Situaciones de inaccesibilidad y exclusión en el caso de las personas con movilidad reducida o de las personas trans no binarias”, pone de ejemplo.
“Partí de mis investigaciones en torno a las geografías y políticas corporales del VIH/sida para explorar la revolución que supuso la llegada del PrEP: un medicamento que previene el contagio del VIH”
´PrEP Bread´ (2023). De Iván López Munuera, Pablo Saiz y Vivian Rotie para la 18ª Bienal de Arquitectura de Venecia. Iván López Munuera, Pablo Saiz y Vivian Rotie
“Uno de los primeros virus identificados por la ciencia moderna no infectaba a los seres humanos, sino a las flores: se trata del virus del mosaico del tulipán. Nos vemos rodeados de enfermedad y vulnerabilidad, también de belleza y vida”
´El jardín del contagio´ (2022). Instalación de Michael Wang de la exposición ´Criaturas Vulnerables´ en La Casa Encendida de Madrid. La Casa Encendida, Galerna
“María Jerez es una de las artistas españolas más relevantes de la contemporaneidad. En este proyecto se van desvelando como en una muñeca rusa lo enigmático y lo celebratorio, lo misterioso y la sorpresa”
´Alma de rímel´ (2015), performance de María Jerez & The Glammatics, como parte de la exposición ´The Dark Side of the Party´ en el Festival SOS 4.8, de Murcia. Imagen Subliminal
“Este proyecto fotográfico es un tejido social formado por una serie de desconocidos que de repente se vuelven íntimos al compartir mensajes, bailes, redes sociales... para formar una comunidad efímera”
‘You and My Friends 3’ (2012), obra de Ryan McGinley de la exposición ´Pop Politics: Activismos a 33 Revoluciones´ en el centro CA2M, Madrid. Imagen Subliminal
P. ¿Cómo acaba uno convirtiéndose en comisario y crítico de arte?
R. En mi caso, por momentos fortuitos como el de la exposición de Derek Jarman, aunque creo que a mí ya me gustaba esto de comisariar mucho antes incluso de que supiese realmente lo que era. Ya de adolescente, cogía revistas de Bellas Artes y hacía pequeños fanzines con las obras que me gustaban, las ponía en relación, a dialogar entre sí, aunque fueran de diferentes artistas, escribía sobre ese pequeño mundo que había creado, les daba un contexto.
P. ¿De eso va el comisariado de arte?
R. Comisariar es como un viaje que me permite llegar a mundos desconocidos, poniéndolos en conjunto surgen otros trayectos, pequeños relatos que generan nuevas conversaciones y abren discusiones de repercusión social. Esta es la experiencia que deberíamos vivir al visitar una exposición. Las exposiciones están vivas, no son proyectos cerrados, son los propios espectadores los que las completan.
MI DEFINICIÓN
“El talento es relacional, surge cuando las personas trabajan conjuntamente”
En 2015, este comisario español se trasladó a Nueva York para iniciar su doctorado en el PIIRS. Su tesis profundiza en la importancia de los espacios en la propagación, estigmatización y lucha contra el VIH y su posterior enfermedad desde los inicios de la pandemia en los años ochenta del siglo pasado hasta la actualidad.
El comisario e investigador ultima ya la publicación de su tesis con la prestigiosa editorial científica University Press, que presentará el año que viene en la Bienal de Arquitectura de Madrid. En el marco del festival, el trabajo se mostrará también como proyecto cinematográfico, creado por el propio López Munuera.
El talento del comisario...
A López Munuera le gusta dirigirse a diferentes tipos de público, para los que adapta el lenguaje y diseño de sus exposiciones. Ha comisariado muestras para prestigiosos centros y festivales de arte como el Museo Reina Sofía (Madrid), Maat Lisboa (Lisboa) o las bienales de Shanghái, Estambul y Seúl.
... y el talento del comunicador
Como crítico y comunicador de arte, trata de desgranar lo complejo y hacerlo accesible para la audiencia, pero sin paternalismos. Durante la última década ha escrito para medios como EL PAÍS, Log, Perspecta, Thresholds o The Architect’s Newspaper.
P. La investigación que más tiempo ha ocupado en su carrera...
R. Fue también otra exposición, en este caso en Nueva York, la que me despertó el interés por este tema hace ya más de una década, una muestra sobre el VIH/sida desde un punto de vista artístico. Me hizo reflexionar sobre las pocas referencias sobre la enfermedad desde esta perspectiva que había en España, aparte de la extraordinaria obra del artista cordobés Pepe Espaliú. El arte nos permite mirar de otra forma y entender cosas que normalmente se pasan por alto.
P. ¿Se puede enseñar a consumir arte?
R. Lo queramos o no el arte se instruye, forma parte de nuestra vida cotidiana, no solo a través de museos y otros espacios específicos. Arte es un videoclip de música, por ejemplo, o tantos de los contenidos que circulan por redes sociales y que consumimos. El arte influye en los medios de comunicación, en la agenda social, entra en los parlamentos y en otros escenarios. La cuestión es que no hay que verlo como algo neutral, que simplemente se adquiere, sino como una discusión que permanece viva.
P. ¿No puede llevar eso a un sesgo ideológico o incluso a la censura?
R. El arte siempre va a ser controvertido, por diversos motivos y teniendo en cuenta el lugar y la época. Tenemos el ejemplo de la Olympia de Manet, del siglo XIX. Aquel desnudo generó un gran revuelo, los medios de comunicación lo llegaron a calificar de pornografía. Hoy la vemos como una imagen delicada. Sin embargo, esa polémica, o las que se puedan generar hoy en día, hacen del arte algo compartido. Para mí ese es su verdadero valor.