Mark Elder, en su debut como director de la orquesta de Les Arts: “La ópera no puede ser víctima de la política”
El maestro británico debuta como titular del conjunto valenciano con ‘Luisa Miller’, de Verdi, en un montaje dirigido por Valentina Carrasco y arropado por un gran reparto de voces
Si por alguna casualidad, o malentendido, Mark Elder (Hexham, Reino Unido, 78 años) aceptara escribir sus memorias, arrancaría con una anécdota de juventud. “Después de completar mis estudios en la Universidad de Cambridge...
Si por alguna casualidad, o malentendido, Mark Elder (Hexham, Reino Unido, 78 años) aceptara escribir sus memorias, arrancaría con una anécdota de juventud. “Después de completar mis estudios en la Universidad de Cambridge, entré a trabajar como apuntador en la Royal Opera House”, rememora el maestro británico. “Allí aprendí que la ópera es un género fascinante porque hace falta muy poco para que todo se vaya al traste”. En cierta ocasión, una diva “muy conocida” aceptó foguearse en el papel de Salomé de Strauss sin haberlo preparado lo suficiente. “Cada noche, cuando llegábamos a la escena final, golpeaba con la bandeja de plata la concha del escenario donde yo me encontraba”. Ese ¡bang! era su llamada de auxilio. “El público creía que le cantaba a la cabeza de Juan el Bautista, pero en realidad era a mí a quien miraba todo el tiempo”.
Este miércoles sir Mark Elder dirigirá en el Palau de Les Arts su primera ópera como titular de la Orquesta de la Comunidad Valenciana. “Cuando me ofrecieron debutar en el foso con Luisa Miller no podía creer mi suerte”, cuenta al teléfono desde su casa, en el barrio londinense de Highgate. “Verdi es una de mis especialidades y este título, que solo he dirigido en versión de concierto, se antojaba perfecto para mi presentación”. En la ópera, estrenada en 1849 a partir de una obra de Schiller, el compositor italiano plantea una historia de amor prohibido que desafía el sistema de clases del Antiguo Régimen. “Luisa Miller es una partitura en transición dentro del estilo verdiano”, afirma. “Del bel canto del primer acto pasamos a una escritura más madura que anticipa la modernidad dramática y psicológica de Rigoletto, Il trovatore y La traviata”.
La primera experiencia de Elder con los músicos de la orquesta valenciana se remonta a un concierto de 2022 en el que dirigió la Vida de héroe de Strauss y la Sinfonía de los Salmos de Stravinsky. “Me pareció un conjunto muy preparado técnicamente, pero que debía desarrollar su sonido, ganar personalidad y refinamiento”, dice, con absoluta franqueza, sobre la que muchos consideran la mejor orquesta de España. “Pensé que necesitaba una mano más firme”. Han pasado 17 años de la primera Luisa Miller del Palau de Les Arts, que contó entonces con la batuta de Lorin Maazel, ideólogo e impulsor del proyecto que cumple ahora dos décadas. “Mi objetivo consistirá en fortalecer y consolidar ese sonido tan particular”, afirma Elder, que recoge el testigo de su antecesor, James Gaffigan, con un contrato que lo vincula al teatro hasta 2029.
Para el británico, la excelencia de un grupo de músicos se mide en grados de flexibilidad, razón por la cual dirigirá, además de dos óperas, tres conciertos cada temporada. “El repertorio sinfónico permite a las orquestas de ópera ensanchar su horizonte de experiencias sin depender de los cantantes”, asegura Elder, que en febrero regresará a Valencia y Castellón para abordar L’enfance du Christ, la “tan extraña como conmovedora” trilogía sacra de Berlioz. “Esta versatilidad es la norma en toda Europa: la Filarmónica de Londres, por ejemplo, toca cada verano en el Festival de Glyndebourne”. Y añade: “Esto tiene un efecto en los músicos, pero también en el público: si consigues entusiasmarlos con la Cuarta de Shostakóvich quiere decir que están preparados para enfrentarse a Lady Macbeth de Mtsensk”.
En sus orígenes, la Orquesta de la Comunidad Valenciana estaba formada por 120 músicos de 20 nacionalidades. “Esa diversidad puede resultar muy fructífera siempre que se comparta una misma actitud y enfoque”, apunta Elder, que aprovechará sus visitas a España para participar en las audiciones. “Necesitamos nuevos violines y un primer clarinete”, confirma.
Sobre la crisis institucional que atravesó hace unos años el Palau de Les Arts, prefiere no darse por enterado. “Desconozco los detalles, pero tengo muy claro que la ópera no puede ser víctima de la política, sino que debe funcionar como espejo de lo que ocurre fuera del teatro”, resuelve con pragmatismo británico, el mismo que aplica a su propia condición de sir. “Más que de alimento para el ego, el reconocimiento me sirve para conseguir mesa en los restaurantes”, se carcajea.
Luisa Miller elevará el telón en un nuevo montaje dirigido por Valentina Carrasco coproducido por el Maggio Musicale Fiorentino. Lo defenderán sobre el escenario dos grandes especialistas: el tenor Freddie de Tommaso se ocupará del rol del joven aristócrata Rodolfo, mientras que la soprano Mariangela Sicilia asumirá la parte de la campesina Luisa Miller. El resto del reparto lo integran el barítono Germán Enrique Alcántara (Miller), los bajos Alex Esposito (Conde Walter) y Gianluca Buratto (Wurm) y la mezzo Maria Barakova (Federica). “Estamos ante una partitura tremendamente exigente para los cantantes”, señala Elder, que en junio cerrará la temporada con Turandot de Puccini. Después de eso, quién sabe. “Sueño con hacer mi primer Boris Gudonov [de Músorgski]”, se sincera el maestro, cuyo catálogo operístico ronda los 130 títulos.
La llegada de Elder a Valencia, tras cinco lustros al frente de la Orquesta Hallé de Mánchester, tiene mucho de desembarco. Y no solo porque el templo de Calatrava se asemeje a un transatlántico atracado en el antiguo cauce del Turia. “En 1971 fui nombrado director musical de la Ópera de Australia, donde en el transcurso de dos años dirigí más de 160 funciones”. Una vez cumplida la misión, tardó seis semanas en recorrer en barco las once mil millas náuticas que separan Melbourne de la costa de Nápoles. “Cuando llegué a Londres me sentí preparado para dirigir cualquier ópera”, se jacta. “Por eso, cuando Jesús Iglesias [director artístico de Les Arts] me ofreció liderar esta compañía, tuve la sensación de que había llegado, una vez más, a buen puerto: listo para vivir una nueva aventura, cargado de la ilusión y el entusiasmo de mi juventud”.