Así son los dictadores en la Berlinale

Varias películas abordan retratos de tiranos reales y ficticios, de forma documental o en sátira, como eco del miedo actual a la ola creciente de autoritarismo

La seudo Mao Zedong muestra sus habilidades con el rifle en la taiwanesa 'The Trio Hall', de Su Hui-yu.

A través de las ascuas ardientes de la política por las que la Berlinale intenta caminar sin que le quemen (infructuosamente, porque tanto desde fuera —la Administración Trump— como desde dentro —los discursos de cineastas como Tilda Swinton, ...

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A través de las ascuas ardientes de la política por las que la Berlinale intenta caminar sin que le quemen (infructuosamente, porque tanto desde fuera —la Administración Trump— como desde dentro —los discursos de cineastas como Tilda Swinton, Jun Li y Hanna Schygulla— ya hay quien arrecia las llamas), se ha asomado un reflejo de cómo son los dictadores en el imaginario actual del audiovisual. Y curiosamente las tres versiones mostradas en el festival berlinés son tan distintas en tono, nacionalidades y formato, hay ficticias y hay reales, que sumadas construyen un feroz retrato de los autócratas.

El primero en presentar su déspota particular fue el coreano Bong Joon-ho, que, como en España, existe una memoria viva de la dictadura. La huella de la dictadura militar asoma en muchos de sus trabajos previos (obviamente, en Memories of Murder), y ahora en Mickey 17 le regala a Mark Ruffalo un personaje, el de un multimillonario exsenador —perdió las elecciones— de un partido conservador, Kenneth Marshall, que se lanza a la carrera espacial. Mickey 17 se rodó hace dos años, mucho antes desde luego de que Trump retornara a la Casa Blanca, pero ese ególatra funciona porque recuerda en varios detalles al presidente de EE UU: es populista, y maneja una forma de hablar, de maquillarse y de peinarse sobreactuada; su crueldad y su falta de empatía desde luego parece tener eco con algunos de los actuales mandatarios mundiales.

Mark Ruffalo y Toni Collette, en 'Mickey 17'.Foto: JONATHAN OLLEY (Courtesy Warner Bros. Pictures)

Bong, que antes de la Berlinale estuvo muy activo apoyando la destitución del presidente coreano Yoon Suk-yeol, ha convertido a ese autócrata en un pelele atado a un pinganillo: en su caso no le manejan los tecnocapitalistas sino su propia esposa (Toni Collette). Y en Berlín, ante los evidentes parecidos con Trump y Elon Musk, Bong explicó: “No hay ninguna relación con otros dictadores o presidentes, coreanos o del resto del mundo. Me he inspirado en muy diversos referentes como Mussolini. Aunque la historia parece condenada a repetir mucho esta clase de gobernantes, deseo que cada espectador saque sus conclusiones”.

Si el plutócrata con el rostro de Ruffalo aloca la trama de Mickey 17, la taiwanesa The Trio Hall, que se ha proyectado en la sección Forum, viaja hasta el límite de la sátira. Escrita y dirigida por el conocido performancer Su Hui-yu, el filme funciona como un programa de televisión de entretenimiento (en emisión desde 1983), un cajón de sastre desquiciado que en su corazón alberga un concurso —visto en directo por 5.000 millones de televidentes— entre gobernantes de la Segunda Guerra Mundial: F. D. Roosevelt, Winston Churchill, el primer ministro japonés Hideki Tojo, Josef Stalin, Adolf Hitler, Mao Zedong y Chang Kai-Shek.

Andrés Rodríguez (izquierda) y Alfredo Stroessner, se saludan en una imagen de 'Bajo las banderas, el sol'. El segundo dio un golpe de estado contra el primero, y ambos generales además eran consuegros.

Ahora bien, les dan vida cinco chicas y dos chicos vestidos con bañadores femeninos y realizan pruebas muy delirantes —como cuando en las competiciones de belleza cada participante enseña sus habilidades— especialmente satíricas entre los dictadores de este grupo: Mao Zedong dispara con precisión al resto de los competidores; Stalin es adicta al sexo y experta científica en la aplicación de la torsión para torturar usando electricidad; Adolf Hitler puede bizquear los ojos mientras realiza carreras en patines sobre ruedas, y Chang Kai-Sek (dictador de Taiwán, país del que procede la película, desde 1949 hasta su muerte en 1975, y que es interpretado por un occidental) hace karate. No hay ganador.

En realidad, The Trio Hall esconde en ese concurso una brutal crítica contra el colonialismo y el imperialismo desde la sátira más irreverente. Incluso por algún número musical con estética K-pop hasta las olas actuales culturales que también nacen de Asia, de donde viene el filme. Y en Berlín, su director ha apuntado que la sátira puede servir como defensa contra los autoritarismos.

Imagen del concurso que ilustra la película taiwanesa 'The Trio Hall', de Su Hui-yu.

Toda esta sátira funciona si no se olvida que las dictaduras reales han dejado regueros de sangre y muerte, muchas veces ocultados por la iconografía oficial creada por el gobernante. De esos restos audiovisuales nace el documental Bajo las banderas, el sol, del cineasta paraguayo Juanjo Pereira, estrenado en la sección Panorama. El director nació cuando ya había caído el brutal Gobierno del general Alfredo Stroessner, que mandó en ese país sudamericano de 1954 a 1989. Y fue derrocado por otro general, Andrés Rodríguez, curiosamente su consuegro. “Con todo, el Partido Colorado, fundado por Stroessner y sus acólitos para dar apariencia de legitimidad a sus sucesivos gobiernos, sigue hoy en el poder. Salvo un par de años, nunca han perdido el poder. Por eso, no hubo un revisionismo histórico ni un tribunal que juzgara los crímenes”, recuerda Pereira a EL PAÍS en la capital alemana; además de cineasta, dirige el festival de cine contemporáneo de Asunción.

Bajo las banderas, el sol está compuesto con imágenes —la mayor parte, propagandísticas— recolectadas por Pereira en filmotecas y archivos audiovisuales de varios continentes. “Me obsesioné con el tema, y encontré una narrativa en los archivos. Así nació el guion. Lo que sorprende y entristece, y la vez no podía ser de otra forma, es tener que salir del país para encontrar el material”, explica el cineasta. Bajo las banderas, el sol encadena esas imágenes oficiales y por las rendijas de la vanagloria militar el público entiende lo aterrador de aquella dictadura que recibió alborozada a gerifaltes nazis acabada la Segunda Guerra Mundial y repartió entre sus mandatarios las riquezas de Paraguay, todo con el visto bueno de EE UU. “Mi apuesta está en no usar historiadores ni entrevistas, solo esas imágenes. Y en cuidar el sonido, porque ahí añades valor a lo visto”.

Imagen del documental 'Bajo las banderas, el sol', de Juanjo Pereira.

Parte del material procede de España. “Franco pagó una gira de Stroessner por Europa y Japón, porque el dictador español quería ganar popularidad en Sudamérica. Así que ese reportaje lo encontré en España”, desarrolla el cineasta. “He ido lanzando redes poco. Lo principal estaba en Asunción [capital de Paraguay]. Durante la pandemia me pude concentrar mucho en esa investigación, en contactar con archivos y agencias como Reuters de todo el mundo y ver qué había en cada sitio”.

La película empieza y arranca en lo que queda de una inmensa estatua que derribó de Stroessner. El resto del conjunto escultórico permanece. Para tirarla, cortaron la gigantesca figura metálica por los tobillos, y la descendieron. “Stroessner murió en la cama en el exilio, con sus riquezas intactas, y si duró 35 años como mandatario fue porque en cada bloque de casas había un informante del Partido Colorado”, apunta Pereira. “Todavía están los pies, como todavía está su legado en Paraguay”. La sombra de los dictadores se alarga en el tiempo y en la pantalla.

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