Rienfenstahl ‘sol y sombra’: la cineasta de Hitler, al desnudo en un nuevo documental
El cineasta alemán Andres Veiel reexamina la figura la realizadora de ‘El triunfo de la voluntad’ y ‘Olympia’ por medio de sus abundantes y valiosos archivos privados
Leni Riefenstahl (1902-2003) soñaba con rodar un documental que estuviese a la altura de los que había rodado en los treinta para Adolf Hitler. El tirano y asesino de masas llevaba unos años muerto, y la cineasta de las admiradas e inquietantes El triunfo de la voluntad y ...
Leni Riefenstahl (1902-2003) soñaba con rodar un documental que estuviese a la altura de los que había rodado en los treinta para Adolf Hitler. El tirano y asesino de masas llevaba unos años muerto, y la cineasta de las admiradas e inquietantes El triunfo de la voluntad y Olympia había quedado exonerada por las nuevas autoridades pese a su evidente implicación con el nacionalsocialismo, pero no lograba arrancar proyectos a la altura de los que había dirigido durante el apogeo del nacionalsocialismo. Encontró la inspiración durante un viaje en los años cincuenta por varias ciudades españolas. “España, el país de los mayores contrastes, igual que su historia, desconoce la medida”, escribió en un documento sobre este proyecto que jamás se realizó. “Nos conquista su alegría radiante, nos oprime su severidad inexorable, su alma misteriosa nos fascina. Quien haya sentido el pulso maravilloso de este país por una vez, para siempre le estará entregado. Se consumirá en una nostalgia infinita, hasta poder volver a él una y otra vez. En esta película quiero retener este místico encanto en el celuloide”.
La veintena de páginas en alemán y castellano sobre el documental, que debía titularse Sol y sombra, forman parte de las 700 cajas de los archivos que Riefenstahl dejó al morir a la fundación pública Preußischer Kulturbesitz, con sede en Berlín. Las cajas son la base de Riefenstahl, documental de Andres Veiel, producido por la conocida periodista Sandra Maischberger y estrenado en otoño en Alemania, donde lo han visto 120.574 espectadores. En España lo estrenará en primavera la plataforma Filmin. En octubre, la editorial S. Fischer publicará en alemán Close-up Leni Riefenstahl. Neue Perspektive aus dem Nachlass (Primer plano Leni Riefenstahl. Nuevas perspectivas desde sus archivos). La ingente cantidad de objetos y documentos —rollos de película, grabaciones de audio, cartas, notas personales, informes como el de Sol y sombra— contienen todo que Riefenstahl quiso dejar al mundo. Y dejan al desnudo, quizá involuntariamente, la personalidad de alguien que hasta el final buscó los focos con desesperación, y una ideología a la que, pese a sus intentos de maquillar el pasado, en privado al parecer nunca renunció.
Riefenstahl saca a la luz las grabaciones de llamadas telefónicas de admiradores de Riefenstahl y nostálgicos del nazismo en la Alemania Occidental de los años setenta. Ella se queja de que la relacionen con el nacionalsocialismo y alega: “¡No soy responsable de lo que ocurrió!”. Un interlocutor le dice que habrán de pasar “una o dos generaciones” hasta que “regrese la moral, la decencia y la tradición y las buenas costumbres”, a lo que la cineasta responde: “El pueblo alemán posee las condiciones para lograrlo”. Hay momentos perturbadores, como los estallidos de ira cuando, durante una entrevista, le preguntan por su relación con Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda nazi. Y diálogos en apariencia banales, pero reveladores, como los que mantiene con Albert Speer, el arquitecto de Hitler. Son los finales de los años setenta, ambos se conocen desde los tiempos del Tercer Reich, el arquitecto ha salido de la cárcel y triunfa con sus memorias y cultiva la imagen del nazi bueno, sofisticado, y le pregunta cuánto cobra por las conferencias, le pide consejo para escribir sus memorias.
Veiel, autor de documentales como Black Box BRD y Beuys, enumera tres sorpresas que se llevó durante el examen minucioso de los archivos de Riefenstahl. La primera, dice, son los documentos sobre su infancia y la educación violenta a que su padre la sometió, “los genes originarios del fascismo”. La segunda sorpresa son las citadas llamadas telefónicas que, según el documentalista, muestran a las claras que “nunca se distancia de esta ideología”, y revelan todo un ambiente de filonazismo camuflado en la República Federal. La tercera es una carta firmada por un oficial alemán que indica que Riefenstahl fue posiblemente testimonio de una matanza de judíos en Polonia al inicio de la guerra, e incluso pudo haber tenido un papel en el episodio. Riefenstahl cubría como documentalista el conflicto y, según la carta, en la plaza la población de Końskie, antes de rodar una escena, ordenó antes de empezar la filmación: “Fuera los judíos de aquí”. La orden desató el pánico, los judíos que se encontraban ahí intentaron huir y los alemanes dispararon. “No es una prueba histórica”, dice Veiel. “Quien lo describe en la carta es un suboficial. No hay más pruebas. Pero, como mínimo, es plausible”.
Riefenstahl, como documenta Veiel, pasó toda la posguerra negando haber sabido nada de los crímenes de la Alemania nazi y alegando que lo que a ella le interesaba era el arte puro, la estética de las imágenes, y no la política. Una de las críticas a la película ha sido por no subrayar suficientemente las contradicciones y responsabilidades de la directora los impresionantes filmes sobre el congreso el NSDAP, el partido nacionalisocialista, de Núremberg en 1934 o los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. La opción de Veiel ha sido otra: mostrar más que explicar. En un momento, aparece Riefenstahl comentando con emoción imágenes de El triunfo de la voluntad, y ella afirma que la película solo hablaba de paz y trabajo, pero Veiel introduce entonces un discurso sacado de la misma película con un jerarca nazi hablando de la “raza” y el “pueblo”. “Al principio pensé que yo tenía que contradecirla, que debía demostrar que mentía y cómo lo hacía”, dice Veiel. “Pero cuanto más nos sumergíamos en su legado más fácil resultaba, porque ella misma se contradecía.”
¿Fue una cineasta genial y adelantada a su tiempo? ¿Una oportunista? ¿Una nazi convencida? Desde Andy Warhol hasta Quentin Tarantino, pasando por Francis Ford Coppola, la celebraron. Su huella es visible desde en La guerra de las galaxias hasta cualquier retransmisión deportiva y por supuesto cualquier ceremonia olímpica. “Era una buena editora, una buena montadora, una buena realizadora”, dice Veiel, “Pero la estética y la ideología no se pueden separar”. En sus últimos años, Riefenstahl se presentaba como víctima de quienes la cuestionaban sobre su pasado. La paradoja es que se quejaba de que constantemente la relacionasen con Hitler, pero al mismo sabía que era lo que atraía a las cámaras de televisión y a los entrevistadores, eran la fascinación de acercarse a la cineasta de Hitler. El führer, además de su incuestionable talento, era su reclamo.
En el Riefenstahl no se menciona Sol y sombra, pero es tentador imaginarse cómo habría reflejado la España de Franco. “[La] relación [del hombre español] con la Virgen es tan universal como difícilmente puede serlo más en otro país del mundo. Esto hay que saberlo para comprender que aún hoy sería inimaginable para un español de buena familia casarse con una muchacha que no sea moza”, escribe, y alude como modelo a Olympia, el documental sobre Berlín 1936. “De semejante forma querría realizar mi película sobre España”, comenta. Sol y sombra debía costar 355.000 marcos de la época. En sus Memorias escribió que tiró la toalla al ver las complicaciones en la producción: “Me sentí tan decepcionada que ya no tenía ganas de ocuparme de proyectos españoles. Me habían hecho muchas promesas y yo había trabajado con entrega para nada. Desde entonces tales proyectos yacen intactos en mi archivo”. Enterrados hasta ahora.