El libro ficticio de Borges se hace realidad
Un proyecto coordinado por el escritor Jorge Volpi en Páginas de Espuma reúne a 20 autores de relato menores de 40 años para reinventar el volumen que habla sobre una civilización inexistente
La Primera Enciclopedia de Tlön cuenta todo lo que se sabe sobre Tlön, su geografía, sus costumbres, su gastronomía, su pensamiento. A los ciudadanos de Tlön, por ejemplo, les interesa más la psicología que la filosofía y más que moverse en pos de la Verdad, lo hacen en pos del Asombro. En algunos lenguajes de Tlön solo hay verbos, y no sustantivos. En Tlön hay tigres transparentes y torres de sangre. Pero quizás lo más notorio es que en Tlön impera una filosofía idealista radical: im...
La Primera Enciclopedia de Tlön cuenta todo lo que se sabe sobre Tlön, su geografía, sus costumbres, su gastronomía, su pensamiento. A los ciudadanos de Tlön, por ejemplo, les interesa más la psicología que la filosofía y más que moverse en pos de la Verdad, lo hacen en pos del Asombro. En algunos lenguajes de Tlön solo hay verbos, y no sustantivos. En Tlön hay tigres transparentes y torres de sangre. Pero quizás lo más notorio es que en Tlön impera una filosofía idealista radical: importan más las ideas y el lenguaje que la realidad misma. De hecho, allí no son partidarios de la existencia de un presente, ni de una realidad objetiva. Si alguien se olvida de algo, ese algo deja de existir. En cambio, esa enciclopedia legendaria ha cobrado recientemente existencia en nuestra realidad tangible.
Sabemos de Tlön que es un planeta ficticio, creado por una sociedad secreta del siglo XVII llamada Orbius Tertius, “dirigida por un oscuro hombre de genio”, que promueve la escritura de esa enciclopedia sobre el mundo inventado. Un juego que acaba por convertirse en un proyecto monumental, continuado por diferentes generaciones, que cada vez llegan más lejos. Hasta que la idea de Tlön empieza a invadir y sustituir la realidad de la Tierra: “El mundo será Tlön”.
Y también sabemos que, como en un juego de muñecas rusas, la idea de Orbius Tertius como creador de Tlön nace, a su vez, en un relato de Jorge Luis Borges, Tlön, Uqbar, Orbis tertius, que fue incluido en el volumen Ficciones (1944) después de pasar por otras colecciones de retratos. “Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar”, comienza el argentino. En ese cuento, Borges encuentra en un tomo una referencia al país de Uqbar, uno que no encuentra en ningún otro texto, como si no existiera o como si solo existiera dentro de aquel libro. Uno de los heresiarcas de aquel lugar, por cierto, incurre en célebre cita: “Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”.
Con el tiempo el autor y su inseparable amigo y compañero de obsesiones Adolfo Bioy Casares descubren, a través de un volumen hallado de la Primera Enciclopedia de Tlön, que Uqbar es un país de ese planeta llamado Tlön, y que ese planeta ha sido inventado por la citada sociedad secreta de intelectuales y filósofos. “Ahora tenía en las manos un vasto fragmento metódico de la historia total de un planeta desconocido, con sus arquitecturas y sus barajas, con el pavor de sus mitologías y el rumor de sus lenguas, con sus emperadores y sus mares, con sus minerales y sus pájaros y sus peces, con su álgebra y su fuego, con su controversia teológica y metafísica. Todo ello articulado, coherente, sin visible propósito doctrinal o tono paródico”, escribe Borges en una enumeración muy borgiana.
“La ficción inventa todas las cosas, y también inventa libros”, dice Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma. El célebre relato es una reflexión sobre los extraños bucles que forman la realidad y la ficción, y también, en cuanto a la citada enciclopedia, de cómo los libros pueden moldear la realidad (la información, en general, como sabemos en tiempos de bulos y fake news). Ahora la realidad y la ficción dan otro giro raro. Páginas de Espuma presenta un proyecto liderado por el escritor mexicano Jorge Volpi, la Primera Enciclopedia de Tlön, que escapa de la ficción borgiana, al menos su volumen XI, que es el que aparece en el cuento, y aterriza en nuestra realidad hecha de átomos. Un libro ficticio, como el Necronomicón de H.P. Lovecraft o El rey amarillo de Robert W. Chalmers, que cobra dimensión real.
“Este libro se puede leer de tres maneras. Literal, como el facsímil del primer ejemplar del que se tiene noticia de la Enciclopedia de Tlön. Metafórica, como el producto de una sociedad secreta y benévola surgida con el fin de inventar un país. O fantástica, como una antología de cuentistas menores de 40, uno por cada país de lengua española”, explica Volpi, quien, por cierto, dentro de poco tomará posesión de su nuevo cargo como director del centro cultural Conde Duque, en Madrid.
En el cuento original el volumen es citado como A First Encyclopaedia of Tlön. Vol. XI. Hlaer to Jangr, el libro que Borges encuentra, y que ahora se reproduce tal y como se describe físicamente en la ficción, con extremado mimo y precisión, aunque sin llegar a las 1001 páginas (la numeración, por arte de birlibirloque, si llega). Volpi propuso el proyecto a Casamayor, quien puso al mando del asunto editorial a Paul Viejo (en el volumen figuran como George Foxes, Paul Oldman y John Manor House).
“La idea encajaba perfectamente porque cumplimos 25 años y este podría ser un libro abanderado de esta editorial dedicada al género breve, que además comenzó muy dedicada a las antologías. El libro entre los libros que creó el cuentista entre los cuentistas: Borges”, explica Casamayor. “Aunque al principio no creí que pudiéramos llegar a hacerlo porque requería un trabajo de reproducción muy complejo”, añade.
Para realizar esta versión dizque real del volumen han contado con la ayuda de 20 escritores de relatos menores 40 años, cada uno procedente de un país iberoamericano, algunos más conocidos, otros hallados mediante un concienzudo rastreo. Por ejemplo, la española Irene Reyes-Noguerol, la chilena Paulina Flores, argentina Marina Closs o el guatemalteco Rodrigo Fuentes. Les dieron libertad completa para que, inspirados por el relato, idearan una entrada de la enciclopedia que se ocupase de un asunto tlöniano. “Una enciclopedia ya es por naturaleza una antología, jamás reúne la realidad completa, selecciona algunas cosas y deja fuera otras”, reflexiona Viejo. “Para realizarla estudiamos detalladamente tanto el contenido como la forma”, añade.
En efecto, el tomo recrea el aspecto del libro tal y como lo describe, muy detalladamente, el maestro argentino. Tiene el aspecto, digamos vintage, de una Enciclopedia Británica (esa que tanto trasegó Borges), con sus páginas manchadas, su texto muy apretado (“casi imposible de entrar en él por placer”, señala Viejo), sus ilustraciones, y sus objetos perdidos dentro: una postal y un ticket de compra de la librería American Books, en la calle Corriente 455 de Buenos Aires, que el autor frecuentaba. Entre los libros que figuran en ese ticket, también ficticio (otra vez se enredan la realidad y la ficción) se encuentran Milton, Joseph Conrad o Thomas Carlyle, muy queridos del argentino.
Quizás esta edición palpable de este libro tradicionalmente ficticio sea una primera incursión de Tlön en nuestra realidad: quizás pronto todo el resto sea Tlön.