La película nacida de un chat de Whatsapp durante la erupción del volcán de La Palma

Se estrena el largometraje ‘El volcán habitado’, sobre la amistad y la resistencia filmado durante la catástrofe en la isla canaria a partir de las conversaciones de un grupo de amigos

Rodaje de la película 'Un volcán habitado', en La Palma, en octubre de 2021, en una imagen cedida por la productora.Vídeo: EPV

Un chat de Whatsapp se convirtió en una angustiosa e improvisada bitácora sobre la evolución del volcán de La Palma en otoño de 2021. Tres años después, la conversación nacida en esos momentos de incertidumbre regresa convertida en película. Es Un volcán habitado, un documental que se estrena estos días en Madrid, primero (este viernes se proyecta en la Cineteca); luego en Barcelona, Valencia, Bilbao o La Coruña. Su recaudación s...

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Un chat de Whatsapp se convirtió en una angustiosa e improvisada bitácora sobre la evolución del volcán de La Palma en otoño de 2021. Tres años después, la conversación nacida en esos momentos de incertidumbre regresa convertida en película. Es Un volcán habitado, un documental que se estrena estos días en Madrid, primero (este viernes se proyecta en la Cineteca); luego en Barcelona, Valencia, Bilbao o La Coruña. Su recaudación servirá para aliviar los efectos de la erupción en la isla.

“Es un largometraje sobre la amistad y el temple de los habitantes de una tierra volcánica”, asegura el codirector del filme, José Víctor Fuentes. La obra evoluciona de forma pausada a dos niveles: por un lado, las espectaculares imágenes de la erupción, del trasiego de la lava por la intrincada orografía de la isla; por el otro, los crecientes efectos sobre la población, representados por los audios del grupo de WhatsApp y, sobre todo, por Víctor Gusi Cabrera, uno de sus miembros, el protagonista involuntario de la cinta, y quien terminaría perdiendo su casa en el desaparecido pueblo de Todoque.

El volcán de Cumbre Vieja (ahora llamado oficialmente Tajogaite) entró en erupción el 19 de septiembre de 2021. Poco después, Fuentes, un cineasta con tres filmes rodados con varios seudónimos, viajó a La Palma desde Gran Canaria —donde reside— para comprobar que su casa seguía en pie. Estaba intacta, así que decidió no dejar pasar la oportunidad y se puso a grabar con una de las dos cámaras que había conseguido. “Todos hemos tenido el sueño de ver un volcán”, justifica su decisión. Para ayudarle a filmar, pensó en el también canario David Pantaleón (Rendir los machos, 2021).

El hilo argumental terminó surgiendo a medida que se fueron completando días de trabajo —”las pelis se escriben rodando”, sostiene Fuentes—. “De día, buscábamos localizaciones, y mientras íbamos en el coche, escuchábamos los audios de los amigos. Por la noche, veíamos los planos rodados en plan relajado, con una botellita de vino. Y, de repente, empezamos a combinar los audios con las imágenes de fondo. ‘Chacho, mira lo guay que queda...’. Y nos dijimos: ‘Ahí está la peli. Vamos a contar la historia de estos amigos”. El PAÍS accedió a ese grupo de Whatsapp durante aquellos días inciertos para reflejar cómo afrontaba la población la angustia y la pérdida.

Una vez encontraron el relato, Fuentes sostiene que muchas cuestiones quedaron zanjadas. “No queríamos que la película fuera bonita, pero tampoco que la gente sufriese cuando la viese. Pensábamos: ‘Nada de planos de dron, nada de espectacularidad, nada de gente llorando ni de destrucción...”, resume. El espectador no encontrará tampoco cartelas informativas, referencias temporales o explicaciones de contexto. Hay una sola entrevista. A Teresa González López, la abuela de Efrén Pérez, uno de los miembros del grupo de Whastapp. “Este es el volcán del infierno, porque no le podemos poner otro nombre...”, explica a cámara mientras cose en su alcoba, con el volcán de fondo.

David Pantaleón (izquierda) y José Víctor Fuentes, durante el rodaje de la película 'Un volcán habitado', en La Palma en octubre de 2021.

El montaje resultó un proceso más difícil que el rodaje. “Ahora puede parecer que tiene un principio y un medio final, pero ha sido gracias a un año de curro de edición, encerrados”, dice Fuentes. Y asegura que hubo momentos en los que estaban tan hartos que no querían saber nada de ella.

Esa historia que querían contar Fuentes y Pantaleón no llega hasta el fin oficial de la erupción, el día de Navidad de ese año. Acaba algo más de dos meses antes, cuando la lava, finalmente, se llevó por delante la casa de Gusi. “Después de 21 días de angustia llegó la naturaleza y puso fin a este proyecto de vida”, explicó a sus amigos en el chat el 10 de octubre a las 11.24 de la mañana. “Toca iniciar otro. Gracias por estar ahí. A los amigos no se los puede llevar ningún volcán”.

La intención, desde un primer momento, pasaba por repartir los beneficios entre los damnificados. Por eso, los directores dudaban si limitarse a hacer un cortometraje, subirlo inmediatamente a alguna plataforma, cobrar por ello y repartir rápido lo recaudado. “Lo que empezó como un corto, de repente se convirtió en algo más. Perdimos la oportunidad de hacer ese corto rápido y de ganar dinero, no sé si por ego, por ese rollo de ser director de cine o qué... Pero pensamos que podríamos sacar algo más con una película”, admite. Había otras cosas que sí estaban decididas y, sin embargo, terminaron cambiándose: en un principio, el documental iba a llamarse Cenizas.

Una vez acabada, la obra comenzó el periplo por festivales de cine independiente. Su estreno se celebró en el suizo Vision Du Réel en abril de 2023. Desde entonces, ha circulado por Italia, Corea del Sur, Perú o Francia. También se proyectó en la Seminci de Valladolid y fue galardonada con el Premio DOCMA a mejor largometraje documental en L’Alternativa de Barcelona y con el de mejor largometraje nacional en el Festival Internacional de Cine de Madrid-Márgenes. “Empezamos a entrar en la ruta de festivales, y se dilató lo de poder hacer algo solidario con el filme. Pero ahora es el momento”, afirma Fuentes.

Aún no sabe cómo. “Depende mucho de si nos la compra alguna plataforma, con lo cual tendríamos más dinero para invertir”, explica. Entre sus ideas está la de aprovechar alguna pequeña construcción en Las Manchas (barrio perteneciente a los municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane, a poco más de dos kilómetros al suroeste de los conos volcánicos, en plena zona de excusión durante la emergencia) para crear un auditorio donde proyectar la película, para que los visitantes recuerden aquella pesadilla de 85 días y noches de 2021. “Dios no sé si estará”, sentencia Teresa González. “Esto no es mandado por Dios”.

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