Por qué las veinteañeras intensas adoran leer a Annie Ernaux

‘Bots’ que tuitean frases de ‘Pura pasión’, clubes de lectura y bodegones virales con sus libros. La ganadora del Nobel interpela con fuerza a las jóvenes de esta era

Annie Ernaux, en su casa, en enero de 1988.Louis MONIER (Gamma-Rapho via Getty Images)

Existe un rincón de Twitter en el que solo se publican frases del libro Pura Pasión, de Annie Ernaux. Las tuitea un bot —abreviatura de robot en el lenguaje de internet— que lleva el nombre de su autora, galardonada el jueves con el Premio Nobel de Literatura, y tiene más de 2.000 seguidores, en su mayoría mujeres. Algunas, muchas, no habían nacido cuando se publicó, en 1991. Eso no les supon...

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Existe un rincón de Twitter en el que solo se publican frases del libro Pura Pasión, de Annie Ernaux. Las tuitea un bot —abreviatura de robot en el lenguaje de internet— que lleva el nombre de su autora, galardonada el jueves con el Premio Nobel de Literatura, y tiene más de 2.000 seguidores, en su mayoría mujeres. Algunas, muchas, no habían nacido cuando se publicó, en 1991. Eso no les supone un problema. Esas frases cortantes en el relato de una mujer esperando a su amante, con su vida y su voluntad suspendida y arrastrada por él, las sienten totalmente vigentes y frescas. Los pensamientos de ella también son el reflejo de su propio deseo y anhelos.

Si ese bot se creó, precisamente, fue por el éxito de un club de lectura sobre Ernaux que montaron desde Madrid tres amigas (Marta Granjo, Paula Ducay e Inés García) en el que la mayoría de integrantes eran mujeres de 24 años. Si había calado tan bien entre esas mujeres, cómo no iba a funcionar en ese formato tan agradecido en la red. “Sabíamos que ese tipo de literatura funcionaría muy bien en la burbuja de Twitter afín a esa intensidad en la que pasamos mucho tiempo al día”, explica Paula Ducay (Madrid, 26 años), creadora de esa cuenta junto a Inés García (La Rioja, 23 años). Graduadas en Filosofía —Ducay estudia ahora un máster de edición y García otro de gestión cultural—, estas amigas y groupies de Ernaux también son Punzadas, su proyecto en forma de newsletter y podcast en el que cada semana, desde septiembre de 2021, reflexionan en cartas y conversaciones sobre la intersección entre filosofía, amor y cultura.

Ernaux no suele fallar como referencia habitual en sus cartas y programas. “Leer a Annie es leernos a nosotras mismas, nuestros miedos, nuestras obsesiones... Es increíble cómo trata el tema de la obsesión en el amor, cómo narra sin tapujos esa subyugación a la que ella se somete con su amante en Pura pasión y Perderse. Se abre en canal por la literatura, lo cual para una lectora es irresistible”, explica Ducay sobre el porqué de ese fandom.

Ese poso personal, crudo y desgarrador de la autora sigue interpelando con fuerza a las jóvenes de esta era. “A pesar de que lo que narra está enmarcado en el siglo pasado, es de alguna manera algo que nos podría pasar a nosotras”, destaca. Esa afinidad va mucho más allá de sus reflexiones sobre el deseo. También conectan con su perspectiva de clase o las advertencias sobre las posibles amenazas a la libertad sobre sus cuerpos. “Lo sentimos especialmente en los últimos tiempos con El acontecimiento, donde narra su aborto clandestino en la Francia de los 60. Es un libro imprescindible para comprender que hace no tanto tiempo las mujeres sufrían procesos médicos e institucionales cargados de dolor y humillación y que eso todavía sucede en muchas partes del mundo y, si nos descuidamos, podría volver a suceder aquí”, advierte.

La reina del pantallazo

Si con el Nobel de Olga Tokarczuk en 2019 muchas lectoras jóvenes sintieron que desde Suecia les descubrían a nueva autora, la jornada del jueves, en redes, fue directamente una fiesta. En Twitter triunfaron frases como “Chicas tristes tuiteras este también es nuestro Nobel celebremos” o “Annie Ernaux, una victoria para las hotties de la literatura” y en TikTok se prodigaron múltiples clips, como el de chavalas sonrientes mientras se podía leer el mensaje “Annie Ernaux es premio Nobel, me deleito con las lágrimas de imbéciles y el club de fans de Michel Houellebecq”.

Su conexión es innegable. Mientras en Instagram abundan los bodegones aspiracionales en entornos íntimos con sus libros, en Twitter o stories, a la autora de Memoria de chica se la reconoce, básicamente, por los subrayados de sus páginas. Extractos aislados como los que tuitea su bot, pero fotografiados desde los libros, físicos o capturados desde ebooks, para volar alto y generar un fenómeno de culto en redes hacia la francesa.

Uno que va más allá de las conocidas como sad girls o chicas tristes literarias de la red. Esas que han estetizado un hastío femenino en su personalidad virtual, aquellas que se criaron emocionalmente por Tumblr, escuchan a Lana del Rey, fantasean con la alienación de Ottessa Moshfegh y se reflejan en la autoindulgencia de las heroínas, algo sosas y retraídas, de Sally Rooney. Pero las de Ernaux, más que puramente tristes, son intensas.

“Ella escribe sobre mujeres que son como muchas de nosotras, obsesivas, neuróticas, que piensan demasiado las cosas. Y me parece que al poner a esas mujeres en palabras en sus libros nos da permiso para existir en ese sentido, y también nos representa”, explica la columnista y scout literaria Leticia Vila-SanJuán sobre ese clic generacional que se ha hecho con la francesa.

Y ensalza esa carta del yo autobiográfico tan denostado en algunos círculos literarios. “En sus libros hay experiencia personal pero también hay historia, investigación, feminismo y sociología. En un momento en el que los derechos de las mujeres peligran en tantos lugares, me parece un motivo de gran celebración que una autora de enorme talento cuya obra tiene en el centro el compromiso feminista gane el Nobel”, añade. Ella también, como el resto de las Ernauxintensas, tuiteó a inicios de semana la primera frase de Pura Pasión, probando una vez más que, en el territorio virtual, la última Nobel está en plena forma: es la reina del pantallazo.

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