‘Malnazidos’: rojos y fachas contra zombis

A la Guerra Civil solo le faltaba una película de zombis capaces de unir lo que no ha unido el hombre: rojos y fachas. Con esta idea en una mano y la novela Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín, en la otra, Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro estrenan Malnazidos, una comedia de acción sobrenatural entretenida, pese a cuyo atractivo desaprovecha la oportunidad de representar la contienda desde un lugar popular y ligero pero más atrevido. Que el personaje principal, el capi...

A la Guerra Civil solo le faltaba una película de zombis capaces de unir lo que no ha unido el hombre: rojos y fachas. Con esta idea en una mano y la novela Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín, en la otra, Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro estrenan Malnazidos, una comedia de acción sobrenatural entretenida, pese a cuyo atractivo desaprovecha la oportunidad de representar la contienda desde un lugar popular y ligero pero más atrevido. Que el personaje principal, el capitán Lozano, interpretado por Miki Esparbé, sea un abogado nacional con “simpatía” por el bando republicano (algo que queda claro desde el mismo arranque del filme) acaba restando gracia e intención a una de las patas más importantes del guion: ese armisticio forzoso entre bandos opuestos. A los personajes, todos ellos peones de una guerra fratricida, no les quedará otra que unir sus fuerzas ante un insospechado enemigo común.

No es la primera vez que Ruiz Caldera apela a la comedia sobrenatural. Lo hizo en Promoción fantasma, una de sus mejores películas, en la que retrataba los años ochenta a través de una pandilla de fantasmas adolescentes atrapados en su pasado y, de alguna manera, en los sueños perdidos de la Transición. Con su don para la comedia y para un cine comercial inteligente, Ruiz Caldera y su montador habitual, Alberto de Toro, convierten Malnazidos en una simpática versión ibérica de zombis y nazis tan cercana a las aventuras de Indiana Jones como al clásico de todos los clásicos de zombis, La noche de los muertos vivientes. Aunque en la balanza, el resultado se arrima más al lenguaje aventurero de la saga de Spielberg que al mito del terror de George A. Romero. Un “para todos los públicos” en el que se echa de menos cierta osadía en el revisionismo histórico, a lo Malditos bastardos, esa fabulosa historia alternativa de la II Guerra Mundial firmada por Quentin Tarantino que se mostraba menos inclinada a la corrección política y a la amable equidistancia.

Malnazidos es una película coral, con un elenco (Esparbé, Aura Garrido, Luis Callejo, Álvaro Cervantes, Jesús Carroza, María Botto, Manel Llunell…) capaz de sacar brillo, a derecha e izquierda del tablero, a los estereotipos de una guerra que solo porque lo repiten sabe el espectador que es la española. No cuajan ni el cliché del frío miembro del aparato comunista, ni el del alto mando franquista bajito y malencarado, aunque el gag visual de la diferencia de altura con su homólogo nazi es de los mejores golpes. También se desperdicia el idilio entre la miliciana y el nacional descafeinado que, nos insisten, tiene un hermano en el otro bando. Una amalgama en la que no acaba de funcionar la médula cómica del asunto, los tira y afloja de esa tregua imaginaria entre rojos y fachas. Pese a sus destellos y a su buen olfato comercial, inherentes al oficio de Ruiz Caldera y De Toro, Malnazidos acaba sabiendo a poco.