Un condado de Tennessee prohíbe ‘Maus’, cómic de Art Spiegelman sobre el Holocausto

La decisión, adoptada por unanimidad de la junta escolar, alega que el libro, basado en los recuerdos del padre del autor, superviviente de Auschwitz, contiene “ocho palabrotas” y el desnudo de una mujer

Viñetas del cómic 'Maus', de Art Spiegelman.Art Spiegelman

La Junta Escolar del condado de McMinn, en el sureño Estado de Tennessee, ha acordado por unanimidad sacar Maus, novela gráfica sobre el Holocausto de Art Spiegelman, de la lista de lecturas de la asignatura de Lenguaje Artístico de los alumnos de octavo (curso correspondiente a los 13 años). El consejo rector educativo, que en el sistema estadounidense tiene poder sobre l...

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La Junta Escolar del condado de McMinn, en el sureño Estado de Tennessee, ha acordado por unanimidad sacar Maus, novela gráfica sobre el Holocausto de Art Spiegelman, de la lista de lecturas de la asignatura de Lenguaje Artístico de los alumnos de octavo (curso correspondiente a los 13 años). El consejo rector educativo, que en el sistema estadounidense tiene poder sobre los contenidos pedagógicos de una determinada región, vetó el cómic en una reunión del pasado 10 de enero alegando que contiene la “representación del cuerpo desnudo de una mujer” y expresiones malsonantes. La decisión ha trascendido este miércoles en los medios locales.

Maus ganó un premio Pulitzer especial en 1992 y está unánimemente considerado como una de las cumbres del género, porque otorgó al noveno arte un estatus de reconocimiento intelectual inédito hasta entonces. En él, Spiegelman, nacido en Estocolmo en 1948, veterano residente en Nueva York y descendiente de judíos polacos víctimas del Holocausto, cuenta en dibujos la Shoah. Spiegelman rememora las experiencias de su padre Vladek, el preso número 175113 de Auschwitz, y se sirve de personajes que son ratones (judíos) y gatos (nazis) para narrar lo inenarrable. Su madre, otra superviviente, se suicidó cuando el autor tenía 20 años. El desnudo que tanto ha molestado en McMinn es en realidad una representación de ella.

La reunión en Tennessee se saldó con 10 votos a favor y cero en contra. La ley obliga en Estados Unidos a grabar deliberaciones de esas juntas y hacer públicas sus transcripciones, así que cualquiera puede hacerse aquí una idea cabal de los argumentos que han llevado a la prohibición. El debate sobre Maus se centró en ocho palabrotas.

Art Spiegelman en el centro Pompidou de París en 2012.BERTRAND LANGLOIS (AFP)

“Es evidente que hay un lenguaje objetable en el libro”, explica Lee Parkison, director de la escuela y el que hizo saltar las alarmas en el condado de McMinn sobre el contenido de Maus. Parkison, citado por la junta para exponer el caso, explica en las actas que, tras consultar con “los abogados”, concluyeron “que la mejor manera de solucionar el problema” era “deshacerse de esos ocho juramentos y de la imagen de la mujer”.

Uno de los miembros de la junta admite entonces que el genocidio de seis millones de judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial fue “horrible, brutal y cruel”, pero que Maus “muestra gente ahorcada y niños asesinados”. “¿Por qué nuestro sistema educativo debería promover esos contenidos?”, se pregunta. “Creo que no es buena idea, ni tampoco me parece saludable”. Otro de los presentes también se muestra en contra de ese “material vulgar e inapropiado”, antes de añadir: “Puede que esté equivocado, pero este tipo [Art Spiegelman] solía trabajar para [la revista] Playboy”.

El autor, que empezó a publicar Maus por entregas a principios de los ochenta, cuando sintió que estaba preparado para enfrentarse con los terribles hechos de su pasado familiar, ha declarado a la cadena NBC tras conocer la decisión de la junta escolar: “Me he quedado con la boca abierta. Estoy desconcertado”. El escritor ha definido la situación como “orwelliana”. “Mucha gente joven me ha dicho que ha aprendido cosas valiosas [sobre el Holocausto, leyendo Maus]. También entiendo que Tennessee obviamente es un lugar muy loco. Y que lo que está pasando allí es algo que solo puede calificarse de demente”.

Tennessee es un Estado que ha votado republicano en todas las elecciones presidenciales desde 2000. En la última cita electoral, Donald Trump gano en el condado de McMinn con casi el 80% de los votos emitidos.

El Museo del Holocausto de Estados Unidos ha lamentado la decisión en Twitter: “[El cómic] ha desempeñado un papel esencial en la difusión de las detalladas experiencias de víctimas y supervivientes”. Se da la circunstancia de que este jueves se celebra el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.

Las juntas escolares se han convertido durante la pandemia en uno de los escenarios privilegiados de la enorme polarización que vive este país, en asuntos como la obligación de llevar mascarilla a clase o la vacunación de los niños. El confinamiento, mucho más prolongado que en Europa (algunos colegios públicos han permanecido cerrados un año y medio) también ha obligado a los padres a involucrarse más con la educación de sus hijos. Eso les ha permitido conocer sin intermediarios el contenido de los programas escolares, lo cual ha encendido las críticas de los sectores conservadores por un supuesto adoctrinamiento en asuntos como la raza o la diversidad sexual.

Viñeta del cómic 'Maus' realizado por Art Spiegelman.

Uno de los miembros de la junta de Tennessee dijo en un momento del debate: “Si quisiera adoctrinar a los hijos de los demás, emplearía este método. Colocaría mensajes lejos del radar de los padres, que los niños se tragaran sin más. Creo que es hora de que revisemos el currículo al completo”, añadió.

Este episodio viene a sumarse a una tendencia de los últimos meses. Escuelas y distritos educativos de todo el país, desde Florida a Pensilvania, están vetando de los currículos y sacando de los anaqueles de las bibliotecas públicas libros por su temática antirracista o LGTBI. Uno de los más elocuentes resúmenes sobre la actual situación lo puso Beloved (1987), clásico de la premio Nobel Toni Morrison, que se convirtió en un arma arrojadiza durante la campaña de las elecciones de Virginia del pasado noviembre.

Los republicanos, cuyo candidato, Glenn Youngkin, acabó ganando, apostaban por resucitar una iniciativa legislativa conocida como la Ley Beloved, cruzada personal de Laura Murphy. Esta mujer blanca lleva desde 2013, cuando su hijo estaba terminando el instituto, intentando que la novela antiesclavista de Morrison salga, con sus “brutales escenas de sexo”, de la lista de lecturas obligatorias en el Estado.

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