La bosnia ‘Quo Vadis, Aida?’ triunfa en los premios del cine europeo
El drama de Jasmila Žbanić, que obtuvo los galardones a la mejor película, dirección y actriz, reconstruye la matanza de 8.000 bosnios en Srebrenica en 1995
La bosnia Quo Vadis, Aida?, de Jasmila Žbanić, ha sido la gran triunfadora de los premios del cine europeo, cuya 34ª edición se ha celebrado en el Arena Berlin, en la capital alemana, con los nominados en línea y unos pocos presentadores ante las cámaras. La historia de Aida, una mujer que trabaja de traductora para la ONU en la pequeña ciudad de Srebrenica en julio de 1995, ha obtenido los premios a mejor película, dirección y actriz protagonist...
La bosnia Quo Vadis, Aida?, de Jasmila Žbanić, ha sido la gran triunfadora de los premios del cine europeo, cuya 34ª edición se ha celebrado en el Arena Berlin, en la capital alemana, con los nominados en línea y unos pocos presentadores ante las cámaras. La historia de Aida, una mujer que trabaja de traductora para la ONU en la pequeña ciudad de Srebrenica en julio de 1995, ha obtenido los premios a mejor película, dirección y actriz protagonista. Gracias a su sobrecogedora narración la de los acontecimientos que acabaron con la matanza de 8.000 bosnios musulmanes, por parte de serbobosnios liderados por el general Ratko Mladić. Todo ocurrió en una zona previamente declarada como segura por la ONU, ya que aquí estaban protegiendo a los bosnios 400 cascos azules neerlandeses, que poco hicieron por ayudar a las víctimas. Es el final a un glorioso recorrido de galardones para un filme que fue candidato en primavera a los Oscar.
Cuando Jasmila Žbanić agradeció su trofeo a la mejor dirección, recordó a la recién fallecida Lina Wertmüller antes de rendir homenaje a las mujeres que fueron asesinadas en julio de 1995 en Srebrenica, la masacre que se retrata en su filme. Su protagonista, Jasna Đuričić, se llevó también el galardón a mejor actriz, y en su caso lo dedicó a “las madres y las víctimas”.
El premio a mejor actor fue para Anthony Hopkins, por El padre (The Father), que esta temporada se ha llevado todos los galardones posibles: el Oscar, el Bafta y el premio del cine británico independiente. Su película también obtuvo el galardón a mejor guion, para Florian Zeller (autor de la obra original y director del filme) y Christopher Hampton (escritor del libreto), que ya habían logrado el Oscar a mejor guion adaptado.
Del año pasado, una ceremonia también virtual pero realizada en un pequeño estudio y con aire a encuentro de amigos en la que arrasó Otra ronda, la Academia de Cine Europeo comprendió que había que enriquecer el escenario si la gala volvía a ser en línea por culpa del avance de una variante del covid-19. Que finalmente, fue lo que ocurrió, frustrando los planes de una pequeña entrega de premios con los cineastas presentes en la capital alemana. Esta vez, la realización televisiva jugó con grúas y diversos escenarios en el Arena Berlin con diversos escenarios, mesas con invitados individuales y mayor trabajo de dirección en la gala. Por fin se pensó en que se vería a través de las pantallas, y no desde el patio de butacas. Presentó, y lo hizo muy bien, la actriz y escritora Annabelle Mandeng.
La danesa Flee ganó tres premios: a mejor película de animación, a mejor documental y el de película elegida por estudiantes universitarios. El trabajo de Jonas Poher Rasmussen es un arriesgado documental en el que un refugiado afgano acepta contar su historia con la condición de que no se revele su identidad. Y por eso el director usa la animación de forma poética y hasta visceral.
El galardón a mejor comedia recayó en la noruega Ninjababy, de Yngvild Sve Flikke. Una gran película que dejó sin premio a Sentimental, de Cesc Gay, que participó en línea en la gala como casi todos los candidatos. Ha sido, por cierto, un buen año para el cine noruego, con filmes de temas y tratamientos arriesgados. Es más, una de sus productoras, Maria Ekerhovd, obtuvo el galardón en coproducción europea. El galardón a descubrimiento europeo del año recayó en Una joven prometedora, de Emerald Fennell.
Los galardones técnicos ya se habían anunciado previamente semanas antes: la mejor fotografía fue para Crystel Fournier, por su trabajo en Great Freedom; el mejor montaje, para el realizado por Mukharam Kabulova en Unclenching The Fists; el mejor vestuario fue para Michael O’Connor por Ammonite; el mejor diseño de producción se lo llevó Marton Agh por Natural Light; mejor maquillaje y peluquería recayó en Flore Masson, Olivier Alfonso, Antoine Mancini por su labor en Titane; los mejores efectos visuales fueron para Peter Hjorth y Fredrik Nord por Lamb, en un galardón bastante discutible; la mejor banda sonora fue la de Great Freedom, compuesta por Nils Petter Molvaer y Peter Brotz-Mann, y el mejor sonido lo realizaron Gisle Tveito y Gustaf Berger, por The Innocents. En ese bloque entró, aunque se entregó de manera separada y subrayando su relevancia, el de narración innovadora, para Steve McQueen, por su Small Axe.
Finalmente, tres premios honoríficos: el que reconoce una carrera, para la veterana cineasta húngara Márta Mészáros, la directora de Diario para mis hijos, su continuación Napló szerelmeimnek o Olyan, mint otthon; y el de logro europeo en el cine mundial, para la danesa Susanne Bier.