‘El club del paro’, risas y muecas con nuestro feliz 2019

Hacer chistes ahora, en retrospectiva, sobre contrabando de animalejos con Wuhan y sobre las posibilidades de invertir en empresas de mascarillas suena a costumbrismo asequible y ramplón

Carlos Areces y Fernando Tejero, en 'El club del paro'. En el vídeo, tráiler de la película.

No es raro que expresiones y refranes españoles como “mal de muchos, consuelo de tontos” y “en el país de los ciegos el tuerto es el rey” aniden en la mente del crítico con la última acumulación de estrenos de comedias comerciales españolas. Así, lo reflexionado hace un mes respecto de algunas de ellas casi parece una injusta exageración en comparación con lo que ha venido después. Y aunque en el análisis la ponderación individual siempre resulte mucho más obligada que la conjunta, los estrenos sucesivos de títulos como García y García, Con quién viajas y El club del paro,...

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No es raro que expresiones y refranes españoles como “mal de muchos, consuelo de tontos” y “en el país de los ciegos el tuerto es el rey” aniden en la mente del crítico con la última acumulación de estrenos de comedias comerciales españolas. Así, lo reflexionado hace un mes respecto de algunas de ellas casi parece una injusta exageración en comparación con lo que ha venido después. Y aunque en el análisis la ponderación individual siempre resulte mucho más obligada que la conjunta, los estrenos sucesivos de títulos como García y García, Con quién viajas y El club del paro, sexto largometraje de David Marqués, convierten en un producto cercano a lo potente en materia cómica a la discretísima Descarrilados.

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De primeras, en materia visual, tiene El club del paro algo que la distingue para bien de sus antecesoras: una fotografía de Guillem Oliver de colores y textura mucho más atractivos que esos habituales ejercicios atiborrados de luz, al estilo de demasiadas series televisivas. Y, continuando con lo positivo, como ya ocurría en Descarrilados y Con quién viajas, la labor de los cuatro intérpretes principales está muy por encima de los textos y situaciones con los que tienen que bregar para provocar la risa.

Sin embargo, el guion de Marqués, ambientado en el año 2019, cuando éramos relativamente felices y aún no lo sabíamos, no puede ser más ventajista y facilón. Hacer chistes ahora, en retrospectiva, sobre contrabando de animalejos con Wuhan y sobre las posibilidades de invertir en empresas de mascarillas suena a costumbrismo asequible y ramplón. Y en esa reunión de gañanes tomando cañas en un bar de toda la vida hay demasiados nombres de actualidad que, en el cine, durarán apenas cinco minutos (de Eduardo Inda a los youtubers y a los concursantes de Gran Hermano), además de tesituras que se alargan sin provocar ni una mediana sonrisa.

En lo narrativo, las continuas repeticiones de frases y repreguntas suenan casi siempre impostadas, a seguidor amateur de David Mamet, así como la reiterada fórmula cómica de recuperar una respuesta a una cuestión anterior y no a la última planteada. No obstante, en esa línea, puede que despunten un par de diálogos en los que el absurdo toma el (des)control. Algo, de todos modos, puntual y excepcional dentro de un ejercicio de comedia social de muy exiguo recorrido.

EL CLUB DEL PARO

Dirección: David Marqués.

Intérpretes: Carlos Areces, Fernando Tejero, Adrià Collado, Eric Francés.

Género: comedia. España, 2021.

Duración: 86 minutos.

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