Johana Bahamón, artífice de las oportunidades en las cárceles de Colombia

Acción Interna, la fundación que preside la otrora reconocida actriz, gestiona proyectos para resocializar a las personas privadas de la libertad

Johana Bahamón, en el Restaurante Interno.Camilo Rozo

A pesar de la pandemia y las intermitentes medidas de confinamiento, un emprendimiento muy particular abrió sus puertas el pasado octubre en Bogotá. En una vieja casona de ladrillo en el corazón de la urbe despunta el Restaurante Interno, una nueva versión del local gourmet que ya había hecho fama en la turística Cartagena de Indias. Allí, en la calurosa ciudad amurallada, operaba en un patio aledaño a la cárcel de mujeres de San Diego, atendido por reclusas que así reducían su pena. En la capital colombiana, por personas que ya han cumplido su condena y transitan el camino de la resocializaci...

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A pesar de la pandemia y las intermitentes medidas de confinamiento, un emprendimiento muy particular abrió sus puertas el pasado octubre en Bogotá. En una vieja casona de ladrillo en el corazón de la urbe despunta el Restaurante Interno, una nueva versión del local gourmet que ya había hecho fama en la turística Cartagena de Indias. Allí, en la calurosa ciudad amurallada, operaba en un patio aledaño a la cárcel de mujeres de San Diego, atendido por reclusas que así reducían su pena. En la capital colombiana, por personas que ya han cumplido su condena y transitan el camino de la resocialización. “El sabor de la libertad”, reza un mensaje en la cocina.

La casa de la fundación Acción Interna, donde funciona el restaurante, es un centro productivo que reúne también una agencia de publicidad, una barbería, un teatro, un taller de confección y otro de tatuajes. En todos esos espacios trabajan o se capacitan personas que han estado detrás de las rejas, y algunos replican modelos que ya han implementado con éxito en cárceles de Colombia. En una habitación del segundo piso está la oficina de Johana Bahamón, la reconocida actriz que después de pisar por primera vez un penal invitada como jurado de un concurso de belleza, e impactada por las historias con las que se encontró, decidió dejar a un lado los sets de televisión en los que se desenvolvió por 15 años para volcarse a ayudar a la población carcelaria o pospenada. “Yo creo en segundas oportunidades”, es el lema que ha acompañado a la fundación que preside.

“Todos hemos cometido errores, todos hemos pedido segundas oportunidades”, apunta la empresaria y emprendedora en diálogo con EL PAÍS. “A muchos nos han dado esas segundas oportunidades, y siento que llega un momento de la vida en que hay que devolver. Qué mejor que hacerlo con personas que muchas veces no han tenido ni la primera oportunidad”, afirma. Bahamón es también la autora del libro Historias privadas de la libertad (Planeta), sobre el que conversará este sábado –a las 20.30, hora de Colombia– en el marco del Hay Festival de Cartagena, que este año se celebra de manera virtual y gratuita.

“Yo ya no quería ser la protagonista de ninguna historia. Quería visibilizar sus historias, que ellos fueran los protagonistas, y que la gente los conociera a ellos. Lo que hice fue usar la visibilidad que tenía por mi trabajo de antes, pero canalizarla para que se concentrara en ellos. Eso pasó también con el libro”, relata sobre su cambio de vida y la obra que reúne ocho testimonios. En los ocho años que han trascurrido desde entonces, el trabajo humanitario de Acción Interna ha beneficiado a más de 40.000 personas privadas de la libertad y a más de 2.000 pospenados. Un liderazgo que le ha merecido múltiples distinciones.

La cocina del Restaurante Interno, atendido por pospenados, en Bogotá.Camilo Rozo

Diversas organizaciones han alertado sobre la precaria situación de las cárceles en varios países de América Latina. En medio de la pandemia, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, ha hecho llamados para que los Estados protejan la vida y los derechos de las personas privadas de la libertad. En Colombia, la emergencia carcelaria se ha gestado durante décadas, con el hacinamiento ha sido un problema crónico. Las 132 cárceles del país tienen capacidad para 80.000 presos, pero el año pasado mantenían más de 120.000 –la segunda mayor población carcelaria de Sudamérica, después de Brasil–.

“Los problemas de la situación carcelaria en Colombia van mucho más allá del hacinamiento”, advertía el último balance sobre desafíos humanitarios del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). “Uno puede estar privado de su libertad, pero eso no significa que uno esté privado de su dignidad”, valora Bahamón. “Ellos llevan mucho tiempo encarcelados físicamente, pero no mentalmente. Para lo que hacen acá, se necesita creatividad, dejar salir sus talentos”, apunta sobre la Casa Acción Interna. Una embajada de segundas oportunidades.

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