_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Marginales

Diálogos, personajes, trama y situaciones revelan que sus creadores, guionistas y directores están en posesión de tanta inteligencia como imaginación en la serie 'El marginal'

Fotograma de la serie 'El marginal'. En vídeo, tráiler.
Carlos Boyero
Más información
Memoria
Dolera

El venturoso hallazgo en mi absoluto despiste al mover mis torpes deditos navegando por las plataformas digitales para buscar series o documentales para matar el tiempo (nunca había pensado en lo terrorífica que resulta la expresión “matar el tiempo”) no se lo debo a la suerte, sino a la recomendación de un amigo que se asoma a todas las series aunque no tenga paciencia en múltiples casos para continuarlas. Normal. Solo nos gusta lo bueno. ¿ Y cuál es el criterio de calidad en algo tan resbaladizo, plural y caprichoso como lo bueno y lo malo? Pues es bueno lo que me gusta a mí. Así soy de maniqueo y de tonto. Y su consejo es que me asome a una serie argentina titulada El marginal.Lo sigo. Y el tiempo vuela en las treinta horas que tardo en devorar sus tres temporadas. Lo hago en tres tacadas. Y feliz, aunque me estén hablando del infierno, del poder y la barbarie, de la corrupción salvaje arriba y abajo.

Borges escribió un libro imprescindible, como todos los suyos, titulado Historia universal de la infamia. Y en esta serie sobre la infamia, los protagonistas son una familia apellidada Borges. El guiño no puede ser casual. La selva en la que está ambientada El marginal es una cárcel de Buenos Aires. Y la batalla feroz entre sus moradores, sin reglas, a sangre y fuego, para instalarse en el trono.

Diálogos, personajes, trama y situaciones revelan que sus creadores, guionistas y directores están en posesión de tanta inteligencia como imaginación. Todo es brutal, cómo funcionan los intérpretes, qué fauna. Provoca miedo y en algún momento piedad. En el desenlace de la tercera temporada a los creadores se les va la olla, es tan excesivo y gore que pierde credibilidad. Pero el resto es hipnótico.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_