Cultura denegó el permiso para exportar el ‘boticelli’ a EE UU

La familia Cambó intentó en julio de 2018 trasladar el ‘Retrato de Michele Marullo Tarcaniota’ a Nueva York para venderlo. Ahora busca un comprador en Londres

Helena Cambó, hija de Francesc Cambó, en 1990, junto a la obra de Botticelli que sale a la venta en Londres.RICARDO GUTIÉRREZ

La familia Cambó intentó en julio de 2018 exportar a EE UU el Retrato de Michele Marullo Tarcaniota (1491), el último botticelli que se conserva en una colección privada, para venderlo. En aquella ocasión, la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico prohibió el traslado del cuadro a la feria Frieze Nueva York, al “no poderse garantizar las condiciones de conservación y seguridad bajo las que se va a producir el desplazamiento y estancia en los EE UU”, según han confirmado fuentes de Cultura. En la solicitud de exportación temporal de ...

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La familia Cambó intentó en julio de 2018 exportar a EE UU el Retrato de Michele Marullo Tarcaniota (1491), el último botticelli que se conserva en una colección privada, para venderlo. En aquella ocasión, la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico prohibió el traslado del cuadro a la feria Frieze Nueva York, al “no poderse garantizar las condiciones de conservación y seguridad bajo las que se va a producir el desplazamiento y estancia en los EE UU”, según han confirmado fuentes de Cultura. En la solicitud de exportación temporal de los Cambó “no se ofrecían los datos suficientes que pudieran garantizar la seguridad de la pieza durante el traslado”, añaden dichas fuentes.

Este veto, sin embargo, se levantó tras una segunda petición de los propietarios del retrato para trasladarlo a Londres porque se concretaban todos los detalles sobre su transporte y condiciones de exhibición. La junta autorizó esa salida temporal el 2 de octubre de 2018, lo que ha permitido que la obra se exponga ahora entre el jueves y el domingo en la feria Frieze Masters de Londres con la intención de encontrarle un comprador.

Dado que la pintura está protegida como bien de interés cultural (BIC), es obligatorio su retorno a España, aunque pase a manos de un propietario extranjero, un aspecto sobre el que inciden fuentes del Ministerio de Cultura: “Los propietarios de esta pintura son conscientes de que la obra es BIC y que ello comporta una limitación para su venta. Pueden ofrecerla, pero el comprador tendrá que ser consciente de que esa pintura no va a poder desvincularse de España nunca y que tendrá que cumplir con todos los requisitos y garantías que la normativa exige”. Estos mismos medios recuerdan que la ley obliga a los dueños del bien a comunicar a la Administración la posible operación de venta para ejercer, si cabe, el derecho de tanteo en un plazo de dos meses.

Francesc Cambó, a la izquierda, en una imagen sin datar.

Aunque los Cambó han logrado el beneplácito para la presentación del lienzo de Botticelli en Londres, no han recibido permiso para que su estancia se prolongue hasta el 31 de diciembre como pretendían con el objetivo de tener más tiempo para negociar su venta. Cultura ha puesto como fecha límite para su retorno a España el 15 de octubre. De incumplirse, se consideraría “una exportación ilícita”, según el artículo 31 de la Ley del Patrimonio Histórico Español.

Tras la noticia de que el botticelli salía al extranjero para su venta se han sucedido contactos entre la dirección del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que alberga la colección de Francesc Cambó, y la consejería catalana de Cultura en torno a las posibilidades de hacerse con la obra. La consejera, Mariàngela Vilallonga, aseguró en un tuit que “se está estudiando” su adquisición, pero su compra no sería bien vista en el sector cultural catalán, que anfronta fuertes recortes. Los centros dependientes de la Generalitat hacen frente desde agosto a un recorte del 6% en sus presupuestos. El MNAC, por ejemplo, tendrá que devolver a la consejería cerca de un millón de euros, lo que perjudica mucho su funcionamiento.

Fuentes cercanas a la operación de venta del retrato sitúan su precio en 30 millones de euros, aunque mientras estuvo en el Museo del Prado fue tasado en 60 millones para asegurarlo con la garantía del Estado. La familia Cambó depositó la obra en el Prado entre 2004 y 2017 como un préstamo ininterrumpido por ese periodo, que acabó sin que el Estado decidiese comprar la obra. Aquella decisión causó malestar en el MNAC.

La publicidad dada a este nuevo intento de vender el Retrato de Michele Marullo Tarcaniota redobla la presión sobre Cultura para que lo adquiera, según reconocen fuentes del Prado y del propio ministerio.

Cambó donó en 1941 al Prado cinco obras de su colección, entre las que figuraba La historia de Nastagio degli Onesti (1483), también de Botticelli. El político catalán (1876-1947) formó su colección de pintura fundamentalmente entre 1920 y 1936 con la intención de adquirir obras que enriqueciesen el patrimonio artístico español, según recuerda la pinacoteca en su web. Ante el expolio que el patrimonio venía sufriendo desde hacía tiempo y las lagunas en las colecciónes artísticas españolas, decidió dedicar parte de su fortuna a “conseguir para España un complemento de lo que es en pintura la colección formidable del Museo del Prado”, buscando “en cada una de las escuelas que no tienen representación en España, una obra del más grande de los maestros, si era posible; si no, del que le siguiera en importancia”, según el discurso que pronunció en las Cortes el 6 de diciembre de 1935, que cita la web de la pinacoteca.

La intensa vida de un político y coleccionista

Francesc Cambó mantuvo una actividad como coleccionista de arte tan intensa como su vida política (fue ministro con Antonio Maura, líder de la Lliga Regionalista y diputado en la Segunda República) y empresarial, en la que no faltaron sombras de sobornos. En 1929 adquirió el Retrato de Michele Marullo Tarcaniota, que se convirtió para él en algo más que una pintura: "Ahora, cuando yo contemplo el retrato de Marullo, además de la emoción estética de la obra de Botticelli, siento una honda simpatía por el hombre. Y al cruzarse mi mirada con la mirada penetrante del retratado, ambas tienen algo en común: son la mirada de un patriota que llora y extraña la patria perdida", escribe el 6 de agosto de 1938, en sus diarios. A su muerte, parte de su legado artístico se repartió entre el Prado y el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

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