La Andalucía de todos
Si incluimos los abrigos rocosos y cuevas que guardan el arte rupestre del Arco Mediterráneo, Andalucía cuenta con 83 lugares declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Un magnífico legado que aúna historia, belleza y cultura y pertenece a todos los habitantes de la Tierra.
Hace ya treinta y cuatro años que la UNESCO puso sus ojos por primera vez en Andalucía para declarar Patrimonio de la Humanidad dos asombrosos conjuntos arquitectónicos, dos maravillas de la cultura y el arte nazarí: la Alhambra y el Generalife, a los que se sumarían luego el barrio del Albaicín, en Granada, y el centro histórico de Córdoba, cuya impresionante mezquita todavía desafía nuestros sentidos. Fueron los primeros bienes andaluces en convertirse en patrimonio de todos, pero a ellos siguieron muchos más lugares, edificios y monumentos que componen un prodigioso abanico. Un abanico que trae hasta nosotros los aires de la belleza.
La catedral sevillana de Santa María de la Sede, uno de los más grandes, ricos y magníficos templos de la cristiandad, cuya Giralda es un referente de la exquisita pureza de líneas de la arquitectura almohade; los Reales Alcázares, toda una síntesis de las culturas que habitaron la ciudad entre los siglos XIV y XVI, y la renacentista Casa Lonja de Mercaderes, que el rey Carlos III convirtió en la sede del Archivo General de Indias en el siglo XVIII y que todavía hoy cumple esta función, fueron sumadas a la lista del patrimonio mundial en 1987. Piedras labradas con arte sublime a las que la UNESCO añadió, en 1994, las más de cincuenta mil hectáreas de salvaje naturaleza que, entre las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla, constituyen una de las áreas de mayor riqueza faunística y ecológica de Andalucía. Un parque nacional, el de Doñana, que incluye una gran área reserva de la biosfera, uno de los humedales más extensos e interesantes de Europa y una espectacular diversidad paisajística.
También son patrimonio de todos los habitantes del mundo, desde 1998, un total de sesenta y nueve lugares andaluces, abrigos rocosos, cuevas, paredes y barrancos situados en las provincias de Jaén, Almería y Granada en los que hace más de 40.000 años nuestros lejanos antepasados dejaron pinturas y grabados. Un arte paleolítico cuya característica más singular es la representación de la figura humana, protagonista de escenas de caza, de danza, de lucha y hasta de tareas agrícolas, un antropomorfismo que tiene en el llamado Arte Rupestre del Arco Mediterráneo una de sus mejores muestras y del que han llegado hasta nosotros muy escasos ejemplos. Uno de los más notables, y el más importante de la Península Ibérica, es el conjunto de pinturas de la Cueva de los Letreros, en el municipio almeriense de Vélez Blanco.
Cinco años después, en 2003, llegó el reconocimiento a dos de los más espectaculares conjuntos urbanos de Andalucía, los cascos antiguos de las ciudades de Úbeda y Baeza, en la provincia de Jaén, dos auténticas joyas del renacimiento andaluz, casi italianas, cuyas calles, siempre silenciosas, dan cobijo a grandes catedrales, lujosos palacios, recias murallas y fortalezas, airosas torres, iglesias, capillas y oratorios repletos de secretos, impresionantes monasterios y pequeñas y deliciosas construcciones civiles… hay aquí portales, patios, fuentes, escalinatas, ventanas, jardines y rincones que nos transportan a otro mundo, a un mundo cincelado en piedra, de sorprendente inspiración y armonía.
También la prehistoria europea tiene en Andalucía importantes muestras de lo que constituyó la primera arquitectura monumental: las construcciones megalíticas, espacios rituales, también cámaras mortuorias, donde se llevaban a cabo ritos y ceremonias propiciatorias, casi siempre relacionadas con los antepasados o con la fertilidad de la naturaleza. Son los llamados Dólmenes de Antequera (Málaga) o de Menga, Viera y Romeral, tres conjuntos que pueden datarse en torno a 6.000 años antes de nuestra era cuya importancia fue reconocida por la UNESCO en 2016. La entrada del primero, que probablemente constituye el hipogeo mejor conservado del mundo prehistórico, está orientada hacia el este, y en el solsticio de verano la luz del sol naciente invade por completo el recinto. El de Viera, por el contrario, mira hacia el oeste, de manera que es durante los equinoccios de primavera y otoño cuando la luz del sol penetra hasta el fondo de la cámara sepulcral. El sepulcro del Romeral es completamente diferente. Está orientado al sur-suroeste y construido con lajas de piedra, y su corredor desemboca en una gran cámara de planta circular y techo abovedado, hecho también con lajas y terminado con una gran piedra. Cuenta, además, con una pequeña cámara adjunta, hasta donde alcanza la luz del sol en el mediodía del solsticio de invierno.
El último y más reciente bien cultural declarado Patrimonio de la Humanidad en Andalucía, en 2018, es la ciudad califal de Medina Azahara, en las afueras de Córdoba, un impresionante y bellísimo conjunto urbano que Abderramán III hizo construir entre los años 936 y 976 para ser capital del califato omeya. 112 hectáreas de las que apenas se ha excavado una tercera parte y que constituyen el conjunto palatino árabe del siglo X mejor conservado del mundo. La ciudad, espléndida, apenas floreció un siglo, pues fue incendiada por los bereberes en 1010 y completamente destruida y saqueada unos cien años después de su fundación