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Columna
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Anchoas

El virtuosismo de Miguel Ángel Revilla frente a las cámaras quedó de manifiesto en su regreso a 'El hormiguero'

Juan Jesús Aznárez

Las glándulas de la libertad de expresión segregan la enzima de la mala baba con la que frecuentemente se juzga a Miguel Ángel Revilla, más conocido por sus recetas políticas y afición a los platós que por la presidencia de Cantabria. La maledicencia le imputa vicios de fullero y politicastro, demagogia y convicciones ideológicas intercambiables, cuando lo destacable es su habilidad comunicativa, tan nutritiva como las anchoas de Santoña. Ganas de complicar la cosas.

Su virtuosismo frente a las cámaras quedó de manifiesto en su regreso a El hormiguero, al que acudió con una renovada farmacopea de fórmulas contra la corrupción y la injusticia. Imbatible, se acompañó de regalos para Motos y su equipo: un abanico de quimeras contra la inmoralidad, un sobao de arándanos, panadería de la tierra y fileteados del litoral. Cada vez que solucionaba un problema, los aplausos de la grada eran más intensos, y el frenesí tuitero, desbordante, según el escrutinio de Antena 3 difundido en pantalla.

El soliloquio del último programa duró cerca de 50 minutos, pero el hablador pedía más tiempo porque durante el verano se amontonaron los conflictos que reclaman su atención. No hizo falta que Motos le diera carrete; si acaso le recondujo hacia la guindilla nacional pues Revilla se ha internacionalizado: insistía en promocionar su apostolado en África y una cuestación misionera; regaló a España la receta contra la inmigración ilegal.

Pronto viajará a México invitado a la investidura de Andrés Manuel López Obrador, AMLO para abreviar. Dos populistas frente a frente, titulará el sensacionalismo. Juicios de brocha gorda. No entienden. La misión de Revilla es desdramatizar dramatizando, animar a la audiencia con las verdades del barquero porque la maraña catalana, el sonsonete político y los plagios deprimen mucho. El cruzado televisivo puede con todo. Regresará de México con munición para un Hormiguero de luxe, después de haber ayudado a AMLO a descifrar el jeroglífico azteca.

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