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Columna
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Mujeres

Con la exhibición de 'París, etc', el feminismo alcanza la cotidianeidad

Ángel S. Harguindey

Movimientos como el MeToo o multitudinarias manifestaciones como las del 8-M encuentran en la serie de Cosmo París, etc su traslación a la cultura audiovisual. Son tiempos en los que Simone de Beauvoir, por ejemplo, al describir a una sociedad en la que se relega a la mujer a una situación de inferioridad, alcanza el protagonismo teórico popular. Cada vez quedan más lejos los tiempos en los que gente como François Mauriac se permitía escribir en Les Temps Modernes a propósito de El segundo sexo: "Ahora lo sé todo sobre la vagina de vuestra jefa". Con la exhibición de París, etc, el feminismo alcanza la cotidianeidad.

La serie narra el día a día de cinco mujeres cuyas vidas y trabajos permiten analizar algunos de los temas que permanecen inalterables en las relaciones sociales: el amor, la infidelidad, la vanidad del creador, la explotación laboral, el rol de los padres, las diferencias generacionales..., vistos básicamente con los ojos de las protagonistas en una serie creada, dirigida y escrita mayoritariamente por mujeres y en la que los personajes masculinos son muy secundarios cuando no meros espectadores.

Cierto es que no es la primera serie que muestra la liberación de la mujer. Ahí está la excelente y multipremiada Big Little Lies, como también lo son muchas en las que la mujer ejerce el poder. La diferencia radica en que en París, etc es el colectivo quien analiza la actualidad y lo hace, además, con una hábil utilización de un material de archivo de los años 60, lo que permite comprender mejor el origen de la liberación femenina.

Hasta la fecha se han programado seis de los 12 capítulos de 30 minutos de los que consta la primera temporada. Rodada con un estilo ágil en escenarios naturales, la industria televisiva francesa demuestra un fino olfato para la evolución de los hábitos sociales basándose, eso sí, en un sólido casting en el que los tradicionales cánones de belleza quedan tan obsoletos como las opiniones de François Mauriac.

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