El PCE se hace con el liderazgo de IU pero pacta una dirección compartida

"Empieza un tiempo nuevo en IU. A partir de hoy nadie se va a sentir excluido. Ésta será la dirección de los 50.000 afiliados. Sobre las heridas aplicaremos bálsamo para hacerlas cicatrizar". Con esa llamada a la unidad subió ayer a la tribuna Cayo Lara -56 años, ex líder sindical agrario en Castilla-La Mancha, candidato del PCE- tras ser elegido coordinador general de IU con el 55% de los votos del Consejo Político Federal. Su único oponente, Joan Josep Nuet, recibió el 17,3%; y el voto en blanco -procedente sobre todo de los llamazaristas, que retiraron a última hora a su candidato Eberhard Grosske- sumó un 27%.

El PCE recupera así el máximo cargo de la organización, que Julio Anguita cedió en 2000 a Gaspar Llamazares. Lo hace con un rostro conciliador: un hombre, Cayo Lara, del que nadie decía ayer una mala palabra y que ha prometido intentar que IU "deje de mirarse al ombligo". También marcar perfil frente al PSOE, empezando ya: "Si esto sigue así, habrá que ir a la huelga general", propuso entre aplausos. Se cumplían 20 años de la huelga del 14-D contra el Gobierno de Felipe González.

"Si esto sigue así, habrá que ir a la huelga general", propone el dirigente

La "refundación de IU" que anunció el coordinador no la hará solo, porque las familias han pactado una dirección colegiada: un órgano con 23 miembros -16 hombres, siete mujeres- en la que todos tienen poder ejecutivo: diez sillas para el PCE, seis de los llamazaristas, cinco del grupo N-II, uno de la corriente CUT y otro de no alineados.

Así, el poder que obtiene el PCE es relativo: deja, por ejemplo, el Área Interna en manos de Nuet (N-II) y la Institucional en las de la llamazarista Rosa Aguilar. A su vez, en cada área hay secretarías para las distintas familias, de modo que la política tendrá que acordarse a cada paso. Dirigentes de todos los sectores prefirieron subrayar esa pluralidad y no las dificultades que puede conllevar unificar tantas sensibilidades con cartera. "El PCE no es un lastre para IU, y quienes no son del PCE no son mis adversarios. Nadie sobra, falta mucha gente en IU", remató Lara. Los fieles a Llamazares prometieron "lealtad", aunque estudian organizarse como corriente en IU.

Aupado gracias a la fortaleza del PCE pero también a la división de sus oponentes, Cayo Lara consiguió una mayoría algo más holgada de lo que se aventuraba en noviembre, cuando la IX Asamblea se cerró en falso. Un mes han tenido los críticos con el PCE para forjar una alternativa sumando fuerzas, pero en lugar de sumar las han restado. La N-II -bisagra entre comunistas y llamazaristas aunque más cercana a éstos- se fracturó a última hora cuando uno de sus pilares, el madrileño Ángel Pérez, decidió apoyar a Lara y no a Nuet. Éste quiso seguir adelante con su candidatura en lugar de apoyar al llamazarista Eberhard Grosske, y Grosske acabó retirándose "para no tensionar". Un hombre de Pérez -Miguel Reneses- será secretario de Organización de IU.

Después de elegir al coordinador -92 votos frente a 29 de Nuet y 46 en blanco- el Consejo tenía que refrendar la dirección cocinada previamente por todos los sectores. Fue respaldada con mucho menos entusiasmo de lo esperado (un 38% votó en contra o en blanco). En parte por la bronca que se montó cuando un grupo de mujeres se dio cuenta de que ni de lejos se respetaba la paridad que marcan los estatutos. "¡Pues empezamos bien esta nueva etapa! Recurriremos a la comisión de garantías", anunció una de ellas, blandiendo los estatutos mientras Cayo Lara se disculpaba en nombre de todos: "Se ha hecho lo que se ha podido, hubo que encajar muchos nombres".