Ramón Piñango, sociólogo y académico: “En Venezuela estamos en el umbral de un cambio político”
El analista y escritor venezolano sostiene que el Gobierno de Maduro vive un desgaste de enormes proporciones y que en su interior se suceden conflictos visibles e invisibles
En 1984, Ramón Piñango escribió, junto a Moisés Naím, El caso Venezuela: una ilusión de armonía, un libro que analiza las inconsistencias de la expansión social y económica venezolana en los tiempos de la prosperidad democrática de la segunda mitad del siglo XX, que deja planteamientos inquietantes sobre el futuro, y que se convirtió en una referencia en los debates de políticas públicas del país.
Sociólogo, doctor en la Universidad de Harvard, con experiencia en la gestión de gobierno en materia de planificación, Piñango, un escuchado analista político, es catedrático de la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB; del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (Cendes-UCV), y del el Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA.
Aunque reconoce la gravedad de la situación, y el indiscutible control que tiene en este momento Nicolás Maduro de la situación interna de país, Piñango, habitualmente un escéptico, parece tocado por una intuición. Siente que el país está muy próximo a un cambio fundamental en virtud del agotamiento actual de las circunstancias y del alto costo que está pagando la nación por su prolongamiento.
P. Da la impresión de que la sociedad no termina de digerir lo sucedido el 28 de julio, hay una conclusión que nadie quiere extraer.
R. Sí, pero este tema tiene varios años; en varias ocasiones hemos estado en momentos similares. La gente tiene esperanza, pero al mismo tiempo se cuida y tiene cierto escepticismo. Es una mezcla extraña entre esperanza, deseo y escepticismo, tres sensaciones que conviven juntas en una pugna.
P. ¿Ve usted algo que impida a Nicolás Maduro tomar posesión como presidente este 10 de enero?
R. Para serte franco, pienso que vamos a un cambio fundamental en Venezuela, pero no será tan sencillo ni tan rápido como quisiéramos.
P. ¿En qué fundamentaría esa expectativa de cambio político?
R. Porque yo sí creo que hay un desgaste objetivo de quienes están en el poder. Con conflictos visibles e invisibles, innegables, entre ellos mismos. El resultado electoral no es cualquier cosa, tiene enormes dimensiones. Ellos saben eso perfectamente. Si no lo supieran, o no lo quisieran ver, serían verdaderamente irracionales. Y podrán estar fanatizados, pero no creo que sean tan esquizofrénicos como para no ubicarse racionalmente en el entorno que tienen.
P. Luego de las elecciones presidenciales el país cambió totalmente de ambiente ¿Le parece usted que esta es una circunstancia que llegó para quedarse?
R. Para mí en el oficialismo lo que están es luchando desesperadamente por mantenerse en el poder. Es una lucha de facciones, algunos ven la realidad política que tienen frente a sí, pero otros están empeñados en desconocerla.
P. ¿Piensa usted entonces que esta tensión entre el oficialismo chavista y los cuestionamientos de la oposición pueda extenderse, sin desenlace, más allá del 10 de enero?
R. Es probable. Creo que, en uno u otro sentido, vendrán hitos importantes en el país. Hay una situación compleja, pero no descarto un cambio político. Claramente, va a aumentar la presión internacional. Harán un esfuerzo por mantenerse un tiempo más en el poder, quizás lo logren. Pero dudo que puedan estar así demasiado tiempo. El costo que están pagando es muy alto; todos lo estamos pagando.
P. ¿Cómo interpreta la elección de Donald Trump en los Estados Unidos respecto a la crisis nacional?
R. Un evento importantísimo. Lo demuestran algunas declaraciones dadas, y sobre todo el nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado. Un político que por largos años ha tenido una posición muy clara respecto a los gobiernos de fuerza en la región, como los de Nicaragua y Cuba. Son hechos que no pueden ser ignorados. Pienso además que son vistos con mucho cuidado y prevención por quienes están hoy en el poder en Venezuela. Si bien la presión internacional tiene un papel que jugar, el desempeño de quienes seguimos acá es fundamental.
P. ¿No teme que aumente la represión, a unos niveles no vistos, desconocidos para el ciudadano promedio?
R. Sí, temo que aumente la represión. Pero el costo de la represión será cada vez más alto para quienes la ejercen.
P. ¿La posibilidad de un contexto parecido al de Nicaragua, ya terminal, cómo la observa?
R. Lo veo difícil en Venezuela, sinceramente. Además, siguen sucediendo cosas inesperadas; el distanciamiento de Lula Da Silva con Maduro era impensable hace unos meses
P. Es probable que el Gobierno de Maduro corra su margen de tolerancia hacia aquellos sectores que desconozcan los resultados anunciados el 28 de julio. Es una circunstancia que condicionará mucho el debate público.
R. Sí, pero eso va a depender también de con cuanta inteligencia se desplace la oposición.
P. ¿Cómo evalúa el desempeño de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia en la circunstancia actual?
R. María Corina sigue haciendo un gran esfuerzo por mantenerse presente, cosa que es muy difícil. No sabemos ni dónde está. Esté donde esté, es muy claro que cada vez se le hará más difícil tener presencia. Sobre Edmundo González, pues muy presente en la política internacional, haciendo sus contactos como presidente electo.
P. Esta circunstancia que usted describe habla por sí sola: es casi imposible conducir este proceso porque no hay oxígeno para hacer política.
R. Sí, es así.
P. ¿Cómo tener esperanza en una circunstancia tan comprometida, sin instrumentos para siquiera convocar militantes?
R. Eso es verdad en este momento. No tengo información especial, estoy informado como cualquier ciudadano sobre lo que sucede. Pero es innegable también el complejo cuadro que vive, tanto la sociedad como el propio Gobierno. Cada cierto tiempo envían señales de sus tensiones internas.
P. El Gobierno Maduro redobla la apuesta por un estado comunal, un modelo que ya no tiene arraigo político entre la población.
R. Repito: estamos en el umbral de una transición política muy trascendente en Venezuela. 2025 será un año muy diferente a 2024. Viene una evolución fundamental hacia otro país. Y si eso no sucede en unos meses, vendrá un endurecimiento del autoritarismo.
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