El hombre que se hizo estallar ante la sede del Supremo en Brasil era un simpatizante bolsonarista
El autor y única víctima del atentado en Brasilia, que fue candidato a concejal por el partido de Bolsonaro en 2020, anunció el ataque en redes y amenazó al tribunal
El brasileño que este miércoles por la noche perpetró un atentado ante el Tribunal Supremo en Brasilia protagonizó una escena de película, según relató a la policía un vigilante que la presenció. Tras no lograr entrar en el edificio, el atacante lanzó unos artefactos contra una estatua de una mujer que simboliza la Justicia, “se tumbó en el suelo, encendió el último artefacto, colocó la cabeza [encima] como si fuera una almohada y esperó la explosión”, contó el guarda. Ocurrió en la plaza de los Tres Poderes, el corazón político de Brasil. El autor y única víctima del ataque es Francisco Wanderley Luiz, de 59 años, propietario también del coche con una bomba casera en el maletero que explotó en un aparcamiento cercano, según la policía. El agresor, simpatizante bolsonarista a tenor del contenido que difundía en redes sociales, actuó solo y, justo antes de explotarse, publicó en redes diversas amenazas y anunció el ataque.
Los artificieros que peinan desde anoche todo el entorno de la gigantesca explanada donde se alzan la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo de Brasil han localizado este jueves al menos ocho artefactos más, varios en el cinturón del muerto y otros en la vivienda donde se alojó. Alguno de ellos ha requerido una explosión controlada. Justo antes del ataque, Luiz publicó en Facebook un mensaje que decía: “¿Vamos a jugar??? Policía Federal tienes 72 horas para desactivar la bomba en la casa de los comunistas de mierda”. Otro incluía un selfie en la sala de juicios del Supremo con la leyenda: “Han dejado entrar al zorro en el gallinero”.
El agresor, un cerrajero que replicaba teorías de la conspiración, proclamas ultraderechistas y que se presentaba en internet como emprendedor, fue candidato a concejal en 2020 por el Partido de la Libertad, formación en la que milita el expresidente Jair Bolsonaro. Era de Río do Sul, en el Estado sureño de Santa Catarina. Un diputado al que visitó Luiz en diversas ocasiones en su despacho parlamentario ha contado ahora que estaba en los últimos tiempos emocionalmente afectado por la reciente separación de su esposa. Un hijo del simpatizante bolsonarista ha confirmado ese extremo y añadido que su padre solo quería irse lejos, viajar.
El director general de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, ha analizado el atentado durante una comparecencia matutina: “Esos grupos extremistas están activos y requieren que actuemos de manera enérgica”. También ha explicado que el ataque no fue fruto de la improvisación, sino preparado con enorme antelación, y lo ha relacionado con los procesos de radicalización en el ecosistema digital. Los investigadores intentan averiguar si Luiz participó en los actos golpistas del 8 de enero de 2023.
Este ataque solitario ocurrió en unas fechas especialmente sensibles para el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. En vísperas de la cumbre del G-20, que comienza el lunes en Río, a 1.200 kilómetros, mientras Brasilia se prepara para recibir la visita de más alto nivel de este año, el presidente chino Xi Jinping, y recién consumada la gran victoria de Donald Trump en EE UU, que da oxígeno al bolsonarismo.
El presidente Lula, que cuando ocurrió el ataque ya se había ido a su residencia, a cuatro kilómetros de la plaza, ha mantenido su agenda y este jueves recibe a los nuevos embajadores acreditados ante Brasilia. Por la tarde viaja a Río para el G-20. Bolsonaro ha repudiado el ataque en un mensaje en el que llama a la reflexión y a que “Brasil cultive el ambiente adecuado para que las diferentes ideas puedan ser contrastadas pacíficamente”. Califica lo ocurrido como “un hecho aislado (…) causado por perturbaciones de la salud mental”.
- Pela pacificação,
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) November 14, 2024
- Lamento e repudio todo e qualquer ato de violência, a exemplo do triste episódio de ontem na Praça dos Três Poderes. Apesar de configurar um fato isolado, e ao que tudo indica causado por perturbações na saúde mental da pessoa que, infelizmente, acabou…
Durante los últimos años, el movimiento político que lidera el ultraderechista, inhabilitado hasta 2030, ha convertido al Tribunal Supremo y, en especial, al juez Alexandre de Moraes, en el objetivo prioritario de su ira. La corte, vista como la más firme defensora de la democracia ante los embates sistemáticos del antiguo mandatario, ha condenado a más de 200 personas por perpetrar el fracasado intento de golpe de Estado en 2023 e investiga al exmandatario por urdirlo. El juez Moraes ha recalcado, tras el atentado, que la impunidad engendra violencia y que “los ataques al Supremo han aumentado camuflados como libertad de expresión”. Este juez con superpoderes mantuvo X, la red de Elon Musk, cerrada durante 40 días por incumplir órdenes judiciales.
Cuando el bolsonarista se hizo estallar, la jornada tocaba a su fin en el Supremo tras una vista a la que asistieron en persona varios de los magistrados, que fueron evacuados a toda prisa por seguridad. La Cámara de Diputados también suspendió la sesión. Sus señorías debaten desde hace meses una propuesta de ley para amnistiar a los condenados por el asalto golpista de 2023, una medida de gracia que Bolsonaro defiende.
El atentado colocó Brasilia en alerta máxima a partir de las 19.30 (hora local), cuando se oyeron dos explosiones en el mismo escenario del asalto violento perpetrado en 2023 por una multitud bolsonarista una semana después de que Lula asumiera el poder. El cadáver del agresor quedó tendido ante el palacio acristalado de la máxima corte, pero pasaron horas de tensión e incertidumbre hasta que la policía confirmó su identidad y cómo se produjo el atentado.
Aunque el ataque parece obra de un lobo solitario, la deriva violenta del bolsonarismo preocupa mucho. Brasil es un país con altos índices de asesinatos perpetrados con armas de fuego, pero donde los atentados con explosivos son algo muy raro. El único antecedente reciente es el plan de otro bolsonarista que pretendía estallar un camión cisterna en Brasilia en vísperas de la gran fiesta en la que Lula tomó posesión.
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