Milei participará en el G-20 en Brasil y se reunirá por primera vez con Lula
Ambos presidentes esperan aprovechar la cumbre para dar impulso a la ratificación del acuerdo comercial Unión Europea-Mercosur
Habrá, finalmente, un encuentro entre Luiz Inácio Lula da Silva y Javier Milei. Los presidentes de Brasil y Argentina se verán durante la cumbre del G-20 que se celebrará en Río de Janeiro el 18 y 19 de noviembre. El ultraderechista argentino confirmó por carta el lunes su presencia, luego de semanas de especulaciones sobre un posible faltazo. Milei lleva once meses en la Casa Rosada y aún no se ha visto cara a cara con su par brasileño. Coincidieron en junio pasado en la cumbre del G-7 celebrada en Apulia, Italia, pero solo se saludaron de manera protocolaria. Lula espera desde hace meses un pedido de disculpas del argentino, quien lo llamó “comunista y corrupto” sin retractarse. No está claro que vaya a haber un gesto de Milei, pero la relación comercial que une a las dos principales economías sudamericanas pudo más que los agravios del argentino. Tanto Brasil como Argentina, como socios principales de Mercosur, coinciden en la necesidad de cerrar de una vez por todas el tratado de libre comercio con la Unión Europea. Y esperan que la cumbre junto a las grandes potencias sirva de escenario para un nuevo impulso.
Milei está entre la veintena de los 43 jefes de Estado y de Gobierno invitados a Río que han confirmado su presencia, entre ellos, el chino Xi Jinping. Esos 43 incluyen a los representantes de las mayores economías del mundo, de Mercosur, invitados de Brasil como anfitrión, etcétera.
Que el anuncio del acuerdo entre los dos bloques se puede realizar durante el G-20 de Río “depende de que se resuelvan los últimos temas pendientes en rondas de negociación técnicas, no son muchos asuntos”, explica una fuente diplomática de Mercosur. Recalca que “las preocupaciones de Mercosur ya fueron tenidas en cuenta” en el texto. Esa misma fuente recuerda que el acuerdo estuvo a punto de ser concluido y anunciado en diciembre pasado, en la cumbre que el bloque sudamericano celebró en Río de Janeiro. Pero el entonces presidente argentino, Alberto Fernández, se echó atrás en el último minuto. Quedaban tres días para la toma de posesión de su sucesor, Milei, y no quería despedirse con un acuerdo de libre comercio.
Otros dos factores pueden allanar ahora el camino. Uno, la debilidad del presidente francés, Emmanuel Macron, el principal detractor del acuerdo junto a Polonia. Frente a Alemania, España y Portugal, que son los grandes defensores. Y la UE ha tenido un gesto reciente con los países sudamericanos. La Comisión Europea ha cedido a las presiones y ha aplazado hasta finales de 2025 la entrada en vigor de la llamada ley de deforestación, que veta la comercialización de productos fabricados con materias primas de tierras deforestadas, una norma que daña especialmente las exportaciones de Brasil.
“Esperamos cerrar el acuerdo UE-Mercosur, si Dios quiere, este mismo año”, proclamó Lula en un foro con empresarios durante su reciente visita a México para asistir a la toma de posesión de su homóloga, Claudia Sheinbaum. El brasileño ya había expresado su anhelo de culminar la negociación del tratado al reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en septiembre en Nueva York, en paralelo a la Asamblea General de la ONU. Lula aprovechó el cónclave para reunirse también con Macron, con el alemán Olaf Scholz y con el español Pedro Sánchez.
El analista brasileño Matias Spektor, de la Fundación Getulio Vargas, sostiene que ambas partes tienen ahora un enorme interés (cada una, los suyos) en alcanzar un acuerdo y que, en cualquier caso, en este momento priman más las cuestiones políticas que las comerciales. “La lógica ahora no es de beneficio económico, es una lógica política”, explicaba este especialista en relaciones internacionales en un seminario reciente con corresponsales extranjeros en São Paulo. Si la UE y Mercosur cierran ahora el acuerdo que se negocia hace más de dos décadas, “Von der Leyen demuestra que Europa no está paralizada en un mundo que está cada vez más cerrado [en lo que atañe al comercio] y para Lula, e irónicamente también para Milei, es el momento de mostrar que tienen una conexión con Occidente, que no es pequeña, pese a la dependencia que Brasil y Argentina tienen de China”. Spektor sostiene que las condiciones que Lula está dispuesto a aceptar ahora son las negociadas por su predecesor, Jair Bolsonaro, alejadas de la tradicional posición proteccionista brasileña.
Las reuniones en persona de Lula con Macron, Scholz, Sánchez y Von der Leyen desde que tomó posesión, en enero de 2023, suman más de 20. Mientras, el argentino Milei ha priorizado sus relaciones con otros dirigentes de una internacional de la extrema derecha. Su única visita a Brasil como presidente fue para participar de un foro ultra con Bolsonaro.
El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur se anunció con pompa en 2019. Los argentinos aún recuerdan las lágrimas de emoción del canciller de entonces, Jorge Faurie, cuando le comunicaba la novedad por teléfono al presidente Mauricio Macri. Sin embargo, después de cinco años, el tratado no está vigente por resistencias a ambos lados del Atlántico. Brasil y Argentina, en manos del peronismo, no estaban de acuerdo con los límites que Francia pretendía para las exportaciones agropecuarias del bloque. Se le sumaron a eso las peleas entre los socios sudamericanos por diferencias entre el argentino Fernández y el brasileño Bolsonaro. Uruguay, en tanto, presionaba en contra de los estatutos de Mercosur para poder firmar acuerdos comerciales en solitario. Paraguay, el cuarto socio del bloque, procuraba mantenerse a distancia de las discusiones. La situación comenzó a destrabarse cuando la Unión Europea aplazó la ley de deforestación y alivió los reclamos sudamericanos. Fuentes diplomáticas aseguran que además ha sido clave la decisión de Alemania de avanzar en el tratado.
El cambio de gobierno en Argentina completó un combo propicio para el avance definitivo de las negociaciones. Milei es un ultraliberal que desprecia a Lula, pero ha mostrado cierto pragmatismo cuando se trata de avanzar en asuntos comerciales. Días atrás se desdijo de sus acusaciones contra China, al que consideraba un régimen “sanguinario” responsable de millones de muertes. Ahora, ha dicho que los chinos son “gente que no quiere ser molestada” y “solo está interesada en hacer negocios”. La Casa Rosada necesita con desesperación la llegada de dólares y China no es un socio para dejar de lado. El mismo giro ha tenido respecto al Mercosur, al que siempre consideró un bloque vetusto, más un lastre que un beneficio para el comercio exterior. Milei se ausentó incluso de la última cumbre de presidentes y envió en su lugar a la canciller, Diana Mondino.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.